‘Me ponía triste al recordar mi niñez ’

30 de Octubre de 2011

Cuando era niña viví hasta los 7 años en la finca de mi padre, muy lejos del pueblo. Él siempre quiso que prosperara y que no fuera como esos animalitos silvestres, así que tuvo la brillante idea de mandarme a la ciudad donde una tía para que me educara.

Cuando llegué donde ella, su casa me pareció espectacular, por fin tendría un cuarto para mí sola. Pero resulta que el aprendizaje que me daría sería basado en que hiciera los quehaceres de la casa. Así que me convertí más que en su sobrina en su empleadita doméstica. Si bien es cierto aprendí a cocinar rico, a lavar y estudié en el colegio, nunca sentí su cariño ni el de mis padres, pues ambos tenían sus propios compromisos.

Crecí resentida con todos ellos y no era feliz. Hasta que me enamoré y a mis 27 años me casé con un hombre maravilloso, por ser  comprensivo y colaborador. Formamos un hogar sencillo, pero lleno de amor. Sin embargo, a pesar de tener un hogar como lo había soñado, había momentos en que me ponía muy triste al acordarme de mi niñez. Mi esposo una vez más me pedía que me olvidara del asunto, pero no podía. Así que acudí, hace un año,  donde una psicóloga que responde cartas en El Especialista y con su ayuda pude despojarme de esos sentimientos negativos.

Me hizo ver que si hubiera crecido como un animalito silvestre, no sería ni tendría la vida que tengo ahora. Así que no fue tan malo haber aprendido un poco de buenos hábitos, aunque la forma fue la inadecuada. Ahora podría darles a mis futuros hijos una vida diferente.

Sandra
Guayaquil

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