Asistencia a un congreso
Desde Machala, provincia de El Oro, nos escribe doña Aura. Ella es una lectora que solicita orientación porque debe ir a Quito a un congreso de su especialidad (no especifica cuál) y quiere tener la seguridad de que su asistencia a este encuentro sea de lo mejor, porque representará a la empresa donde trabaja.
Felicitaciones, doña Aura, por su interés en ser parte de la política de la empresa. El mundo de hoy nos conduce a cumplir determinados estándares y este no es un asunto de segundo orden.
Entonces, comenzamos:
• Todos los asistentes a un congreso merecen iguales consideraciones, por lo tanto, no ponga ni la carpeta ni su cartera en el asiento contiguo para “guardar puesto”. Esto es una grosería. Recuerde que nosotros vivimos en el mundo, pero el mundo no es nuestro.
• Mantenga siempre a la mano sus tarjetas de presentación; es el momento idóneo para intercambiar con la gente afín a su profesión. Pero este no es el pasaporte para comenzar a enviar mensajitos, o cadenas de oración y mucho menos chistes de doble sentido. Sea prudente y mantenga una respetable distancia.
• Si va a intervenir en el plenario, ajústese al tiempo asignado y al contenido que debe haber enviado con antelación. No se ponga a saludar, desde el podio, a los amiguitos que recién encuentra ni a mandar besitos volados a nadie.
• Su apariencia debe ser nítida. En la Sierra no se usan zapatos blancos, esto está bien para el clima tropical. Busque sus medias nailon y calzado oscuro, de acuerdo con su atuendo general. Zapatos cerrados, los clásicos, no zapatillas, ni plataformas.
• El maquillaje debe ser neutro; recuerde que este no es el fashion week, aquí se destacan su talento y su participación profesional, no los colores en el rostro.
• En este tipo de eventos, para las comidas se elige preferentemente las mesas redondas. Si no hay sitios asignados previamente por los organizadores, usted puede ubicarse en cualquier lugar.
• Luego de comer, si no tiene posibilidades de cepillarse los dientes, por ningún motivo se quede más de tres minutos con el chicle en la boca. Tome una servilleta y deposítelo en cualquier tacho de basura.
• Si después del coctel inaugural se encuentra en los pasillos del hotel con un señor que por pasarse de tragos, al caminar, parece una araña fumigada, cédale el paso. Al día siguiente, evite hacer comentarios.
Respeto, urbanidad y profesionalismo, éxito asegurado. (O)