Crianza con amor

El pediatra español Carlos González estará en Guayaquil para dictar charlas sobre cómo se debe criar a los niños.

Él es autor de varios libros relacionados con la crianza de los niños. Algunos se titulan Mi niño no me come, Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor, Entre tu pediatra y tú o En defensa de las vacunas.

En varias entrevistas que han hecho los medios de comunicación internacionales al pediatra español Carlos González Rodríguez, cuando ha asistido a dictar conferencias, ha dicho estar cansado de que la mayoría de las personas que manejan temas de los niños intente hacer creer que hoy en día están muy mimados y consentidos. Y “eso no es cierto”, aseguró recientemente vía internet a La Revista.

“Los niños de ahora no están más mimados que los de hace un siglo o medio cuando yo era niño. No conozco la situación en Ecuador, pero en España, la mayoría de ellos empieza a ir a la guardería mucho antes de cumplir un año y se queda a comer en ella y más tarde en la escuela. Yo mismo empecé la escuela a los 6 años y no comí fuera de casa hasta la universidad”, dijo.

Nunca antes en la historia de su país, agregó, habían pasado tantos niños tantas horas al día separados de sus padres desde tan pequeños. Y aún hay quien quiere hacer creer a los padres que las pocas horas que ven a sus hijos cada día no las deben dedicar a tomarlos en brazos o disfrutar con ellos, sino a regañarles, imponerles disciplina y dejarles llorar.

Antes, dijo González, los niños pequeños permanecían en casa, al cuidado de sus padres y otros familiares. La escuela empezaba mucho más tarde. No había televisión y, por tanto, los padres nunca decían “cállate que estoy viendo la película”.

En muchos hogares convivían otros miembros de la familia extensa; los abuelos no cuidaban a los niños cuando sus padres no estaban, sino que todos estaban presentes al mismo tiempo.

Tampoco, refirió, había monitores y entrenadores que decían a los niños cómo tenían que jugar o que pretendían llenar de actividades sus vidas, sino que podían jugar libres, divertirse libres y también aburrirse libres. Cuando un niño jugaba mucho no le consideraban malo o enfermo, sino solo ‘movido’ o travieso.

Crianza con apego

El apego, explicó González, es una necesidad básica del ser humano. Todos los niños (excepto algunos casos excepcionales y patológicos) lo tienen, casi siempre con su madre, y por tanto todas las crianzas son con cariño. “Existe el apego seguro y el apego inseguro. Mejor que sea seguro, claro; pero el apego inseguro no es una enfermedad mental”, dijo.

En general, expresó, el 70 o 75% de los niños tiene un apego seguro. Hace cuarenta años, en Estados Unidos, cuando se daba muy poco pecho y estaba ‘prohibido’ tomar a los niños en brazos, la mayoría de ellos tenía apego seguro. Y entre los niños que van todo el día a la espalda de la madre y toman el pecho tres años también hay algunos con apego inseguro. Porque apego no significa “estar todo el día pegados”.

El apego seguro se desarrolla, indicó González, cuando el niño ve que, en la mayoría de las ocasiones, sus demandas y necesidades son atendidas. Lo que no es lo mismo que “darle todo lo que pide” o “tenerlo en brazos todo el rato”. Se puede tomar en brazos a un niño que llora, pero no hacerle caso, no decir “pobrecito, ¿qué te pasa?”, sino “no llores que te pones muy feo” o “qué vergüenza, eres un llorón”.

“Se puede hacer caso a un niño sin tomarlo en brazos, pero estando allí y hablándolo y escuchándolo. Se puede hacer caso a un niño sin darle lo que pide; ‘no, lo siento, no puedes comer caramelos porque son malos para los dientes’ también es una forma de hacer caso, no es lo mismo que ‘deja de molestar de una vez, siempre pidiendo caramelos, no hay quien te aguante’”.

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Libros culpan al niño

En cuanto a que existen muchos libros para papás, mamás y profesionales que indican la manera de criar a los bebés y niños, él manifestó que no se los ha leído todos porque, en efecto, hay muchísimos. “Muchos de ellos, por desgracia, analizan cualquier conflicto como si fuera culpa del niño.

Por ejemplo, explicó, un niño que sigue poniendo los pies en el sofá a pesar de advertencias y castigos es caprichoso, desafiante, tiene un problema de conducta”.

Pero ¿de verdad un padre que llega a gritar, amenazar o castigar a su hijo por algo tan inocente como poner los pies en un sofá es un padre “normal”? ¿Por qué no hablamos nunca de padres caprichosos, desafiantes, con problemas de conducta?

González también comentó que no existe una forma correcta de criar a un bebé, sino cientos. Y también cientos de formas incorrectas. No se puede analizar la crianza como actividad única, sino como un conjunto de actividades, y unos mismos padres pueden hacer unas cosas bastante bien y otras cosas no tanto.

“Algunas actividades está claro que son perjudiciales para los bebés: pegarles, darles azúcar, ignorar su llanto... Otras está claro que son beneficiosas: abrazarlos, consolarlos cuando lloran, vacunarles, darles el pecho... Los pediatras deben saber algo de eso para poder cuidar adecuadamente a sus propios hijos y para poder informar adecuadamente a los padres”.

Por último, mencionó, entre los errores más frecuentes que cometen las mamás o papás en relación con la crianza del bebé y los niños es tener miedo a mostrar a sus hijos cuánto los quieren. Tener miedo a consolarlos, a tomarles en brazos o a prestarles atención.