Más descanso, mejor rendimiento
Mientras más tarde se levante un adolescente, mejores calificaciones tiene en la escuela.
Esa es la conclusión a la que han llegado varias investigaciones en distintas partes del mundo, particularmente en Estados Unidos y en Reino Unido, y sobre esta evidencia la Academia de Pediatría de EE.UU. acaba de recomendar que todas las escuelas de ese país que tienen alumnos de entre 10 y 18 años retrasen el horario de entrada hasta las 08:30 o más tarde.
La más reciente investigación al respecto, realizada por la Universidad de Minesota, resalta los beneficios de cambiar el horario, tras una investigación en tres estados de EE. UU., que abarcó ocho escuelas y reunió datos de más de 9.000 estudiantes.
BBC Mundo conversó con la autora del estudio, Kyla Wahlstrom, directora del Centro para la Investigación Aplicada para el Desarrollo Educacional de la Universidad de Minesota, quien señaló que “especialmente en los EE.UU. se está repensando el horario de las escuelas, la mayoría de las cuales empiezan a las 07:15, porque hay cada vez más evidencia de los beneficios, y esto está causando mucho debate”.
El estudio encontró que “los adolescentes que entran más tarde al colegio registran mejores calificaciones, les va mejor en las pruebas. También mostraron evidencias de menos depresión y uso de drogas, alcohol y tabaco”.
Pero, además, la investigación señaló que hay menos accidentes automovilísticos que involucren a adolescentes, porque estos están por lo general más alertas.
Las razones
Los expertos señalan que los adolescentes tienen un ciclo de sueño diferente al de los adultos y al de los niños menores de 10 años.
“Los estudios médicos señalan que el cerebro del adolescente registra cambios que llevan a que no pueda dormirse hasta después de las once de la noche y los lleva a despertarse a alrededor de las ocho de la mañana. Esto tiene que ver con el cambio de las hormonas”, dijo Kyla Wahlstrom.
Por eso cuando los adolescentes están en la escuela antes de las ocho de la mañana, “su cerebro aún no ha despertado”, y no es inusual que se duerman en los asientos.
Los científicos señalan que los ciclos de sueño se retrasan hasta dos horas con la llegada de la adolescencia y que lo ideal es que duerman entre nueve y nueve horas y cuarto.
A las ocho de la mañana los adolescentes están aún en la fase de sueño más profundo, e interrumpirlo en ese momento les causa somnolencia durante horas. Esto no solo resulta en calificaciones bajas, sino que “cuando sufren falta de sueño, son más proclives a problemas de depresión, consumo de alcohol y de tabaco y a ser víctimas de accidentes automovilísticos”, explicó la doctora Wahlstrom.
La Academia de Pediatría de EE.UU. es la más influyente organización que se ha sumado hasta ahora a esta recomendación.
Judith Owens, una de las autoras del comunicado de esa entidad señaló que “los beneficios demostrados hasta ahora son generalizados e incluyen mejoría en el desempeño académico, en la salud, en el estado de ánimo y en la seguridad”.
¿Le gustaría que su hijo entre al colegio a las 08:30? Coméntenos
Aún más tarde
En el Reino Unido, los expertos han ido aún más lejos.
Russell Foster, de la universidad de Oxford, quien participó en un piloto al respecto, señala que empezar a las 10 de la mañana sería aún más recomendable.
El piloto, realizado en la escuela de Monkseaton y que incluyó a 800 estudiantes de entre 13 y 19 años, demostró que empezar a las 10:00 a.m. tiene un impacto significativo en el desempeño escolar.
“Cualquier horario es mejor que las ocho de la mañana. Empezar a las 08:30 hará una diferencia, pero comenzar a las 10:00 sería aún mucho mejor”, dijo Russell a la revista británica New Scientist al ser cuestionado sobre la recomendación de la Academia estadounidense de Pediatría.
Pero tanto en EE.UU. como en otros países como el Reino Unido, hay mucha resistencia a acoger el cambio de horario. Una de las razones es la dificultad de combinar un nuevo horario con la jornada laboral de los padres.
Según la doctora Wahlstrom la resistencia tiene que ver con muchos factores como por ejemplo la organización del cuidado de los niños, cómo afecta al horario de los autobuses que recogen a los estudiantes, y la renuencia del personal de las escuelas que tendrían que terminar más tarde.
Pese a esto, aún organismos del Estado se están planteando en Estados Unidos una revisión del horario, aunque las autoridades han enfatizado que la decisión debe realizarse a nivel local. La evidencia médica sobre cómo funciona el cerebro de los adolescentes parece cada vez más convincente. Pero no está claro que las escuelas y el resto de la sociedad estén listos para ajustarse al reloj biológico de los adolescentes.