Ejecutivas con hijos
Las mujeres que eligen desarrollar a plenitud una carrera y tener una familia no necesariamente tienen que sacrificarse en el proceso.
Hay una carga social y emocional fuerte en cuanto a la mujer ejecutiva, dice la psicóloga clínica Cecilia Chávez-Bowen de Larrea. Por un lado, está el temor de ciertos varones de ser sobrepasados por su pareja y por otro lado, la mujer puede sentir que descuida el hogar por dedicarse a posicionar su carrera.
Lo ideal, dice la especialista, es respetar el tiempo de cada actividad, algo que puede cumplirse si se aprende a separar esas dos áreas de la vida. “En el trabajo debe darse el ciento por ciento y dejar fuera los problemas familiares; al llegar a casa, no debe llevarse tareas ni problemas de la oficina”.
Chávez-Bowen explica que hay momentos claves en los que el trabajo puede recibir prioridad: al inicio de un proyecto, hasta posicionarse en un cargo o en momentos de crisis económica, “pero debe luego retomarse la prioridad del hogar. En el trabajo nadie es indispensable, en el hogar cada integrante es único”.
Libertad y seguridad
María Gabriela Blum (39) es intendente de comunicaciones de Puerto Limpio desde hace 10 meses. Ha trabajado desde el quinto año de secundaria, pues junto con su hermana gemela, María José, fue animadora del programa infantil de televisión Nube Luz.
“El trabajo me encanta. Dignifica a la mujer y le da libertad y seguridad. Cuando no tienes familia, los logros son personales. Pero ahora trabajo para ellos”, que son Javiera de 15 años y Matías de 5.
Dice que ha tenido suerte de que le permitieran combinar los roles de ejecutiva y de mamá, pues en emergencias y momentos importantes ha podido salir de la oficina. “Si estás tranquila en lo personal, eres más eficiente. He aprendido que cuando manejas grupos y jefaturas, la clave es armarse de un buen equipo que sea el soporte”.
María Gabriela no cree que se pueda ser ejecutiva y mamá perfecta. “Lo que sí puedes es priorizar y dar lo mejor en el frente en que te encuentres. Que la empresa sepa que tus hijos son la prioridad, pero que también reconozcan que en horas de trabajo pueden confiar ciento por ciento en ti”.
Desarrollar el talento
“Si dejara el trabajo, creería que me falta algo. Me gusta estar en movimiento, la responsabilidad”, afirma Paula Rumbea (35), gerente de marketing de Panasonic Ecuador. Va a cumplir 3 años en el cargo, la edad de su hija María Paula.
Pero su vocación inicial fue otra. Hizo ballet desde los 6 años y fue primera bailarina del cuerpo del Teatro Centro de Arte. Al graduarse de ingeniería comercial, sus padres le hicieron ver que la danza era una carrera efímera. “En esa época no lo entendí, ahora les agradezco”.
Del ballet retiene la constancia y la disciplina, que le sirvieron al reintegrarse a su actual trabajo, luego del nacimiento de su hija, cuando le comunicaron que me iba a hacer cargo del departamento de mercadeo. “Los primeros meses fueron una prueba. Pero me considero una persona de retos y creo que todo es organizarse. Hacia allá deberíamos ir, porque una persona que está contenta con su entorno familiar, rinde mejor en el trabajo”.
Paula comenta que a menudo escucha que las mujeres son espectaculares para trabajar. Que el problema es que quedan embarazadas y tienen hijos. “Si lo miramos fríamente, sí, pedimos muchos permisos”, reflexiona, “pero pienso que todo eso sucede para desarrollar dotes de administración”.
Proyectos personales
Kristel Álvarez (31) es relationship manager de la agencia de publicidad Maruri desde hace 3 años, y su hijo Thiago está a días de cumplir esa edad.
“El niño no suele venir mucho (a la oficina), la vida de agencia es complicada y no tiene horarios, nos quedamos hasta las 20:00 o 22:00; hay rodajes, campañas y artes que entregar”. Kristel creció profesionalmente en el ambiente publicitario y ha recorrido la agencia en varias funciones. “Mi deber es tener una visión de 360º de la empresa y del negocio”.
