Invitados a la fanesca
Mi amiga Pepita suele invitarnos a comer fanesca en su fabulosa residencia. Así, los granos frescos que han viajado desde la serranía se cocinan y se degustan al susurro de las olas, al pie de un acantilado.
Como sabemos, el bacalao, principal ingrediente de esta preparación, que ha pasado por un proceso similar al de la cecina, secado al sol, cubierto con sal, es una de las prácticas prehispánicas que engrosan el gran saber, y los sabores, de nuestra cocina ancestral.
La costumbre en Ecuador es preparar una gran cantidad de fanesca para compartirla con familiares y amigos, dándole de esta manera continuidad a nuestra cocina patrimonial. La mejor forma de atender a muchos invitados es disponiendo los alimentos en la mesa, igual que el servicio de bufé, para que cada quien seleccione y deguste lo de su agrado.
• Se deben colocar los platos soperos, igual que los tendidos, en un número no mayor a doce, no solamente por estética, sino por seguridad. Junto con los platos deberán estar cucharas y servilletas, que si son de tela o de papel, va a depender del tipo de arreglo que decide la anfitriona.
• Si se cuenta con una mesa auxiliar, en esta pueden estar los vasos y/o copas, según las bebidas que vayan a servir de acompañamiento; si no es así, se designa un espacio en la mesa para los cristales.
• Cuando la anfitriona dice: “Pasen a la mesa, por favor”, es el momento de la verdad. Hay que obedecer la más cordial de las órdenes: vamos a comer.
• Respete el orden que la dueña de casa ha dispuesto.
• No sirva dos platos simultáneamente. Deje que su media naranja vaya a servirse a su gusto.
• Sírvase con moderación, recuerde que siempre hay la oportunidad de volver por más.
• Si la fanesca está en una sopera, utilice el cucharón para servir a su plato. No introduzca su cuchara a la sopera, para probar.
• Si además de fanesca hay humitas o torta de choclo, cada producto debe presentarse y servirse por separado, en recipientes independientes.
• Luego de servirse, busque un lugar para comer. Esta vez, la mesa ha sido un exhibidor. No altere la presentación.
• Nunca pida “una tarrinita para llevar”.
En gastronomía, la fanesca, igual que la fabada, está considerada como un gran potaje. ¿Y qué me dicen de la feijoada? ¿Y de la cassoulet? Mmm… ya me dio hambre. Creo que la abstinencia cuaresmal ha llegado a su fin, pero la invitación de Pepita todavía no ha llegado…