‘Me cambió la sonrisa de fea a bonita’
Hace dos años me sentía muy desmotivado a sonreír porque mis dientes superiores de adelante estaban montados unos con otros, además en los inferiores también tenía un diente fuera de lugar por falta de espacio.
El tiempo pasaba y mis padres no me habían podido llevar a un buen dentista para que me los alineara. En mi caso, tenía mis dientes anchos, es decir grandes, y por eso no tenía suficiente espacio para que los dientes permanentes salieran de manera correcta donde debían ir, así que se amontonaban. Cada vez que abría la boca todo el mundo me quedaba viendo y esto me causaba mucha vergüenza, a tal punto que no quería ni hablar. Pero cuando mi papá leyó una carta en El Especialista de alguien que le pasaba lo mismo que a mí, se conmovió y me llevó a un ortodoncista, quien le indicó el costo total del tratamiento y el pago inicial. Mi papá me hizo el chico más feliz del mundo a mis 13 años.
Me tomaron radiografías, me hicieron un estudio, me sacaron dos dientes, me pusieron unos implantes y luego los brackets. En un año mis dientes se alinearon y pude sonreír. Aunque todavía mi tratamiento continúa hasta que quede todo perfecto, quería compartir mi caso para que lleven a los niños con dientes chuecos al especialista.
Andrés,
Guayaquil