Asegura que trata de replicar en su familia lo que aprende de los clientes en temas de seguridad, salud y prevención. “A la vez soy el target de mis clientes, madre, ejecutiva, ama de casa. Puedo ponerme en los zapatos del consumidor”.
Ella tiene algo a lo que llama su hobbie, el trabajo de los sábados. “Soy maquilladora independiente. Los horarios son flexibles, viernes o sábados por la noche, y no se cruzan con la oficina ni con la casa. Mis papás y mi esposo se quedan con Thiago y saben cuidarlo. Mi esposo entiende el trabajo que tengo y me apoya en todo”.
Para ella, la felicidad está en el balance, en hacer cosas que le gustan. “Cumples con tu trabajo, cumples con tu familia, persigues tu sueño, sirves a la comunidad”. Año a año, Kristel hace sus propósitos, que ahora son dar más tiempo a sus padres y capacitarse tanto en publicidad como en maquillaje. “El próximo año quisiera viajar a Cannes y seguir aprendiendo, son temas que me apasionan y hasta cuando pueda, quiero seguirlos cultivando”.
Sin sacrificios profesionales
Chávez-Bowen no es partidaria de horarios estrictos, sino de ser equitativos con el tiempo: el del trabajo, el de los hijos, el de la pareja y tiempo personal. Si no se organiza, cada actividad será desgastante.
Parte de la organización significa ceder en muchos aspectos, pero no de manera permanente, ni solo la mujer. “Sacrificarse no es la solución. Hay que aclarar las expectativas que ambos tienen. Si la pareja es machista, va a ser difícil disminuir la carga de trabajo en casa. Esto va a generar peleas, posiblemente”.
Un tiempo en casa es positivo, estima la psicóloga, para criar a los hijos en sus primeros años, pero con trabajo a medio tiempo, para no salir del campo productivo. Los avances tecnológicos hacen que esto sea cada vez más factible. Llevar una dieta sana, ejercicio y sentirse amada y valorada es indispensable para asumir varias actividades.
“Su forma de ver la vida es importante, si está llena de prejuicios, va a sentirse culpable por abandonar a sus hijos o descuidar a su pareja”, advierte Chávez-Bowen. “Y eso le causará conflictos de trabajo. No disfrutará sus éxitos. Y en casa, si no ejerce su profesión, puede llegar a sentir que se desperdicia y ver el cuidado de sus hijos como una carga, dejando el placer de la maternidad”.
Tiempo para todos
María Gabriela Blum dice que la comunicación con su hija adolescente fluye, aunque ahora le toca sumarse a los planes con las amigas de la joven. “Los niños pequeños, en cambio, quieren a mamá, y les cuesta entender que estás trabajando. Entonces Matías me acompaña a los eventos”.
“Nuestros horarios son bastante exigentes y nos damos forma de compensarlo”, señala Paula Rumbea. “El concepto del lugar donde trabajo es pensar en las personas antes que en los productos. Cuando la niña empezó el preescolar y pasó por un proceso de adaptación, me dieron facilidades para mover los horarios y así no tener que dejar el trabajo ni a mi hija”.
Paula se levanta, va al gimnasio a las 06:00, lleva a su hija al jardín y se dirige a la oficina. Sale al medio día para recoger a la niña. “Canjeo mi hora de almuerzo por salir a buscarla y pasar un ratito con ella. Llego a la casa tarde (20:00) y en el instante en que entro, el tiempo es de ella”.
Thiago está en maternal. “Me levanto, desayuno con él, lo visto y lo llevo al maternal”, relata su mamá, Kristel. “Regreso a casa en la noche. Mi trabajo me absorbe mucho, y tengo la ventaja de contar con mi familia, mi esposo y la niñera que ha estado con mi hijo desde los 3 meses”.
Kristel cree en la calidad. “Puedo trabajar mucho de lunes a viernes, pero los fines de semana me organizo con mi esposo para dedicarnos a él. Salimos al parque, al centro comercial, visitamos a los abuelitos. Mi respiro es Thiago, estar con él reconforta. A medida que crece, la paso mejor con él. Es mi compañerito”.
Cada mujer debe encontrar su balance, señala Chávez-Bowen No debe esperar ser como otras. “Converse con su pareja y con sus hijos conforme van creciendo y logre que sean un equipo con usted y no un obstáculo para sentirse realizada”. (F)