La presión de la apariencia
Muchas niñas sufren trastornos alimentarios por temor a ser gordas, lo cual perjudica la buena nutrición que necesitan para pensar y aprender.
Desde muy temprano, padres, maestros y medios de comunicación enseñan a las niñas que su valor como persona está determinado primordialmente por su rol reproductivo, su delicadeza, belleza, delgadez y no por su inteligencia, asertividad, creatividad y capacidad crítica o de liderazgo.
A los 6 años, una niña ya comprende que su apariencia física es un aspecto vital de su identidad.
La autoestima y la autoeficacia (creencia en la propia capacidad de alcanzar las metas que uno se propone) están asociadas a la capacidad de tener aspiraciones, de determinar metas que consideramos importantes y de actuar en consecuencia, transformando los recursos y oportunidades a disposición en resultados deseables.
Clara Alemann, en el blog ‘Primeros Pasos’ de la División de Protección Social y Salud del BID, plantea que se deben crear entornos de aprendizaje, familiares y sociales, que fortalezcan la confianza de cada niño o niña, en los que su valor radique en quiénes son, no en su belleza física, su fortaleza, o en cumplir con mandatos sociales rígidos.
Ella cree que es importante sensibilizar a educadores y padres sobre el rol que juega el género en el desarrollo de los niños, y propone algunas prácticas que madres, padres y educadores pueden usar para estimular la confianza de niños y niñas:
- Valoremos ante todo cómo es una niña (sus ideas, decisiones, su coraje para expresar lo que piensa, su manera de resolver un problema) y no cómo luce o cuánto pesa.
- Alentemos a los niños a perseguir una pasión. Esto fortalecerá su autoestima, desarrollará habilidades intrínsecas que disminuirán el foco en la apariencia.
- Promovamos la toma de decisiones constructivas sobre aspectos significativos de sus vidas así como a resolver problemas a su manera, en vez de hacerlo nosotros en su lugar.
- Promovamos en las niñas la toma de riesgos (dentro de lo razonable) y la prueba de actividades fuera de su zona de comodidad.
- Permitamos el disenso con los adultos, así las niñas aprenderán a defender sus convicciones y a no resignarlas por mantener una relación o un trabajo, a no ser silenciadas y a ser escuchadas (aunque les digan que esto no es sexi) por sus futuros pares, jefes y novios.
- Limitemos su exposición a los medios masivos de comunicación, preservando el espacio para que desarrollen sus propias ideas, creatividad e imaginación basadas en su experiencia directa.
- Enseñemos a las niñas a concentrarse en sus aspiraciones y metas, a elegir relaciones y actividades que las hagan felices y saludables.
Fuente: http://blogs.iadb.org/