Los ríos y la humanidad: Metáforas de los poetas
El tema de las aguas ha sido siempre motivo de grandes obras artísticas. La vitalidad y su relación con el ser humano han estado presentes siempre.
Los escritores suelen abusar de esa figura literaria conocida como “metáfora”, la cual establece una relación entre dos cosas distintas (por ejemplo, astuto como un zorro, o la juventud es la primavera de la vida).
Personalmente pienso que son raras las cosas que pueden ser comparadas con otras, pero entre las pocas metáforas que reconozco como auténticas está la famosa “la vida es como un río”. Esta idea, si no me equivoco, fue propuesta por primera vez por el filósofo griego Heráclito, quien dijo que todo cambia, y que las aguas nunca recorren dos veces el mismo lugar.
A continuación, algunos de los grandes poetas que utilizaron esta metáfora como ejemplo de nuestra existencia.
Fernando Pessoa y el valor de la simplicidad
El Tajo es más bello que el río que corre por mi aldea,
Pero el Tajo no es más bello que el río que corre por mi aldea
Porque el Tajo no es el río que corre por mi aldea.
El Tajo tiene grandes navíos, y navega en él aún,
Para aquellos que ven todo lo que no está allí,
La memoria de las naves.
El Tajo viene de España, y el Tajo entra en el mar por Portugal.
Todo el mundo lo sabe.
Pero pocos saben cuál es el río de mi aldea
Y adónde se dirige
Y de dónde viene.
Y por eso, porque pertenece a menos gente,
Es más libre y mayor el río de mi aldea.
Por el Tajo se va al Mundo
Más allá del Tajo queda América
Y la fortuna de aquellos que la encuentran.
Nadie pensó nunca en lo que hay más allá
Del río de mi aldea.
El río de mi aldea no hace pensar en nada.
Quien está en sus orillas, apenas está en sus orillas.
Manuel Bandeira y la comparación de la vida
Ser como el río que fluye
Silencioso en medio de la noche.
No temer las tinieblas de la noche
Si hay estrellas en el cielo, reflejarlas
Y si los cielos se llenan de nubes
Como el río, las nubes son agua;
Reflejarlas también, sin dolor
En las profundidades tranquilas.
Langston Hughes y la cadena universal
Yo conozco los ríos, ríos más antiguos que el mundo, y más viejos que el flujo de la sangre corriendo en las venas del hombre.
Mi alma se hizo tan profunda como los ríos.
Yo me bañé en el río Éufrates, cuando las auroras aún eran jóvenes. Yo construí mi cabaña cerca del río Congo, y sus aguas me ayudaban a dormir. Yo miré hacia fuera del Nilo, y vi las pirámides erguidas en su orilla. Yo escuché la música del Mississippi, y vi sus aguas barrosas brillar como el oro al atardecer.
Yo conozco los ríos; los viejos, polvorosos ríos.
Mi alma se hizo tan profunda como los ríos.