El pájaro dodo: Un ecologista dedicado
“Para Felipe siempre habrá ‘dodos’ que rescatar, proyectos que gracias a su dedicación, y profundo amor por las islas, terminan convirtiéndose en célebres realidades”.
Esta es la historia de un niño que nació, creció y se formó profesionalmente en una lejana isla del océano Pacífico, la más sureña del archipiélago de Galápagos, Floreana. Cuando tenia siete años, supo a través de los libros de casa y conversaciones en la mesa familiar, de la extinción del pájaro dodo. Un tipo de paloma gigante que habitó la isla de Mauritius, al este de Madagascar, y fue avistado por última vez en 1662. El dodo, ave áptera, ha sido usado como símbolo de extinción en el mundo.
Felipe Cruz no pudo creer la triste novedad de que una especie del planeta hubiera dejado de existir para siempre. Y en su inocencia de niño, nació una obsesión: hallar al dodo, probar que no había desaparecido. Cada vez que caminaba por los campos de la isla hundía sus brazos en la tierra, con la esperanza de encontrarlo. Así un día se llevó la sorpresa de su vida: un ave le picoteó la mano, un pajarito de noventa centímetros de apertura de alas, negro y con pancita y frente blancas.
De esta manera Felipe descubre la existencia del petrel de Galápagos (o pata pegada), un ave endémica a las islas Encantadas, en alto peligro de extinción. Es decir, Felipe encuentra su pájaro dodo al cual dedicaría el primer cuarto de siglo de su existencia.
Entre 1978-1980 trabajó en su propio proyecto para el estudio del petrel en Floreana y el control de especies introducidas. Estima 300 individuos adultos, con apenas 10% de éxito reproductivo y alta mortalidad. Presenta una propuesta a la WWF de Estados Unidos que lo financia desde 1981 a 1987. Felipe era un joven desconocido, de una remota isla del Ecuador; pero WWF confía en su tenacidad y conocimientos y el proyecto se convierte en uno de los de mayor interés y difusión para los donantes de esta organización no gubernamental. A partir de 1989 el Parque Nacional Galápagos se hace cargo del monitoreo y control de esta especie, y hoy se calculan 5.000 adultos en Floreana con un éxito reproductivo del 80%. Felipe ha logrado salvar a su primer pájaro dodo.
Luego del petrel, y otros varios proyectos, Felipe se dedica a la erradicación de chivos en Galápagos, convirtiéndose en director técnico del proyecto Isabela, uno de los más exitosos programas de restauración de ecosistemas en el mundo. En la campaña de 1998 a 2006, se logra terminar por completo con los cerdos y chivos de la isla San Salvador, y en Isabela se disminuye la población de chivos de 100.000 a menos de 60.
Actualmente Felipe Cruz es subdirector ejecutivo de la Estación Científica Charles Darwin; en sus funciones, y junto con el Parque Nacional Galápagos, ha sido gestor del programa de crianza en cautiverio del pinzón de manglar, especie de la que solo quedan 60 individuos. Con alegría y optimismo se han repatriado 15 polluelos a la isla Isabela, un numero significativo considerando la población total actual. Otro ‘dodo’ salvándose de la extinción.
Pero Floreana es el primer y constante amor de Felipe, donde naciera su obsesión por los ‘dodos’. Hoy su sueño es la repatriación del cucuve único a esa isla, pero que por la depredación por parte de especies introducidas sobrevive únicamente en islotes y rocas satélite, sumando no más de trescientos individuos. La población de ratas y gatos está siendo controlada, y el siguiente paso es traer varias parejas del cucuve de Floreana de vuelta a su isla de origen.
Para Felipe siempre habrá ‘dodos’ que rescatar, proyectos que gracias a su dedicación, y profundo amor por las islas, terminan convirtiéndose en célebres realidades. Su siguiente sueño, el más grande: construir capital social en las Encantadas.