Autor: Sheyla Mosquera de Calderón
El autoexamen de mamas, la mamografía y los modernos tratamientos que existen actualmente en el mundo hacen posible que una mujer diagnosticada a tiempo con cáncer de mama salve su vida.
En este instante en varios países del mundo existe un mensaje en particular que sobrepasa las fronteras. Es el Día Internacional Contra el Cáncer de Mama, que a través del símbolo del lazo rosado invita a las mujeres a tomar conciencia de que pueden salvar sus vidas si lo detectan a tiempo.
Esta enfermedad neoplásica o maligna no respeta razas, posición social o ideológica. Hace 40 años comunicarle a una paciente que la padecía era lo más doloroso, duro e incluso condenatorio, porque no se contaba con todo el arsenal terapéutico que existe actualmente.
En Ecuador, aunque la incidencia de cáncer de mama es mayor, la mortalidad está disminuyendo. Se debe a los programas de prevención que sugieren hacerse el autoexamen de los senos para detectar alguna bolita o irregularidad e incluso someterse a una mamografía anual.
El doctor Luis Unda, médico tratante del Servicio de Oncología del hospital Dr. Teodoro Maldonado Carbo, refiere que el mejor detector de esta enfermedad es la propia mujer, pero aún se deben romper tabúes. Algunas se resisten a tocarse ellas mismas los senos y lo hacen cuando ya tienen un tumor considerable, que si lo hubieran detectado meses antes el pronóstico habría sido mejor.
También hay quienes tienen antecedentes de cáncer de mama, debido a que sus abuelas, madres o hermanas lo han sufrido y por temor a sentir un poquito de molestia que causa la mamografía no se la hacen. Cuando lo más importante es asegurarse de no tener el cáncer.
Actualmente los estudios mamográficos han evolucionado tanto, dice el oncólogo, que las imágenes son tan claras y fáciles de ver si existe alguna lesión que pueda ser altamente sospechosa, igual ocurre con la ecografía de mama. “Lamentablemente a veces el cáncer no da síntomas. Sin embargo, hay que estar atentos a ciertas señales de alarma como abultamientos, piel del seno enrojecida o salida de sangre o secreción achocolatada por el pezón”.
Según el mastólogo Mauricio Riofrío Riofrío, experto en cáncer, una de cada ocho mujeres alguna vez en su vida va a poder desarrollar cáncer de mama, pero la detección temprana le permite ser tratada y curada. “Hacerse una mamografía a partir de los 40 años no es suficiente, también es necesario una ecografía de mama, porque puede ayudar a visualizar mejor la existencia de tumores muy pequeños o densos”.
También se pueden realizar otros exámenes nuevos como la resonancia magnética de mama. Incluso ayuda mucho una tomografía por emisión de positrones o Pet-Scan capaz de diagnosticar un tumor pequeñito en cualquier parte del cuerpo. Este aparato se lo encuentra únicamente en Solca (Sociedad de Lucha Contra el Cáncer).
Es fundamental, agrega, que los exámenes de diagnóstico sean evaluados, ya sea por un oncólogo clínico, cirujano oncólogo o ginecólogo, expertos en mastología, porque pueden palpar mejor las mamas y aplicar el tratamiento adecuado, que puede ser cirugía, radioterapia, quimioterapia, hormonoterapia o inmunoterapia.
Antes y ahora
Antes las cirugías de mama eran más agresivas, completas y mutilantes, porque no solo se sacaba el seno, sino los músculos y ganglios de la axila. Pero en la actualidad estudios científicos han demostrado que cuando el cáncer es invasor no necesita extirparse toda la mama, tan solo se retira el cuadrante donde está el tumor con el tejido de protección de su alrededor y se trata con radioterapia, cuya función es esterilizar el área afectada para que las células malignas no vuelvan a aparecer. La radiación, dice Riofrío, también está indicada en caso de que se extirpe todo el seno y se encuentren ganglios tomados por el cáncer.
En cuanto a la quimioterapia, agrega, hay indicaciones específicas para aplicarla. Depende del tamaño del tumor, la presencia de ganglios afectados por la enfermedad o del grado de agresividad, es decir, de la capacidad para desarrollarse o crecer más rápido o más lento, porque no todos los tumores de mama son iguales. Esta sustancia después de la operación lo que hace es tratar de esterilizar cualquier posibilidad de que una célula maligna que se haya escapado antes o después de la cirugía colonice otra parte del cuerpo.
