Primeras señales en esclerosis múltiple

18 de Junio de 2017

La identificación temprana y el tratamiento inmediato son claves para mantener la autonomía y evitar la progresión.

La esclerosis múltiple, conocida por los médicos como EM, es una enfermedad heterogénea (afecta varias áreas del cuerpo), y una de las manifestaciones iniciales más comunes es la pérdida de la visión, como indica el neurólogo Patricio Correa.

Se trata de episodios que duran de 24 horas a varios días, con recuperación parcial o total. La causa es la inflamación del nervio óptico. Sucede en alrededor del 30-40% de los pacientes de EM, y de lo que Correa ha podido ver en el grupo de pacientes que ha tratado en Ecuador, “al menos el 60% de los casos debutan con pérdida de la visión o la desarrollan en el curso de la enfermedad”. Otra manifestación visual menos frecuente es la visión doble (diplopía), en el 10-15% de los pacientes.

También hay pérdida de la fuerza en las extremidades superiores e inferiores (síntomas motores) y disminución de la sensibilidad en brazos, piernas y cara. Estos síntomas sensitivos están en el 80-90% de los casos de EM. Usualmente se deben a una lesión en la médula espinal o cordón medular (mielitis).

Pero la esclerosis múltiple no solo puede provocar discapacidad física, sino también cognitiva, afectando la memoria, atención y velocidad de procesamiento de la información. Este grupo de pacientes que no recibió tratamiento oportuno tiene dificultades del lenguaje, para concentrarse, hacer cálculos o permanecer de pie. “Hace falta conciencia social”, comenta el especialista. “Usted puede ver a un paciente de EM aparentemente bien, pero la fatiga acumulada por la enfermedad le impedirá desenvolverse normalmente, y muchas veces esto no es comprendido en el ámbito laboral o social”.

Ciclos de rehabilitación

Este es un trabajo integral, porque trabajará la parte física, psicológica, ocupacional y del lenguaje, a través de un plan de ejercicios programados, supervisados y progresivos. “No se puede empezar con intensidad, porque se podría alterar la enzima muscular CPK, y si esto ocurre, todo lo que se gana en una sesión se puede echar a perder en la siguiente”, informa la doctora Laura Flor Carrera, médica en rehabilitación”. Hay que avanzar de a poco para lograr el objetivo: mantener la independencia”.

Inicialmente, el fisiatra realizará un estudio de toda la musculatura, para saber a qué partes enfocarse. “Hay que mantener y fortalecer los rasgos articulares. A medida que la fuerza disminuya, se enseñará adaptaciones para las actividades de la vida diaria”. Flor indica que lo aconsejable es mantener la terapia por ciclos de dos o tres meses y hacer un alto para luego volver. “No pasar constantemente en rehabilitación, eso no es recomendable, sino aplicar en casa lo aprendido”, cómo enfrentarse a la debilidad mediante el ejercicio y adaptar el entorno al paciente.

Lo más importante es el diagnóstico y tratamiento temprano. Si un paciente inicia los tratamientos pronto, evitará acumular discapacidad. Si ha tenido una o pocas lesiones, podrá reincorporarse a sus actividades laborales o escolares. De los pacientes que Correa y sus colegas tratan en el hospital quiteño Carlos Andrade Marín, “alrededor del 70% tienen una vida normal”.

DIFERENCIAS EN LA EVOLUCIÓN

Existen varias formas de EM, y una manera de diferenciarlas es por la evolución. La enfermedad puede ser:

Remitente-recurrente (85% de los casos); se caracteriza por tener diferentes síntomas clínicos a través del tiempo, con mejora parcial o total. Con tratamiento se evita pasar al siguiente cuadro.

Secundaria-progresiva. Se da en aquellos pacientes que, habiendo tenido EM de tipo remitente-recurrente, pasaron varios años sin tratamiento o el que se les dio no fue apropiado. Los síntomas empeoran con el tiempo.

Primaria-progresiva, la menos frecuente (10% de los casos), con síntomas que desde el principio van discapacitando cada vez más al paciente.

Los más vulnerables

La EM es multifactorial. Los pacientes tienen predisposición genética por causas todavía no comprendidas. En ellos, los genes que regulan el sistema inmune no tienen un adecuado funcionamiento. El otro factor clave, agrega el doctor Correa, es el ambiental. Se han identificado virus disparadores de la enfermedad en individuos genéticamente susceptibles. Los posibles implicados son el de Epstein-Barr, citomegalovirus y herpes 6.

Fumar es también un factor de riesgo. “El cigarrillo altera el sistema inmune”, afirma el neurólogo, “y una persona con predisposición genética puede desarrollar EM. Los pacientes que fuman tienen síntomas más agresivos que los que no”. Además, hay teorías de cierta importancia, comenta, como la falta de vitamina D. “Estudios europeos y norteamericanos han observado que, en los países nórdicos, mientras más bajo es el nivel de esta vitamina, más agresiva la EM”.

En 2016, comparte Correa, se hizo un estudio sobre vitamina D con un grupo de pacientes de EM e individuos sanos en Quito. “Ambos grupos tenían bajos niveles, y no se encontró la relación que hubo en los países del norte. Lo que hemos podido observar”, continúa, “es que los pacientes con EM en Ecuador están concentrados en ciudades con mayoría de población mestiza y blanca (Quito, Cuenca, Loja). Falta investigar en Guayaquil”.

Luchar contra la depresión

“En cada remisión se tiende a disminuir lo ganado durante la rehabilitación”, dice Flor. Durante esos periodos se suele suspender la terapia para dar paso a la medicación; volver a la rehabilitación es como empezar de cero. Esto desanima al paciente y por eso es esencial el apoyo psicológico y grupal.

Los pacientes de EM, en efecto, tienen mayor probabilidad de depresión, señala Correa. “Está presente en al menos el 25% de nuestros pacientes, de modo que es necesaria una evaluación neuropsicológica anual, para brindar medicación antidepresiva y psicoterapia”.

El papel de la familia es fundamental. Flor pide entender que se trata de personas que hasta hace poco eran activas, independientes, iban solas a las primeras consultas, “pero en el camino van perdiendo fuerzas. Saberse apoyado por un familiar o un amigo es importantísimo, porque el plan de rehabilitación es un proceso largo”. La familia entrará en un aprendizaje de pautas para un nuevo estilo de vida. El paciente no irá solo a la terapia, sino con un acompañante, quien aprenderá la rutina de ejercicios y lo apoyará en las repeticiones en el hogar. Mantener la vida laboral y estudiantil es complicado, pero posible hasta cierto punto, manifiesta la fisiatra, pues no todas las instalaciones están libres de barreras arquitectónicas, y esto es un impedimento para pacientes con movilidad reducida. (D.V.)

Estudio de poblaciones

La EM surgió en la península escandinava y se diseminó por el mundo. Etn Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia y Centroamérica no hay casos en la población indígena. Parecería que las migraciones europeas fueron determinantes.
 

Control y comunicación

Los controles debe llevarlos un neurólogo especializado en EM. El paciente debe comunicar cualquier manifestación, para comprobar si la medicación está funcionando o hay que cambiarla a otra con un mecanismo de acción diferente.
 

 

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