Papá a los 15 años

31 de Marzo de 2013
Liliana Anchundia

¿Se inculca en los varones la paternidad, de la misma manera que se infunde en las mujeres la maternidad desde pequeñas?

A los dos meses de iniciar su actividad sexual con su primer enamorada, Leo –en ese entonces un adolescente de 14 años– recibió la noticia de que iba a ser papá. Cuando el bebé nació, él había cumplido 15 años.

A las niñas se les inculca la maternidad desde temprana edad, a través de juegos, canciones, muñecas... El Ing. Rodolfo Chang, vicerrector del colegio Naciones Unidas, considera que la responsabilidad que implica la paternidad se debe inculcar a los varones también desde su niñez, pero más que con palabras con ejemplos de vida concretos: “Se deben trabajar los valores, fomentando por ejemplo el asumir tareas sencillas en el hogar como arreglar su propia cama, colaborar en el lavado de los platos y ayudar en el aseo de la casa”.

Cuando se aborda el tema de los embarazos de adolescentes, el personaje expuesto es la menor embarazada y el corresponsable del embarazo no aparece, como si ella se hubiese embarazado sola. En el último censo se le preguntó a las mujeres “a qué edad tuvo su primer hijo”; pero esta pregunta no se la realizó a los hombres. Abundan las estadísticas sobre maternidad, no así sobre paternidad.

Refiere el Ing. Chang que la cultura machista fomenta la actividad sexual temprana del varón y reprocha la femenina. Por ello la sexualidad responsable debe i r asociada con la madurez emocional. Y el respeto a la pareja es parte central de una relación afectiva.

El educador consultado indica que en unas pocas instituciones educativas incluso se han adoptado experiencias norteamericanas en las cuales se forman parejas en el salón de clase y estas se encargan del cuidado de un “bebé”, por un tiempo determinado, simulando condiciones donde los estudiantes de ambos géneros comparten similares responsabilidades. De manera práctica se aprenden las consecuencias de una sexualidad precoz o irresponsable y al mismo tiempo generan una conciencia de la responsabilidad que también los varones deben asumir frente a la paternidad.

El rol del padre

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El Dr. Lenin Salmon define el rol del padre como el de “ser jefe de la casa; en el sentido de defenderla, protegerla, mantenerla, darle apoyo a la esposa y ejemplo a los hijos. Esto en un hogar donde hay papá y mamá –que no es la realidad de todos los hogares–”. Según estadísticas del INEC del censo del 2010, la cuarta parte de los jefes de hogares en Ecuador es una mujer.

“Cuando está a cargo una madre soltera, por abandono o porque la unión se disolvió, la ausencia del padre causa estragos no solo en esa generación que se cría sin uno de los soportes fundamentales sino que deja también un vacío en el funcionamiento de esas personas cuando ya son mayores, por lo que es muy probable que alguien que se haya criado sin esa estructura, también irresponsablemente tenga un hijo, incluso, antes de terminar el colegio”, refiere el Dr. Salmon.

Julio, de 26 años, es un ejemplo de aquello. Está en una relación de unión libre desde hace cuatro años y él no quiere tener hijos con su actual pareja, pues ya es padre de 5 criaturas, cada una con diferente madre –desde los 17 años–. Es muy poco lo que aporta a cada uno de sus hijos, cuando lo hace, porque no posee trabajo estable, pues ni siquiera pudo cursar el bachillerato.

Si se casan siendo adolescentes, con un bebé en camino, es muy difícil que uno de los dos termine una educación formal. En términos de productividad, mientras no se haya empezado a trabajar y exista una preparación formal, se empieza con desventaja en la vida, porque todo el esfuerzo se vuelca en vivir para el niño, cuando todavía no han aprendido a hacerlo bien sus padres, manifiesta el Dr. Salmon. “Un adolescente no está preparado para ser padre porque todavía no es consciente de que el mundo depende también de su contribución”.

Devolverle su lugar al padre

Suelen repetirse frases como: “He sido padre y madre para mis hijos” o “Padre no es el que engendra sino el que cría”. El psicoterapeuta Óscar Nieto está en total desacuerdo con esto, pues manifiesta que, por lo general, la procreación es el resultado de un acto amoroso: “Si hay una concepción, hay maternidad y paternidad, con el mismo nivel de importancia”.

Sostiene que vivimos en una sociedad “despadrada”, posiblemente por una dinámica sistémica, derivada de mujeres que sufrieron abandono –trátese de hija u esposa–, lo que las llevó a asumir un discurso en el que se anula la importancia del padre al no considerarlo necesario, un discurso de autosuficiencia femenina que lo replica e inculca a su hijo o hija. “Con ello se ha ido debilitando el espacio del padre en la sociedad, por lo que es necesario restituírselo”.

Considera que la categoría de padre no puede ser reemplazada absolutamente por nadie, puesto que “padre es el que engendra”, el que participó 50% en el proceso de darle la vida al hijo, y solo por ese hecho merece aceptación y respecto de parte del hijo. Y aún a pesar de estar ausente, de haber muerto o incluso de haber cometido algún terrible delito, nada de ello anula su condición de dador de vida, pues no hay una condición moral para ser padre.

“El padre da la posibilidad de establecer espacios estructurados. Y la madre, dentro de casa, debe inculcar en el hijo el respeto y la aceptación del padre. La madre que acepta al hombre como copartícipe del hecho de engendrar al hijo, le permite a ese hijo aceptar y amar al padre, incluso si este no está presente”.

Negación o hipocresía

La presión social es muy fuerte entre los chicos que imitan comportamientos audaces, en especial si tiene un padre que se siente orgulloso de que su hijo varón ande brincando de chica en chica, observa el Dr. Salmon. “Por otro lado –hay que decirlo–, las chicas optan por el aborto; es parte de los riesgos que toman. Pero no se puede tener una educación sexual abierta como para decir ‘sabemos que ustedes andan en esto pero queremos que tomen precauciones’, si a algunos padres les parece un escándalo que se les hable de los preservativos y otros métodos anticonceptivos”.

Si se tratara el tema, eso sería una buena parte de la solución, opina el especialista consultado. “No hay cómo ponerse los zapatos si antes no se ponen las medias. Hay que admitir que eso es una realidad; para tratar de evitar la siguiente realidad, que sería un embarazo”.

Si se ha dado la paternidad de un adolescente, hay que orientarlo a que se vaya responsabilizando; que vea al niño con frecuencia revisada, que se involucre con su desarrollo. “El niño necesita ver un hogar estructurado, donde hay reglas y caminos que seguir; donde hay estímulos, premios, castigos y hay más gente de quien aprender. Lógicamente no hay nada completo, todo está siempre en vías de construcción, siempre hay algo que se daña, algo que ajustar; es como se pasa la vida con normalidad”.

Leo está por cumplir los 26. Su hijo ya tiene 10; no lo ve con frecuencia pero dice que le hablará de los temas de pareja y reproducción cuando cumpla 13.

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