El atractivo de las canas
Las personas que aceptan sin avergonzarse que su cabello se está poniendo blanco son más felices, sabias y naturales.
Cuando Mariana Pérez, de 61 años, era joven, su abundante cabellera lucía de color negro. Pero al entrar a los 24, esta fue cambiando con el surgimiento de las primeras canas hasta quedar completamente blanca a los 35.
Ella jamás se avergonzó de tenerlas y tampoco le pasó por la mente ocultarlas con algún tinte. Al contrario, le encantaba que le hicieran halagos al respecto. Todo el mundo le decía: “¡Qué bonitas canas! ¡qué bonito cabello! o le preguntaban ¿qué color de tinte usas?”.
Mariana dice que nunca se ha sentido vieja por tener la cabellera blanca, ya que su espíritu es más joven que el de otras personas que tienen menos años.
Comenta, además, que aunque sus hijos siempre le han dicho ¡píntate las canas!, ella se ha negado y les ha enseñado que es mejor amarlas, porque son parte de su naturaleza.
Relación con la vejez
Según la psicóloga clínica Glenda Pinto, tener canas no siempre es bien aceptado por la mayoría de las personas, ya que las relacionan con la vejez.
Incluso la sociedad tiende a rechazarlas producto de una invasión a nivel publicitaria, al decir que el ser más joven proporciona mayores oportunidades de lograr los objetivos deseados, sobre todo para alguien que pasa de los 35.
Esto provoca que al aparecer las primeras canas, especialmente en las personas jóvenes, les asuste. Pero no debe ser tomado así, sino como parte del ciclo natural de la vida. “El problema no está en las canas, sino en el concepto de vejez que erradamente mucha gente tiene. La relacionan con deterioro, inhabilidad, incapacidad y no con sabiduría y experiencia que puede ser muy útil”.
Aprender a aceptarlas
Tener canas, expresa el neuropsiquiatra Pedro Posligua, no son un indicador ciento por ciento de envejecimiento, ya que muchos niños o jóvenes las tienen prematuramente debido a su genética.
También aparecen por alguna situación biológica y estrés. Hay gente que tiene enfermedades metabólicas o de hipotiroidismo, entre otras. O poseen grandes preocupaciones, no solo por exceso de trabajo, sino por problemas personales. Entonces el cabello se encanece enseguida.
“Los individuos deben aprender a aceptar las canas y sentirse orgullosos de haber vivido y sobrevivido durante todas las contingencias existenciales y ser dueños de la experiencia”.
En la cultura asiática, agrega, los japoneses, por ejemplo, tienen una veneración por las canas y se sienten orgullosos de estas, porque significa la sabiduría que han tenido a través de los años. Sin embargo, en nuestra cultura, a veces, de manera exagerada la gente canosa se siente muy apremiada por la pigmentación del cabello.
Hay quienes sufren de dismorfofobia, que consiste en sentir un temor excesivo y patológico. En este caso es miedo a la presencia de las canas.
Sin embargo, dice Pinto, quienes las aceptan es porque tienen una personalidad muy segura, formada e integrada y sin mayores falencias. Son capaces de decir tengo tantos años y no me avergüenzo de ello. Son seres más felices que se aceptan a sí mismos. Además, poseen una fuerte autoestima, se preocupan por su desarrollo personal y toman el paso de los años como un ciclo natural que va llegando.
“No estoy en contra del arreglo personal, pero si alguien quiere ocultar las canas, debe hacerlo sin exagerar y no drásticamente, ya que de ser así está demostrando que su inseguridad le está afectando”.
Lo fundamental, manifiestan los entrevistados, es aprender a aceptarlas y saber lucirlas, ya que en alguna parte siempre hay personas que les resultan muy atractivas.