¡¿Y ese chicle?!
De todas las golosinas conocidas, la más popular y difundida, sin lugar a dudas es el chicle o goma de mascar. Los encontramos en cualquier parte del orbe terrestre, menos en Singapur, donde está prohibido su consumo por considerarlo insano y atentatorio contra el medio ambiente.
Los hay en una multiplicidad de sabores, tamaños y colores; están adicionados de jarabe de maíz y aromatizantes, que son con los que nos guiñan el ojito y vamos tras ellos: menta, eucalipto, canela, banano, miel, jengibre, cardamomo o anís; solamente para citar algunos de los atractivos sabores con los cuales refrescamos la cavidad bucal: Pero…
Revisemos quiénes no deben mascar chicle.
• Secretarias. Ellas son casi casi la “tarjeta de presentación” de la empresa. Cuidado con hacer explotar bombas y bombitas.
• Recepcionista. Su función es responder el teléfono y ninguna persona que hable por teléfono debe tener chicle en su boca.
• Modelos. Lo lamento. He visto en pantalla a una guapa modelo a quien poco se le entendía pero mucho se le veía su chicle.
• Actores y actrices. Bueno… un buen director no permitiría que nadie de su elenco hable con un chicle en la boca. Menos leer un parlamento… y mucho menos, salir así a escena.
• Docentes. De primaria, secundaria, universitarios, masterado, Ph.D. o doctorado. Ningún docente debe impartir clases con su chiclecito bailando.
• Estudiantes. Tampoco pueden ingresar al aula con el dulce sabor del látex en su boquita. Si va a clases, no contribuya con el desaseo de dejar pegada bajo el pupitre la bolita que antes endulzó su boca.
• Si va a un restaurante y todavía no se ha retirado el chicle, le sugiero que cuando vaya al baño, a lavarse las manos antes de comer, deje el chicle en el tacho de basura. ¡No! No lo escupa delante de los otros comensales. Es tan desagradable, como todos los escupitajos.
• Médicos. Imagínese qué impresión se llevaría del respetable galeno en quien usted tanto confía. Y todo esto sin contar que no está en el quirófano.
• Operadores turísticos. Trabajar para la industria sin chimeneas nos convierte en socios estratégicos del desarrollo del país. Nadie que atienda a un turista en un hotel, restaurante, agencia de viaje o como guía u operador, puede ir mascando chicle.
• Locutores radiales, presentadores y animadores televisivos.
Entonces… ¿nadie puede mascar chicle? Por el contrario, todos podemos. Sobre todo ahora que los hay biodegradables y para diabéticos. Vaya y disfrute del sabor refrescante, ocasionalmente. O tanto como su buena conservación dental se lo permita.