Al rescate de las habilidades blandas

15 de Abril de 2018

Estas cualidades distan de ser débiles y tienen el interés de quienes investigan el futuro de los negocios.

¿Pesimista u optimista? Tal vez nunca le han hecho esa pregunta en una entrevista de trabajo. Pero la investigación reciente apunta a que, para sobrevivir en el mercado laboral del futuro, rasgos como el optimismo son indispensables, de acuerdo con el estudio El futuro del trabajo: Estrategias de empleo, habilidades y fuerza laboral para la cuarta Revolución Industrial, que desarrolla hasta ahora el Foro Económico Mundial.

Actualmente, en 6 de 10 ocupaciones, más del 30% de las actividades se pueden automatizar. Cinco millones de empleos cesarán antes de 2020, a medida que la inteligencia artificial, la robótica y otros factores socioeconómicos reemplacen la necesidad de trabajadores humanos. Y más de 2,1 millones de puestos se crearán como parte del cambio. La habilidad de adaptarse al avance tecnológico es una de las más nombradas.

Igual pasa con la disposición para reaprender o entrenar. Para 2030, del 8 al 9% de la fuerza laboral del mundo, que actualmente llega a los 2 mil 660 millones de personas, estará involucrada en nuevas ocupaciones, aún no aplicadas.

La mayoría de esos trabajos estará en áreas especializadas de la arquitectura, ingeniería, matemáticas y computación. Pero tendrán mayores probabilidades de éxito y recompensa quienes puedan construirse paquetes de las habilidades más buscadas. No las tareas matemáticas solas, que fácilmente pueden automatizarse, sino aquellas especialidades que usted sea capaz de combinar con sus destrezas sociales.

Identifique sus fortalezas

En el mundo empresarial, sobre todo en las áreas de talento humano y psicología organizacional, se habla cada vez con más frecuencia de las habilidades blandas o soft skills. El educador y doctor en Administración de Negocios Gabriel Rovayo explica que este término está relacionado con el cociente de inteligencia emocional, “el conjunto de habilidades sociales, comunicación, lenguaje y hábitos personales que caracterizan las relaciones con otras personas, incluyendo el sentido común y una actitud flexible y positiva”.

En suma, habilidades no cognitivas, que no se adquieren en la educación convencional, que no tienen acreditación académica, que no se remuneran porque se dan por sentado (hasta que faltan) y que requieren otro tipo de entrenamiento, que empieza en la infancia y con la familia.

Las habilidades blandas, señala Rovayo, se han vuelto relevantes recientemente por investigaciones sociales estadounidenses que han determinado que la responsabilidad, perseverancia, llevarse bien con otros, motivación y autocontrol están altamente correlacionados con los niveles educativos futuros y el éxito, entendido como mayores ingresos, tasas de empleo, resultados de salud y prevención de comportamientos delictivos.

“Dos estudios recientes del Banco Mundial (2014) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2015) encontraron asociaciones positivas entre las habilidades socioemocionales o blandas y los resultados en la vida, fuera de ese país norteamericano”.

EL PERFIL DEL OPTIMISTA

Los expertos lo tienen muy claro: el optimista no es ingenuo, sino que tiene una visión enfocada en soluciones y resultados. “Tiene la confianza de que las cosas van a ser mejores, espera lo mejor de los demás y de las circunstancias. Frente a un problema o pérdida, no centra la atención en lo que perderá, sino en lo que ganará y aprenderá”, dice Llanos. Decide ver lo positivo.

El optimista no está exento de tomar precauciones o medidas frente a las amenazas, tampoco es impulsivo e imprudente. “Analiza la situación, ve las posibles opciones y siempre encuentra una vía posible de solución. Por lo general”, comenta la psicóloga, “las personas más optimistas tienen una fe superior a sus limitaciones”.

El optimista no se engaña: es proactivo. Rovayo dice que esa proactividad es ver el lado bueno incluso de lo menos favorable y no dejar los resultados a la suerte. “Mientras tengamos nuestras capacidades en buenas condiciones, nada nos será imposible”. Lo contrario es pensar que vamos a lograrlo todo solo a través de la fe, sin levantar ni un dedo para lograrlo.

Panorama humano

La opinión de Rovayo es que nuestro medio no ha estado preparado para hacer selección de personal por habilidades personales, sino que casi siempre se lo ha hecho en base a los títulos y certificaciones universitarias. No se desarrolló lo que él llama “una visión panorámica de las personas y su potencial”, a pesar de que siempre han existido personas que han poseído aquello a lo que se le suele decir carisma.

“Creo que a los niños y adolescentes se los educa con base en la teoría y en un mito: que se los está preparando para desempeñarse profesionalmente”, subraya, cuando la realidad es que para prosperar en el mundo que encontrarán al crecer, necesitarán tener competencias reales y ser aptos para poder poner en práctica sus habilidades en cualquier campo de su vida.

La psicóloga clínica y doctora en Administración de Empresas Mónica Llanos Encalada expresa que las habilidades socioemocionales son parte esencial del perfil de quien se relaciona permanentemente con otros, especialmente en mandos medios y altos, “pues es necesario no solo ser jefe, sino líder, y generar un ambiente de confort y buenas relaciones”.

En la práctica, reconoce, imperan los paradigmas tradicionales: presión, exigencia y trato coercitivo. Sin embargo, defiende, a nivel mundial se evidencia que las organizaciones que tienen éxito son aquellas que se han preocupado del bienestar integral de sus colaboradores y han puesto atención al desarrollo de habilidades blandas desde la alta dirección hasta niveles básicos.

“El secreto para un futuro brillante parece estar en la flexibilidad y en la habilidad de reinventarse”, dice John Williams, el líder de la división Gente y Organización de PwC (la firma de consultoría PriceWaterhouseCoopers). “Si usted cree que el futuro está en las Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas, y eso le interesa, entrene en ese campo. Pero esté listo para considerar si el mundo necesita tantos programadores”. Si por el contrario, ha prosperado en su negocio al construir fuertes relaciones con los clientes, imagine cómo aplicaría esa capacidad fuera de su carrera actual. “Intente pensarse como un conjunto de habilidades, y no como un rol o profesión definida”. (D.V.)

CONGRESO EN ECUADOR

El 21 y 22 de abril se realizará en Quito el I Congreso de Internacional de Psicoterapia Estratégica Breve, organizado por Neuro Corp y PIAC, con el aval de la Sociedad Ecuatoriana de Psicología y Psicoterapia Basada en Evidencias (Seppbe). Dará la clase magistral el doctor Giorgio Nardone, confundador y director del Centro de Terapia Estratégica de Arezzo, Italia.

 

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