El deporte ideal
¿Su hijo habla mucho? ¿Le gusta correr? ¿Trepa árboles? Estos comportamientos pueden ser una pista asociada con la práctica de una actividad física.
Partiendo de la base que el deporte es bueno para la salud luego se abre una encrucijada de caminos que no resulta fácil decidir hacia dónde ir. Este es el dilema al cual suelen enfrentarse los padres para escoger el deporte para sus hijos, en especial en una época en la que cada vez más los niños prefieren actividades sedentarias con dispositivos electrónicos. BBC Mundo ofrece cinco variables para saber cómo elegir.
Edad Diferentes edades significa que los niños poseen diversas capacidades para entender las reglas y absorber información, distinto desarrollo motriz y diferentes niveles de concentración.
Según el doctor Rafael Gutiérrez, especialista en Medicina del Deporte de la Clínica MEDS en Chile, “existen muchos programas deportivos para los niños de edad preescolar, pero que no es en realidad hasta los 8 o 10 años que tienen la capacidad física, pueden mantener la atención por tiempos prolongados y poseen la habilidad de comprender las reglas necesarias para jugar un deporte organizadamente”.
“Un niño practica un deporte, principalmente con una finalidad recreativa, para ocupar parte de su ocio con una actividad lúdica que le divierta”, destacó Gutiérrez.
La doctora Marianne Engle, del Centro de Estudios Infantil de Nueva York, resalta también que los niños menores de 6 años deben estar expuestos a deportes sencillos y a una variedad en la que pueda expresar sus habilidades.
El menú de opciones es muy amplio, pero los pequeños son los que suelen mostrar algún tipo de inclinación, sea por el ejemplo de la familia (el deporte que practica la madre, un hermano u otro pariente) o por la influencia de algún amigo. Es por eso que se debe prestar especial atención durante los momentos en los que juega libremente.
En ese tiempo los niños realizan actividades que podrían determinar su futuro crecimiento en un deporte como saltar, correr, atajar y tirar balones, nadar, bailar, escalar y lo hacen solos o con amigos.
Individual o colectivo La variedad de personalidades desde temprana edad genera un proceso de selección natural. Hay niños que se sientan tranquilos, otros no, hay de los que evitan el contacto físico y quienes tienden a utilizar los pies antes que las manos.
Para Fernando González, traumatólogo y doctorado en medicina deportiva, también es importante entender el desarrollo físico y psicológico del niño, si tiene algún grado de discapacidad, el sexo y los intereses personales para definir el estilo del deporte y el rol que el pequeño desempeñará dentro de él.
¿Elegir el deporte para su hijo ha sido difícil? Coméntenos
Si bien se pueden clasificar los deportes en varios subgrupos por elementos que los van relacionando, hay dos categorías principales: individuales y colectivos. “Los deportes grupales estimulan el trabajo en equipo, la solidaridad, compañerismo, apoyo colectivo. Los deportes individuales resaltan el esfuerzo personal, el sacrificio y una mayor cuota de constancia”, puntualizó González.
En la primera lista se incluyen el fútbol, béisbol, baloncesto, rugby, hockey o voleibol. En la segunda, gimnasia, tenis, natación, esgrima, golf, esquí o equitación. Hay otros que podrían entrar en ambas categorías: ciclismo, vela o bailar.
¿Qué se busca? Muchos niños sueñan con ser profesionales un día, pero ese deseo aparece una vez que los menores conocen el deporte y se hacen aficionados a él. Pero antes de forjar una carrera deportiva, lo que prevalece al principio es la diversión y la serie de beneficios que se logran con el deporte a través de una “multitud de factores”, destacó Gutiérrez.
“Están los directamente relacionados con la mejora de la salud: resistencia cardiorrespiratoria, flexibilidad, fuerza y resistencia muscular y la coordinación”, explicó. “Pero también puede contribuir a incrementar el autoestima y a desarrollar el pensamiento abstracto a través de nociones como velocidad, distancia, profundidad, fuerza, fuerza de impulso y juego limpio”.
González agregó: “Con el deporte los niños aprenden a trabajar en equipo y a ayudarse mutuamente. Aprenden órdenes y reconocen una autoridad fuera de los padres, generan amistades que suelen ser fuertes y duraderas”.
Por eso es importante saber cuál es el objetivo que se busca al escoger un deporte, con el que en muchos casos existirá una relación de por vida, sea profesional o no.
Sin presión El forzar a un niño a practicar un deporte puede tener un efecto contraproducente de rechazo, por lo que es preferible utilizar el estímulo como principal herramienta para que se haga la actividad física necesaria. “Presionar a un niño a practicar un deporte sería un fracaso a mediano o largo plazo, que podría traer consecuencias inesperadas”, alertó Gutiérrez.
“Hay que educarlo en un estilo de vida activo. El entorno físico y social donde vive, las características personales y la influencia familiar son elementos que determinarán que un niño haga más o menos deporte”, reiteró.
Alternativas Los deportes organizados suelen ser la solución de la mayoría de padres para impulsar a sus niños a la actividad física, que se considera necesaria para un desarrollo sano del organismo. Pero estos suelen tener un trasfondo competitivo que también podría acarrear un efecto negativo en el niño, tanto en el aspecto físico por lesiones de gravedad como psicológico (miedo al fracaso, falta de autoestima, rechazo de grupo).
“Más importante que hagan deporte es que realicen algún tipo de actividad física”, aclaró González, quien recomendó que se haga “por lo menos una hora al día y todos los días de la semana”.
Caminar, subir y bajar escaleras, las tareas domésticas, andar en bicicleta, bailar, pasear, trekking, nadar y juegos infantiles que requieran un nivel de actividad física. (F)