Cuando termina una amistad
Los amigos no siempre estarán de acuerdo. En el caso de los jóvenes, aceptar esas diferencias e incluso las distancias puede ayudarlos en el proceso de descubrimiento de sí mismos y de los demás.
Para algunos, los momentos que definen una buena amistad son profundos, como quien ayuda durante la pérdida de un ser querido o se instala en el hospital. Para otros, la amistad se basa en pequeños gestos de gran importancia: hablar largo y tendido, ayudar a hacer los deberes cuando todavía no ha hecho él los suyos, ayudar a buscar a un perrito extraviado.
El portal Kids Health preguntó a sus lectores adolescentes sobre su concepto de la amistad, y recibieron miles de respuestas que se resumen en que los jóvenes creen que las pruebas de una verdadera amistad son las muestras de lealtad, sinceridad, confianza o disponibilidad.
Por qué termina una amistad
Muchos de los jóvenes afirman que hacer un buen amigo es casi como añadir un nuevo miembro a la familia, lo que trae consigo ciertos riesgos y ciertas responsabilidades. Y que mantener la amistad no es fácil. Algunas de las razones por las que estas terminan son:
Infidencias: “La amistad es, en cierto modo, amenazante”, afirma María, de 14 años, quien ha confiado secretos a algunas (ahora ex) amigas y se arrepiente de ello. “No son los amigos directamente, sino la idea de la amistad en general. Es como si estuvieras invirtiendo en una persona en concreto, a quien le vuelcas aspectos de tu intimidad, sin saber qué va a hacer con esas confidencias”.
Adulación: A veces, un buen amigo necesita que sean completamente sinceros con él, no aduladores. Gretchen, de 15 años, comenta: “Una amiga de verdad es una persona que te dice lo mal que te queda ese precioso traje rosa de licra que a ti tanto te gusta”.
Distancia: Las amistades no siempre duran para toda la vida. Angélica habla de una relación de amistad que empezó en la guardería. Ella recuerda lo cerca que estaban la una de la otra cuando ayudó a su amiga a afrontar la diabetes, la fue a visitar cuando la operaron de apendicitis y cómo la escuchaba cuando le contaba sus problemas familiares.
Pero su amiga cambió de ciudad hace poco y no le devuelve las llamadas. Angélica se ha enterado de que su amiga sale ahora con chicos que beben y consumen drogas. “Sé en qué te puede convertir este tipo de cosas –dice–, y podría volver a ayudarla. Pero ahora estamos demasiado lejos”.
Relaciones sentimentales: al igual que la distancia, también pueden complicar las cosas. Muchos y muchas adolescentes afirman que sus relaciones de amistad se desmoronaron cuando sus mejores amigos o amigas empezaron a salir o a tener novio.
“Creo que lo mejor que una amiga ha hecho por mí fue que decidió que seguiría siendo mi amiga incluso después de que yo la dejara de lado cuando empecé a salir con chicos guapos –dice Darily, de 14 años–. Y la quiero un montón por haber actuado así… He aprendido la lección”.
¿Se puede reparar?
Si sus hijos están decepcionados o entristecidos después de una pelea que amenaza lo que ellos consideran una buena amistad, aliéntelos a hacer algo al respecto en vez de solo lamentarse.
Que aprendan a usar el poder de una disculpa sincera. Pedir perdón puede hacer mucho por sanar enojos y resentimientos. Requiere valor acercarse y admitir que se hizo algo incorrecto. Pero eso dura un instante, y los resultados realmente valen la pena.
Sugiérales que traten de decir: “Lo que hice el otro día fue realmente insensible. No debí decir eso. No fue justo. Te juzgué, no fui leal, y no me siento orgulloso de eso. Quiero decir que lo siento. Me equivoqué”.
La cosa importante sobre una disculpa es la sinceridad. Los jóvenes tienen que hacerlo porque verdaderamente están tristes por haber herido a la otra persona. Una disculpa no es una manera de proteger una cierta imagen o de conservar la popularidad. Si una disculpa se hace con el afán de beneficiar al que la da, puede que no sea sincera.
Otro elemento de una buena disculpa es la intención de cambiar. Que la persona sepa que no volverá a pasar. Los chicos pueden decir: “Voy a estar más pendiente de lo que pienso y digo en el futuro. Haré un esfuerzo por ser más amable y positivo, y no hablar de nadie a sus espaldas, especialmente si se trata de mis amigos”.
Disculparse en persona es lo mejor. Pero si no pueden ir y tener una conversación en persona, que escriban una carta. Cual sea la manera que elijan de comunicarse, asegúrense de no decir nada que los haga sentir incómodos, nada que no pudieran compartir con otros amigos.
Es probable que los amigos acepten la disculpa. Pero no pasa nada si no responden inmediatamente. Algunos son más rápidos para perdonar que otros, puede que necesiten pensar y superar sus actuales sentimientos, o reconstruir la confianza. Que los jóvenes hagan lo mejor que puedan con la parte que les toca. El resto es potestad de los amigos.
Hábleles de la importancia de que se perdonen a sí mismos y aprendan de los errores. Enfóquense en arreglar la situación, no en recrearla mentalmente. Demasiada autocrítica no los ayudará, ni desear que no hubiera pasado o en lo que pudieron haber hecho si... Supérenlo. Usen la energía en tratar de rectificar las cosas y desarrollar buenas intenciones. (F)
Fuente: KidsHealth.org