En casa y el aula: Enseñar con alegría
El juego provoca creación, imaginación, exploración y fantasía. Cuando se lo aplica en el aprendizaje, este queda grabado positivamente e incide en las características esenciales de la personalidad.
A los educadores –padres, líderes y maestros– hay que enseñarles, como regla básica, que lo que aprendemos con amor y alegría es lo que nos hace mejores personas, señala la psicóloga educativa Marjorie Parra Rivera. Y agrega que el arte de enseñar jugando tiene que ver mucho con las ganas y el compromiso de quien lo imparte.
Cuando el aprendizaje se da en un ambiente de alegría, refiere, los educandos se forman felices y nobles. Por ello, los padres tienen la tarea de educar con alegría desde que el bebé está en el vientre materno con canciones, palabras de amor, cuentos y otras formas, de tal manera que el niño sienta el amor y el interés desde antes de su nacimiento, y cuando nace se debe continuar en la misma línea, estimulándolo con amor.
El juego, aliado en el aula
Tulia Ocampo Gaviria, en el blog.numerosyletras.com, al referirse a la importancia del juego en la enseñanza-aprendizaje, señala que a pesar de que se reconoce que el juego ayuda a potenciar el aprendizaje escolar, este tiende a desaparecer dentro de las aulas durante la educación básica primaria y secundaria, relegándose a los recreos y a la clase de Educación Física.
Insiste en la importancia del juego para el desarrollo tanto socio-emocional como cognoscitivo de los niños al pedir a los educadores promover la utilización de juegos dentro del programa escolar, teniendo en cuenta que los que se utilicen deben cambiar de acuerdo con las necesidades de desarrollo y de aprendizaje de los niños, ya que estas se modifican a medida que ellos crecen.
Por ejemplo, durante los años preescolares es necesario favorecer los juegos simbólicos y socio-protagonizados, mientras que los niños más grandes requieren de un mayor número de juegos con reglas.
Esto no significa que no se deba iniciar a los niños preescolares en los juegos con reglas ni que los juegos simbólicos desaparezcan durante los años de educación básica, pero las propuestas que hagan los maestros deben adaptarse a las necesidades de sus alumnos y a las exigencias de los programas académicos.
Favorece el desarrollo intelectual
La Mcs. Mónica Chica García, coordinadora de Planeamiento y Gestión del Instituto Tecnológico Sudamericano, señala que el juego es un aliado estratégico del aprendizaje.
Refiere que expertos en el campo de la psicología infantil, la pedagogía, sociología y la docencia coinciden en que las estrategias ideales que se deben incorporar en los trabajos de aula son las actividades lúdicas, ya que presentan un sinnúmero de posibilidades educativas que contribuyen a la mejora y construcción del niño como ser humano y miembro social activo.
Manifiesta que el juego favorece el desarrollo intelectual, pues el niño aprende a prestar atención en la ejecución de la tarea, a respetar las reglas y su turno de participación, a memorizar, a razonar, etcétera.
A través del juego, sus procesos de pensamiento se activan, desarrollan y automatizan hasta lograr ser conceptual, lógico y abstracto; en otras palabras, el juego dirigido tributa al desarrollo del pensamiento lógico, divergente, crítico y creativo.
Cita a Piaget para expresar que “el juego infantil es una actividad cultural que desarrolla la inteligencia”. De esta manera, dice Chica, los juegos armónicamente combinados, dirigidos y evaluados responden a los tres niveles de la estructura del pensamiento: sensoriomotor, representativo y reflexivo.
“La cultura aliada con la inteligencia se cohesionan en el periodo inicial de la vida como formas lúdicas, provocando una sinergia que da origen a la formación holística como un ideal alcanzable”, indica Chica. Por ello, “el niño necesita jugar para tener placer, goce, para aprender y comprender el mundo”.
El juego es determinante en la escuela y contribuye enormemente al desarrollo intelectual, emocional y físico. A través de este, el niño controla su propio cuerpo y coordina sus movimientos, organiza su pensamiento, explora el mundo que lo rodea, autorregula sus sentimientos y busca alternativas para resolver sus problemas emocionales. En definitiva, se transforma en un ser con habilidades sociales correctamente instauradas.
La actividad mental en el juego es continua y, por eso, en la medida que el docente diseñe y ejecute estratégicamente las actividades lúdicas, ayudará a que el niño logre su coordinación psicomotriz, su desarrollo y perfeccionamiento sensorial y perceptivo, su ubicación en el espacio y en el tiempo.
Partiendo desde el interés propio del niño y la niña, combinado con el acompañamiento de la maestra en cada actividad lúdica se lograrán mejores niveles de socialización, identificación de liderazgo, fortalecimiento de estructuras poco empáticas, que directamente mejorarán sus niveles de atención, planeación y orden en la ejecución de la tarea escolar, brindando así atención integral y fortaleciendo sus habilidades cognitivas y afectivas, sostiene Chica.
En internet se pueden encontrar muchos sitios webs con canciones, adivinanzas, cuentos y variados juegos dirigidos a niños de diferentes edades, como por ejemplo: http://www.pipoclub.com/