Síndrome de Burnout: ¿Se está quemando en su trabajo?
El síndrome de Burnout ataca la motivación y el desempeño de un empleado, a largo plazo. Es vital atender sus síntomas.
La sola idea de volver al trabajo lo agota, lo pone de mal humor, irritable, tiene muchas quejas sobre sus compañeros y jefes, siente que no valoran su esfuerzo y ya no disfruta como antes de sus labor. Si usted lleva bastante tiempo sintiéndose de esa manera, puede estar padeciendo el denominado Síndrome de Burnout (o cabezas quemadas).
The Lancet, una revista médica británica, lo define como un síndrome específico del lugar de trabajo y ocurre típicamente en individuos que, en otros aspectos, están psicológicamente sanos.
Aunque puede ser provocado por un estrés prolongado, no es lo mismo que tener mucho estrés. En muchos casos, la presión y la carga de responsabilidades que causan estrés pueden resolverse y el individuo, al sentir que tiene todo bajo control, volverá a ser el mismo de antes. Pero el Burnout acaba directamente con su motivación, produce falta de interés y agotamiento emocional.
“Reduce la productividad y disminuye la energía; genera sentimientos cada vez más mayores de desesperanza, cinismo, resentimiento y vacío”, explica el sitio web de la Organización Help Guide, relacionada con la salud mental. Esto no ocurre de la noche a la mañana, pero puede desarrollarse en silencio si no se presta atención a las señales iniciales. Pueden ser sutiles al inicio y empeorar con el tiempo.
“Muchas personas pueden darse cuenta de que están bajo mucho estrés, pero no siempre notarán que se están quemando o desgastando”, dice el artículo.
Esa es también la opinión de la psiquiatra Carmen Armijos, del Instituto de Neurociencias.
“Usualmente, la persona que tiene Burnout, no se da cuenta. Tiende a justificar todas sus acciones con frases como: No es mi culpa, es la culpa de los demás, no me comprenden, ya estoy cansado, no me respetan… Son las personas a su alrededor quienes se dan cuenta de que algo le pasa”, comenta. Esto se hace evidente cuando alguien que era feliz en su trabajo ahora manifiesta una actitud negativa.
Este malestar también tiene efectos físicos, explica la psicóloga Jacqueline Álava Boyes, asesora de Recursos Humanos. “Los síntomas más frecuentes son: dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, temblores, taquicardia, tensión y contractura muscular, sudoración excesiva, insomnio, propensión a enfermedades infecciosas (porque el sistema de defensas (inmunológico) está disminuido”.
¿Qué lo produce?
El cuerpo de toda persona está diseñado para sentir estrés. Es un mecanismo que permite reaccionar o estar alerta ante situaciones que puedan ser perjudiciales. El problema es cuando este no permite que la persona se desenvuelva de manera adecuada. Y cada individuo, tiene un mecanismo diferente para manejar el estrés.
Por eso, en un mismo ambiente de trabajo, algunos pueden ‘quemarse’ y otros no.
Puede comenzar a desarrollarse cuando el trabajo es demasiado y no hay una correcta gratificación; el empleado no se siente apreciado, reconocido, valorado, o ya se le exige demasiado. Si además, no puede manejar el estrés, surge el síndrome. “También se da cuando la persona espera ascender, o ya llegó a un límite, pero se queda en ese mismo nivel, se queman”, dice Armijos.
Cómo superarlo?
“Lo primero es que si el empleado no tiene la capacidad de reconocer el problema, los compañeros de trabajo, el departamento de Recursos Humanos y hasta el propio jefe, puedan percibir estos cambios y lo puedan ayudar a este reconocimiento para tomar las medidas correctivas necesarias”, sugiere Álava.
Las vacaciones y ‘desconectarse’ no siempre es suficiente, agrega Armijos. “Hay personas que no pueden separarse del trabajo, quizás sea necesaria la atención psicológica o psiquiátrica”.
La familia también forma parte del tratamiento integral. Ellos pueden buscar mecanismos para que la persona se sienta bien y apreciada en su hogar.
Lo ideal es que, al ir a trabajar, trate de adaptarse al sistema y si tiene la oportunidad de buscar algo más, que salga. No se le puede aconsejar que renuncie impulsivamente, si no que entienda que es una situación momentánea, que se puede resolver.
“Que los horarios extendidos no sean frecuentes sino muy esporádicamente. Que exista una revisión de tareas, pues puede ser que haya una mala distribución. De manera personal el empleado puede comprometerse a realizar algún deporte como caminar, pasear en bicicleta, evitar el alcohol y el tabaco, comer sano, dormir las horas necesarias, hacer yoga o recibir clases de meditación”, detalla Álava.
¿Ha experimentado algunos de estos síntomas? Coméntenos
Alcance satisfacción personal
Matias Dalsgaard, autor del libro No desespere: Carta al hombre moderno, sostiene en su publicación que alcanzar una verdadera riqueza a nivel intelectual y espiritual puede contrarrestar estos síntomas.
A través de cosas simples como disfrutar del arte, leer poesía, escuchar música... actividades que le den a la persona un sentimiento de libertad, más allá de su empleo. “Burnout no es siempre tener demasiado trabajo, si no ver todo en relación al trabajo. Al ampliar el horizonte intelectual, se podrá distinguir de nuevo el escenario completo”. (D.L.A.) (F)
Usualmente, la persona que tiene burnout, no se da cuenta. Tiende a justificar todas sus acciones con frases como: No es mi culpa, es culpa de los demás, no me comprenden, estoy cansado, no me respetan…”.
Dra. Carmen Armijos