Eficiencia sin fatiga
El título del artículo hace referencia al libro de Narciso Irala que describe ciertas actitudes necesarias para lograr los objetivos sin un desgaste innecesario de energía.
Cuando no se generan hábitos apropiados la persona puede llegar al grado extremo del “surmenage” o agotamiento cerebral que el autor atribuye a diversas causas tales como: una atención muy prolongada, sin suficiente descanso, o por trabajar habitualmente con prisa y ansiedad, insatisfechos de lo que hacemos y preocupados del éxito, o por exigir de nuestras facultades y tiempo mayor rendimiento de lo razonable.
A veces el potencial humano es desperdiciado por falta de restricción en el propio trabajo. El tener constantes preocupaciones hace que seamos menos eficientes y estemos siempre fatigados. Ideas casi obsesivas que buscan mantener el control permanente de la situación van desgastando a la persona e incluso sus relaciones que se vuelven funcionales y centradas simplemente en metas por conquistar. No hay que desperdiciar energías en comienzos estrepitosos y después no ser capaces de mantener dicho ritmo hasta el final.
El cansancio o fatiga se da tanto a nivel físico, psicológico y espiritual, por lo cual se requiere un debido orden y jerarquía para que desde lo más profundo, es decir desde la dimensión espiritual, se vaya ordenando y encaminando tanto la dimensión psíquica como la física. Por ejemplo, cuando no se atiende lo espiritual por una ambición desmedida de alcanzar éxitos, se produce un deterioro en la vida interior y una experiencia de vacío y sinsentido.
Cabe pues preguntarnos cuál es la causa de nuestra fatiga actual y las preocupaciones que nos causan desvelo; así mismo que asuntos que debieran tener una prioridad mayor están siendo desatendidos. De esta forma nuestro actuar tendrá un norte claro que permitirá avanzar sin desgastes en temas superficiales o secundarios, poniendo nuestra mente, corazón y voluntad al servicio de ideales que surgen de una debida reflexión y análisis prudente. Dicha opción permitirá no solo comenzar la obra, sino terminarla adecuadamente, venciendo obstáculos y utilizando los medios y fuerzas proporcionales a cada situación, sin caer en exageraciones o negligencias que afecten nuestro caminar.