Tácticas médicas

19 de Febrero de 2012
  • Patricia León de Bastidas
  • Mario Pinto Rojas
  • Dra. Greta Miño
  • Mauricio Riofrío
Sheyla Mosquera de Calderón

Para celebrar el Día del Médico, el próximo 21 de febrero, cuatro médicos de la sección El Especialista comparten la estrategia que emplean para tratar a sus pacientes. También su mejor caso.

Ginecóloga
Patricia León de Bastidas

La doctora Patricia León de Bastidas no solo tiene una especialidad en ginecología y obstetricia, sino un masterado en Gerencia Hospitalaria y en Reproducción Humana, entre otros.

Como profesional se enfoca en evaluar a la mujer desde un punto de vista integral, tanto su salud general, ginecológica como su bienestar y no solo los síntomas que motivan su consulta.

Por eso, dice, suele dar recomendaciones de prevención en salud sexual y reproductiva, nutrición y estilo de vida saludables, para que mantengan una buena calidad de vida y reduzcan el impacto que podrían tener en ellas las afecciones propias de la mujer.

“Para poder involucrar todos estos aspectos procuro mantener una actualización constante y frecuente de la investigación en la salud de la mujer en todos sus ámbitos. También tengo en cuenta el impacto emocional que la reproducción y el embarazo tienen en ellas, así como su sexualidad y su relación de pareja”.

Agrega que se apoya en la tecnología de vanguardia porque le permite hacer un diagnóstico oportuno, también en protocolos terapéuticos adecuados o quirúrgicos convenientes, actuales e individualizados.

“Cada mujer es única. Incluso intento que las pacientes sientan que soy una profesional amiga dispuesta a servirles y empoderarlas en su salud y su bienestar. Además, procuro calmar sus temores” .

Ella también emprendió un programa de reproducción asistida en el Instituto de Biomedicina Reproductiva de Guayaquil (Ibmer) del cual es codirectora.

Entre algunos casos exitosos está el de una paciente de 44 años y con 11 de estos sin lograr tener hijos. Se había sometido a una fecundación in vitro previa fallida en otra institución y su pareja de 68 años presentaba una alteración muy severa en la forma, movilidad y número de espermatozoides.

Pero con un microscopio especial que aumenta 20 veces la visión, León seleccionó, entre los pocos que habían, el mejor espermatozoide para fecundar al óvulo. “Se desarrolló un hermoso embrión que al tercer día fue implantado dentro del útero de la paciente  y a los 14 días la prueba de embarazo fue positiva. La evolución del embarazo ha sido adecuada, nacerá en mayo de este año y sus padres están disfrutando la alegría de gestar un bebé después de tantos años de no conseguirlo”, asegura.

Cardiólogo
Mario Pinto Rojas

Se convirtió en médico hace 22 años y lleva 13 como cardiólogo. Pero desde antes ya tenía claro qué tipo de estrategia usaría con sus pacientes. Nada menos que concienciarlos sobre su estado de salud y que la colaboración de ellos es importante para que el tratamiento que se está siguiendo sea exitoso.

“Se puede elaborar el mejor método farmacológico, el más moderno, el más eficaz, la mejor dieta o programa de actividad física, pero todo queda en proyecto cuando el afectado, quien debería ser el entusiasta de que este funcione, no lo hace”, asegura Mario Pinto Rojas, de 47 años.

En su trabajo en Latinomedical, que es una aseguradora de salud privada, en la Seguridad Social y en su consultorio particular, no solo les da a sus pacientes recomendaciones o charlas de prevención de su salud cardiovascular, sino que es un ejemplo para ellos: come saludablemente y hace ejercicios para mantenerse en forma. Es lo que predica.

También les explica que hay enfermedades que se pueden curar y otras, solo controlar. En una apendicitis aguda, por ejemplo, el pronto diagnóstico y la destreza del cirujano deja solucionado el problema en poco tiempo. En este caso,  asegura, el papel del paciente es pasivo y el accionar del médico, es lo principal.

Pero, agrega, en las enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y la diabetes, la situación es distinta. La relación cambia dramáticamente, donde el protagonista o motor principal de la eficacia del tratamiento propuesto es el paciente.

Pinto asegura que muchos de sus pacientes, que incluso han estado en terapia intensiva, han tenido éxito con el tratamiento. Pero el más reciente es haber logrado que llegue a término un embarazo gemelar, en una mujer hipertensa de más de 35 años de edad. Era su primer embarazo.

“Me siento satisfecho cuando veo que mis pacientes comienzan a encaminarse en el tratamiento alejándose de los conflictos y complicaciones que estas enfermedades producen. Sobre todo, cuando los que llegaron a mi consulta convencidos de que no hay médico que les baje su presión arterial, lo consiguieron”.

Pediatra infectóloga
Dra. Greta Miño

Cuando trata a sus pequeños pacientes lo hace con amor y una buena comunicación, en especial con quienes padecen de VIH/sida en el Hospital del Niño Dr. Francisco de Ycaza Bustamante.

Para ella es muy importante identificarse con los cuidadores y hacerlos sentir que tienen alguien dispuesto a ayudarlos en todo momento. “Siempre trato de engancharlos, es decir que la propuesta que les hago, basada en un estudio profundo de la enfermedad, es la mejor para sus niños. Que no solo es lograr que tengan una carga viral indetectable, sino que comprendan que son especiales y que tienen los mismos derechos que los demás a disfrutar, estudiar y a aspirar un futuro con las mejores condiciones de desarrollo”.

Hace 8 años, por ejemplo, llegó a su consultorio particular en el Centro Médico Dr. Eduardo Alcívar Nº 4 una joven madre de 23 años con su bebé en brazos. Tenía un mes de nacido, fiebre por un mes y dificultad respiratoria. La madre descubrió que estaba infectada por el VIH a los dos meses de embarazo, pero tuvo vergüenza de decirle al ginecólogo. También desconocía que podía evitarse la infección en su bebé.

“Él había recibido la vacuna BCG. Le diagnostiqué tuberculosis diseminada por Mycobacterium bovis y se lo ingresó de inmediato en el Hospital del Niño. Clínicamente a los 9 meses lucía como un niño sano, al igual que ahora con sus cargas virales indetectables”.

Clínico oncólogo
Mauricio Riofrío

Tiene 45 años de edad y la mitad de ellos dedicados a la práctica de la medicina. Se convirtió en mastólogo y especialista en cáncer. Actualmente trabaja en el Hospital Naval de Guayaquil y en su consulta particular.

Para él es muy importante mantenerse actualizado para tratar a los pacientes con convicción y con la esperanza que está haciendo todo lo humanamente posible para aliviarlos.

Riofrío, agrega, que existen casos tan importantes y exitosos como los hay desgarradores y tristes, pero el saber que en el transcurso de los mismos se pudo intervenir y curar, aliviar o reconfortar simplemente a otro ser humano, es parte importante de su labor.

Para él todos los casos que ha tratado son muy importantes y especiales, como las mismas personas que los padecen, pero si tiene que referirse a uno solo, sería el primero al que se enfrentó como especialista a su regreso a Ecuador después de su posgrado en Europa.

“Conocí a tres grandes personas. A mi paciente con una treintena de años aquejada de una enfermedad maligna de los ganglios linfáticos que cursaba el quinto mes de embarazo cuando se lo diagnosticaron. A la madre de ella, una mujer excepcional que me dejó sin su presencia física hace poco tiempo y a su hermosa nieta. Una niña con una chispa de vida que enorgullece y regocija mi corazón por haber tenido una pequeña parte de responsabilidad en su venida al mundo junto con la curación de su madre”.

  Deja tu comentario