‘No había nada que salvar en mi relación’
Cuando estaba soltera, a mis 26 años, me sentía autosuficiente, pues trabajaba como vendedora y mi carácter era firme como una verdadera tauro.
Me casé a los 28 y al principio cuando no me agradaba alguna situación con mi pareja, como la desorganización en sus hábitos personales e incluso laborales, lo podía tolerar un poco. Pero a medida que el tiempo avanzaba, por más que le aconsejaba que mejorara para bien de nuestro hogar, no lo hacía.
Él continuaba con el mismo comportamiento y yo empecé a verlo como un bicho. Lo maltrataba, le gritaba y hasta creía que ya no lo amaba. Pero hace dos años de manera educada me enfrentó y me dijo que gracias al amor que me tenía había podido soportar mi maltrato, pero que él había decidido no permitir que lo siguiera ofendiendo y me confesó que había encontrado a una mujer que sí lo comprendía y que lo estaba ayudando a salir de la angustia y depresión que significaba estar casado conmigo.
En ese instante me callé. Me sentí tan dolida que me resquebrajé. Lloré porque me di cuenta de que perdí a mi marido y que aún lo amaba. Busqué ayuda con un psicólogo de los que responden cartas en El Especialista y me hizo ver, después de varias sesiones con mi marido, que no había nada que salvar en mi relación, porque él ya no me amaba y no quería seguir conmigo. No me quedó más que darle el divorcio. Comprendí que yo fui en gran parte la culpable por querer solucionar los problemas con malos tratos y creer que yo tenía la razón.
Eulalia,
Guayaquil