Prevenir el deterioro visual
Todos debemos hacernos chequeos para tratar a tiempo alteraciones en nuestros ojos.
Mire a su alrededor. Probablemente utilizar lentes sea más común de lo que había notado. Y hasta es posible que usted cargue un par.
“Todos en algún momento de la vida podemos tener un problema de la visión”, asevera Luis Pólit, cirujano oftalmólogo de la Clínica Internacional de la Visión Ecuador (CIVE). Sea por patologías de nacimiento o enfermedades no diagnosticadas a tiempo en cualquier etapa de la vida y que incluso conducen a la ceguera.
“En condiciones normales, los ojos con un adecuado desarrollo no deberían perder la calidad de su sistema óptico”, aporta el doctor José Rivera, también cirujano oftalmólogo y director del Centro de Diagnóstico Ocular. “Salvo que existan patologías preexistentes como catarata congénita, glaucoma, los globos oculares sin ninguna alteración no deberían perder agudeza visual”.
El ojo es un órgano con un sistema de lentes cuya función es enfocar las imágenes que vemos en la retina, transmitirlas al cerebro como un impulso eléctrico y transformarlas en visión. Cualquier alteración de estos medios transparentes no permite enfocar lo que miramos y, por lo tanto, la visión es borrosa y distorsionada.
Estos trastornos se conocen como defectos de refracción. Los más comunes son la miopía, dificultad para ver claramente los objetos distantes; hipermetropía, problemas para apreciar con claridad los objetos cercanos; y astigmatismo, una visión distorsionada debido a la curvatura anormal de la córnea.
Una cuarta anomalía es la presbicia que impide enfocar adecuadamente a un brazo de distancia. Se asocia con el envejecimiento, por lo que afecta a casi todo el mundo. “El ojo envejece como el resto de órganos. No conozco paciente adulto o adulto mayor que no necesite lentes”, dice Pólit, también subespecialista en córnea y catarata.
Lamentablemente, anuncia la Organización Mundial de la Salud, los errores de refracción no pueden prevenirse, pero pueden diagnosticarse y tratarse con gafas correctoras, lentes de contacto o cirugía refractiva. Rivera ratifica ese hecho. “No existe forma de prevenir que una persona nazca o desarrolle algún defecto refractivo, en la mayoría de los casos son condiciones hereditarias”.
Aunque, manifiesta, algunas personas no necesitan lentes; no por ausencia de defectos refractivos, sino porque su alteración visual es pequeña.
Cuide su vista
Usted puede poner en marcha otras acciones que contribuyan a su salud visual. Si trabaja tiempo prolongado en computadoras, celulares y tabletas, Pólit recomienda descansar cada hora y fijar su vista en un punto lejano. Igual resultado da asomarse a una ventana. Así rompe el esfuerzo acomodativo de cerca, relaja los músculos de los ojos y descansa.
Si no lo hace, termina con ardor, cansancio, enrojecimiento y resequedad a nivel de la superficie ocular, ya que disminuye la frecuencia de parpadeo por minuto y el globo ocular se lubrica menos, explica Rivera.
“El ojo seco es una patología muy común. Al conversar parpadeamos 15 veces o más; cuando vemos televisión, menos de diez ocasiones. En el computador, el parpadeo disminuye significativamente”, ilustra Pólit.
El aire acondicionado y ventiladores agravan el síndrome. Por ello, es ideal apoyarse con gotas lubricantes o lágrimas artificiales, siempre recomendadas por un médico. Según Pólit, el abuso de colirios o gotas con vasoconstrictores (para el ojo rojo) también producen el ojo seco.
Factores de riesgo
Para quienes trabajan al aire libre, las gafas son más que necesarias. Los lentes protectores industriales son vitales en ambientes laborales con alto porcentaje de riesgos de sufrir trauma a nivel ocular. Esos diseños deben cumplir normas internacionales de impacto contra objetos contundentes y penetrantes o salpicadura contra químicos.
Todo en sus manos
Ambos expertos coinciden en que no es posible prevenir la disminución de la agudeza visual cuando hay catarata o glaucoma congénito, adquiridos desde el nacimiento, o retinopatía en los bebés prematuros, con secuelas graves como desprendimiento de retina. O en la adultez, cuando aparecen el glaucoma crónico y la degeneración macular.
“Por eso los chequeos oftalmológicos deben realizarse desde el primer día de vida y durante el desarrollo para una adecuada prevención”, aconseja Rivera.
Si no puede consultar a un especialista en oftalmología ante enrojecimiento, lagrimeo intenso, sensación de cuerpo extraño, lagañas abundantes, secreción, dolor y disminución de la visión, Pólit recomienda usar solo un antibiótico en colirio hasta que el especialista lo examine. Jamás líquidos con cortisona, y peor, remedios caseros, como gotas de limón que empeoran el cuadro.
“Los oftalmólogos hemos visto muchos casos de pérdida de función visual por remedios alternativos”, puntualiza Pólit, por eso insiste: “Ir al especialista como medida preventiva debe ser la meta de toda sociedad desarrollada”. Eso lo puede salvar de la ceguera, una situación muy frustrante y agobiante para paciente y médico. (I)