Terapias innovadoras
Tanto la hormonoterapia como la inmunoterapia son consideradas innovadoras porque son dirigidas a un blanco terapéutico. Los oncólogos Riofrío y Unda refieren que para poder aplicarlas se necesita de exámenes complementarios de inmunohistoquímica, que indican si el tumor maligno va a tener ciertas características que lo hacen sensible a ciertas hormonas o a genes más agresivos. Luego, según el resultado de la prueba se sabrá si la paciente podrá beneficiarse o no de ellas.
La hormonoterapia, indica Unda, se administra a pacientes cuyo tumor expresa receptores de hormonas estrógeno, ya que este facilita la formación del cáncer de mama. “El tamoxifeno o los inhibidores de aromatasa hacen que disminuya la cantidad de estrógeno o el bloqueo de su acción. Incluso impiden que los receptores estimulen a otros tejidos produciendo que la enfermedad se disemine al otro seno o a los huesos”.
También existe otro inhibidor de aromatasa llamado fulvestrant, pero en Ecuador aún no lo venden. Sin embargo, estudios realizados en los Estados Unidos indican que tienen una respuesta aceptable, el problema radica en el costo.
En otros países lo que sí existe, manifiesta Riofrío, son nuevas drogas que están en fase experimental.
Algunas funcionan bien y otras no tanto; y para saber si realmente son útiles o mejor que el tratamiento estándar puede pasar un tiempo indeterminado hasta que se hagan todas las pruebas en las pacientes.
La inmunoterapia, por ejemplo, se utiliza principalmente en tratamiento preventivo. Es un anticuerpo monoclonal ante un gen que cuando está aumentado en la célula le da un carácter de mayor agresividad. Entonces tener este gen es malo, pero se ha desarrollado un medicamento que ataca esa célula que expresa ese gen aumentado. Este tratamiento ya se usa corrientemente en Ecuador. Pero estos estudios son solo para cáncer inicial.
Unda asegura que el idioma cáncer es el mismo que se habla en todo el mundo y tanto los procedimientos como los medicamentos que se usan son iguales a nivel internacional.
Testimonios
Luchar para vencer
Phyllis Zurita
Una bolita inflamada en su mama derecha hizo que Phyllis Zurita, de 49 años, acudiera al especialista en cáncer en mayo del año pasado. No comprendía por qué le había salido si los exámenes de mamografía y ecografía siempre resultaban bien.
El oncólogo le explicó que debía sacarle el nódulo y, días después, al terminar el procedimiento le dijo: “No se ve bien, pero de esto no te vas a morir. Te puedo extirpar toda la mama derecha o solo sacar un pedazo del cuadrante superior interno, unos cuantos ganglios, dar seis ciclos de quimioterapia y seis semanas de radioterapia. Estarás bien”.
Zurita entró en pánico. Toda su vida pasó por su mente como una película hasta que la cinta se detuvo. Se dijo: “No me puedo morir, mi hijo tiene 16 años, acaba de perder a su padre”.
Luego no sabía si contarle a su hijo su problema, pero dos compañeros de trabajo le insistieron en que debía hacerlo. “Cuando se lo conté, se quebró en llanto y me dijo: ‘¡Me voy a quedar solo!’. Pero después me demostró mucha fortaleza y madurez”, recuerda.
Según el resultado de la biopsia, tenía un carcinoma ductal infiltrante grado 3 y luego de la operación conservadora se determinó que no había ganglios comprometidos ni metástasis. La lucha por salvar su vida empezó. Se puso un pañuelo en la cabeza desde el primer día que perdió el cabello por la quimioterapia y se dijo: “Lo último que perderé es el glamour”, bromea.
Actualmente, Phyllis Zurita continúa trabajando como gerenta de Recursos Humanos de Diario EL UNIVERSO y está convencida de que el cáncer se lo vence cuando se acoge la enfermedad, se recibe amor de la gente, se tiene mucha fe en Dios y se mira siempre hacia adelante.
Encontró solidaridad
Rosa Elena Toledo
Hace dos años le detectaron cáncer en la mama izquierda, pero antes de eso llevaba dos años sintiendo una bolita grandecita en esta y por temor a que le dijeran algo malo no acudía al médico. También influyeron sus problemas económicos, la viudez y la preocupación por sacar adelante a sus dos hijos menores, de 14 y 15 años.
