‘Aventura placentera y vergonzosa’
En realidad no sé cómo empezar a contar lo que fue mi drama. Cuando conocí hace seis años a mi esposo, él me juró que siempre me sería fiel y de eso estaba muy segura por su pasividad y amor que me brindaba cada día. Pero no sé qué me sucedió en el camino, porque fui yo la que me descarrilé.
Un día conocí a un tipo bastante apuesto, cínico y bien coqueto. Él me empezó a llamar la atención hasta el punto de sentirme atraída. Era como un imán inexplicable, una chispa que me decía atrévete a vivir ese romance, y así fue un día me lancé a esa aventura y realmente la disfruté mucho. Pero después mi sentimiento de culpa se hacía mayor cada vez que veía a mi amado esposo.
Llegó un momento en que ya no podía dormir aunque me vaya a confesar a la iglesia mil veces. No tenía cara para ver a mi esposo cada vez que me trataba con tanto amor y respeto. Yo me encontraba en un dilema, entre la hermosa experiencia y la traición que cometí. Así que decidí limpiar mi conciencia y fui adonde un psicólogo que responde en El Especialista los problemas de otros. Con la terapia me sentí aliviada y entendí que lo que me sucedió fue por la fuerza de la atracción nada más, así que logré perdonarme y me propuse no volver a tener otra aventura, aunque haya sido placentera y a la vez vergonzosa.
Ana,
Guayaquil