Adolescentes a nutrirse

La adolescencia es una etapa de crecimiento rápido en la que los requerimientos alimenticios deben cumplirse, sobre todo en la época estudiantil.

Cuando se habla de adolescentes es importante considerar que pertenecen a una etapa del ciclo de la vida que todavía se encuentran en un sistema educativo formal, irregular y con horarios.

Según la médica nutricionista Mariuxi Egas Miraglia, ellos tienen una actividad curricular que les toma de ocho a diez horas. Generalmente empieza temprano para los colegios diurnos, desde las seis o siete de la mañana hasta la una o dos de la tarde, y para los del vespertino corre un poquito más.

En ese contexto, agrega, hay que tener en cuenta las recomendaciones alimentarias, con el particular de que no son niños pequeños para mandarles los alimentos en la lonchera, porque son más grandes e independientes.

“Aunque no existen estadísticas en Ecuador de cuántos adolescentes no desayunan, la frecuencia de la observación es alta: mayor al 50%. Esto, porque los adultos tampoco tienen la costumbre de hacerlo, excepto quienes viven en la provincia de Manabí que comen antes de salir de su casa”.

Se piensa que desayunar es solo tomar una taza de leche, un café pasado o un vaso de jugo, pero no es así. Hacerlo apropiadamente, por ejemplo, es comer un sándwich que contenga alguna carne con vegetales, un vaso de leche y una fruta.

Los adolescentes deben desayunar, explica, porque están en la etapa de crecimiento rápido conocido como segundo brote. Ellos empiezan a desarrollar una mayor talla para alcanzar a la del adulto. La velocidad de crecimiento es parecida a la del primer brote, que es la que tiene el individuo desde que nace hasta el primer año de edad.

Gasto alimentario

Para la doctora, los padres cuidan a los niños pequeños mediante la alimentación, con controles médicos y exámenes de laboratorios sobre todo en la época escolar. Pero descuidan a los adolescentes que no tienen un brote de crecimiento de un año solamente, sino en varios saltos.

El crecimiento más rápido en las niñas sucede antes de su primera menstruación, es decir que puede ocurrir entre los 11 y 12 años. Hacen un gran “estirón” y mantienen un incremento más suave. Mientras que en los varones no es así de rápido. El primer salto o “estirón” lo presentan a los 12 y el segundo dos años después. Luego siguen creciendo hasta los 19.

Todo este brote, dice la nutricionista, tiene un gasto alimentario más alto y al mismo tiempo coincide con la etapa en que poseen más libertad e independencia económica, porque los padres les dan dinero para las salidas o porque, muchas veces, no regresan a la casa por las actividades extracurriculares.

Incluso, agrega, en la casa no hay quien les dé de comer porque los padres están trabajando. Por eso se pierde la posibilidad de ofrecerles una alimentación saludable y de monitorear que esté favoreciendo al crecimiento y a la construcción de las grandes reservas de calcio que se hacen durante la adolescencia para los huesos.

Osteoporosis y anemia

Según Egas, es importante que los adolescentes consuman más lácteos para garantizar que los huesos crezcan con suficiente calcio y fósforo. Si no lo hacen podrían después de los 40 años sufrir de osteoporosis (pérdida de calcio).

“Si a ellos no les gusta la leche que tomen yogur y si no les agrada que coman queso. Pero que los usen al menos dos veces al día. Por ejemplo, tomar un vaso de leche en la mañana y otro en la tarde, o comer queso en la tarde”.

Otra de las enfermedades que pueden presentar es anemia. En la pubescencia, que es la parte del desarrollo físico en la que el cuerpo cambia, los huesos aumentan de tamaño y los músculos crecen en longitud. Por eso los jóvenes deben evitarla comiendo alimentos ricos en hierro, porque fisiológicamente van a tener un mayor gasto y demanda de este mineral para formar los glóbulos rojos.

Hipertensión y obesidad

La presión arterial elevada en los adolescentes es otra enfermedad que está relacionada con los malos hábitos alimenticios y la marca genética. El problema es que comen alimentos elaborados fuera de la casa o industrializados como, por ejemplo, snacks (tentempiés) acompañados con bebidas gaseosas muy dulces, tés o jugos que tienen altas concentraciones de sal. Esto origina una mayor carga de grasa saturada y colesterol malo elevado.

Por último, otro problema que los adolescentes están presentando con mayor frecuencia es la obesidad. “Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), presentados este año, con estudios poblacionales del 2011 al 2013, indican un incremento en la tendencia a la presentación en la población en general. Siempre se había dicho de que existía mayor porcentaje de personas con bajo peso, pero ahora se reporta un 26% de obesidad”, asegura Egas.

El bajo peso en la infancia por la mala alimentación, agrega, impacta sobre el crecimiento en la adolescencia provocando talla baja y sumado al consumo de grasas malas: obesidad.