Con la cuñada
Lucía es una lectora que escribe desde Canadá. Dice que lo hace por internet porque cuando vivía en Ecuador leía esta columna con su hija Ana Luisa (19 años), quien ahora decidió radicarse en Montreal.
La señora refiere que en dicha ciudad vive su cuñada, la hermana querida de su esposo y que él insiste en que la visite. La situación se ha complicado porque su cuñada ha celebrado su cumpleaños, y conociendo que ella ya había llegado allá, no le participó de tal fiesta. La pregunta puntual de ella es: ¿A quién le corresponde llamar? Al tiempo de agradecerle a nuestra lectora por sus generosas expresiones, voy a plantear varias interrogantes y escenarios:
¿Con cuánta anticipación anunció usted su viaje?
¿Estableció comunicación con su cuñada para comunicarle etn qué fecha estaría en esa ciudad? Lo apropiado era llamarla y anunciarle con la debida antelación. No podemos esperar que las cuñadas tengan una bolita de cristal para conocer de nuestros pasos.
A la persona que viaja le corresponde comunicar la fecha de su arribo y de partida.
Si ha sido huésped, o sea que ha llegado a casa de algún familiar, es a usted a quien le corresponde llamar a agradecer por la hospitalidad recibida, cuando ya esté de regreso en su ciudad natal.
Para el futuro, un detalle de cortesía es dejar una notita escrita a mano, agradeciendo por el tiempo compartido. Si está a su alcance dejar bombones, una botella de vino, o flores, siempre serán bien recibidos.
No desaproveche la oportunidad de establecer mejores relaciones con su cuñada. La familia política puede aportar, a veces, con verdaderas hermanas, siempre que no haya rivalidad ni competencia.
Recuerde que los cuñados son los tíos de nuestros hijos; esto significa lazos consanguíneos.
Sea prudente, no pregunte ni trate de escarbar sobre situaciones incómodas o que puedan molestar.
No suponga nada, ni haga conjeturas; sea concreta, hable, comuníquese, hágalo con tacto, sin herir a nadie, recuerde que su esposo está en la mitad.
Una forma saludable de vivir es llevar “la fiesta en paz”, por el bien suyo y el de la familia. (O)