Aprender a dormir
Los expertos creen tener una explicación sencilla para el mal humor y la displicencia de los jóvenes: la falta de sueño.
Muchos adolescentes no duermen lo suficiente y eso provoca que sean temperamentales y gruñones. La organización Sleep Scotland (Sueño Escocia) acaba de lanzar una iniciativa para enseñar a los adolescentes la importancia del sueño. El consejo es dormir más de nueve horas durante la noche.
Los investigadores descubrieron que la mayoría de los adolescentes se van a la cama a las 23:00 o incluso a la medianoche. Y lo que los mantiene despiertos es la televisión, los videojuegos, las redes sociales o el internet.
Algunos de los adolescentes encuestados dormían solo cuatro o cinco horas en la noche.
Alimentos sí, sueño no
Los investigadores entrevistaron a varios alumnos de escuelas que participan en el proyecto para aprender a dormir. Lo que encontraron, dice la organización, fue ‘absolutamente escandaloso’.
“No nos sorprende”, dice Fiona Patterson, jefa de salud de Sleep Scotland. “Por eso no pueden funcionar con tan poco sueño”.
Según la experta, dormir suficientes horas mejora el rendimiento académico y deportivo. Por otra parte, dormir poco puede vincularse a la obesidad y a un mayor riesgo de depresión. “No es normal enviar a un niño a la escuela sin una cantidad suficiente de alimento, entonces, ¿por qué los enviamos sin la cantidad suficiente de sueño?”, pregunta Jane Ansell, directora de la organización.
¿Cuántas horas?
“Recomendamos que los adolescentes duerman más de nueve horas”, señala la funcionaria. “Lo que descansan en la noche afecta de forma directa el rendimiento que tendrán en el día. Los jóvenes tienen más probabilidades de sufrir depresión y ansiedad si no duermen lo suficiente. Y las calificaciones cambian junto con los patrones de sueño”.
¿Cómo convencer a los adolescentes de la importancia de dormir temprano? Según Jane Ansell, “por lo general los padres están dormidos y no se dan cuenta de lo que hacen sus hijos”.
Quienes sí se dan cuenta son los maestros, que ven a los adolescentes dormidos en las clases. “No estamos tratando de convencerlos”, indica Ansell. “Intentamos hacerlos conscientes de que es una conducta que pueden cambiar para obtener mejores resultados en su rendimiento deportivo y académico”.
“Sabemos que ‘ordenarle’ a un adolescente que se vaya a dormir no funciona, todos los padres lo saben. Por eso creemos que si se les enseña en la escuela a dormir como parte de un programa de vida sana, podemos evitar los conflictos familiares”, propone la experta. (F)