Pero un día en la casa de una amiga leyó en un periódico que había en Bastión Popular una campaña de mamografía gratis hecha por Poly Ugarte en la Fundación Zumar. Toledo no llegaba al sitio y cuando por fin lo encontró la chequearon y le dijeron que tenía que hacerse una mamografía porque su mama estaba recogida. “Llamaron a Poly y me dijo: Mijita, no te vas a preocupar, porque somos sobrevivientes”, recuerda.
Ugarte le indicó que fuera a su fundación para que le hicieran una mamografía y luego de una biopsia le confirmaron que tenía cáncer. Ese mismo día, recuerda, la llamó una doctora del Programa de Aseguramiento Popular (PAP) de Salud y le dijo que debía recibir tratamiento. “Ella me inscribió en la red solidaria del hospital Guayaquil para mi tratamiento, pero nada.
Luego de seis meses la doctora del PAP me volvió a llamar para ver cómo me había ido con la cirugía y la quimioterapia y se sorprendió de que aún no había sido operada. Me sugirió que fuera a Solca, porque con el bono solidario que recibo no me costaba. Así que en agosto del año pasado me extirparon toda la mama, recibí sesiones de quimioterapia y radioterapia. Nunca me deprimí y tomé valor para sobrevivir”, asegura.
Toledo recomienda a las mujeres hacerse la mamografía a tiempo y considerar que el cáncer es solo un pretexto para que la gente luche por vivir aferrándose a Dios. “Hay que llevar una vida normal y pensar en el futuro”.
Prometió servir a Dios
Violeta Merchán
Hace dieciséis años la doctora Violeta Merchán se palpó una bolita en la mama derecha. No le dolía, solo el brazo y el cuello. Fue al ginecólogo y le diagnosticó mama fibroquística porque no había dado de lactar y era soltera. “Me trató tres meses con hormona, pero fue peor, me dolía más el cuello”, recuerda.
Por ello, agrega, una amiga le sugirió acudir al Hospital del Seguro Social para que le hicieran una biopsia por punción (sacar una muestra) y el resultado fue negativo. En esa época Merchán tenía 55 años y era menopáusica, así que otra amiga cirujana plástica le sugirió que no se quedara con ese resultado y que mejor se hiciera una biopsia de cielo abierto. Ella le sacó la muestra, la mandó a patología y dos semanas después el resultado fue cáncer invasivo grado 3. Luego lo confirmaron en Solca.
Merchán asegura que tomó la noticia con tranquilidad porque es testigo de Jehová y le dijo a Dios: “En tus manos pongo todo este asunto. Dame la oportunidad de servirte más y te prometo dejar mi vida anterior llena de estrés por ser médica intensivista”.
Después, el oncólogo le dijo: ¡Tienes que sacarse la teta!, y ella respondió enojada: ¡Bien, saque la teta! Pero ¡estás anémica, tienes que ponerte sangre!, y ella le contestó: ¡No, deme quince días! Merchán tomó hierro, ácido fólico y comió todo lo verde, y cuando estuvo lista le extirparon toda la mama y 24 ganglios. “No me sentí mal porque me sacaran un seno, era preferible salvar mi vida”, recuerda.
Ella tomó tamoxifeno por vía oral, nunca dejó de ir a sus controles y cambió su alimentación por frutas, verduras y al menos diez vasos de agua al día. Además, dice, jamás perdió la fe, no sufrió, tuvo paz y sigue trabajando en la Unidad de Quemados del hospital Luis Vernaza.
Campaña de Corporación El Rosado
Creemos lazos contra el cáncer
El lazo rosado es un símbolo global usado por personas, compañías y organizaciones que se comprometen a crear conciencia sobre el cáncer de mama. En los EE.UU., en 1992, Alexandra Penney (exeditora de la revista Self) y Evelyn Lauder (vicepresidenta de la Estée Lauder) tuvieron la idea de distribuir lazos rosados en las tiendas Lauder y recaudar fondos para la investigación del cáncer. También lo hicieron Avon, Ford, BMW y Tommy Hilfiger.
En Ecuador, en el 2009, la Corporación El Rosado inició la campaña Creemos lazos contra el cáncer, por iniciativa de Yael Czarninsky, quien propuso a un grupo de proveedores crear artículos con lazos rosados para distribuirlos en Rio Store y Mi Comisariato, con el auspicio de Unilever y Banco de Guayaquil. Con las ganancias se apoya al comité de damas de Solca en sus programas contra el cáncer. También colaboran con sus obras artistas como Ana Fernández, Larissa Marangoni o músicos como Mirella Cesa, entre otros.