Equilibrio y naturaleza: Experto visitante
“Para Michael, Galápagos sigue siendo un lugar maravilloso donde se aprende a valorar la naturaleza... Si bien han existido ciclos de problemas graves y pequeñas tragedias ecológicas, el Parque se conserva como hace treinta años”.
Muchos habrán oído hablar de Michael Jackson, pero no me refiero al músico pop, sino al Michael con una trayectoria muy cercana a las islas Galápagos. De nacionalidad británica, Michael llegó a las Encantadas por primera vez en 1980, recién graduado de la Universidad de Cambridge y atraído por un anuncio que ofertaba trabajo de naturalista en un barco de turismo. Por un año completo fue guía, recorriendo senderos e interpretando la naturaleza para pasajeros de distintas nacionalidades.
Durante ese periodo descubrió que tenía habilidades de maestro, que su verdadera vocación era enseñar. También entonces conoce a Mónica Bailey, pasajera de la que se enamora perdidamente y quien es todavía su esposa y compañera. Como Mónica es de nacionalidad canadiense, Michael decide hacer su maestría en Canadá, de 1982 a 1984, donde se especializó en Ciencias del Medio Ambiente. Durante las vacaciones retornó a Galápagos en diversas ocasiones y con varios propósitos: liderar grupos de turistas especializados, estudiar el comportamiento de las iguanas marinas de Punta Núñez y trabajar en su tesis ‘La importancia de la interpretación en el manejo del Parque Nacional Galápagos’, la cual se convirtió en uno de los primeros y más completos textos sobre la historia natural del archipiélago de Colón.
Michael entendió la necesidad de explicar la formación de las islas, el arribo, establecimiento de sus especies, la historia humana del archipiélago en lenguaje sencillo, que cualquier persona ordinaria pudiera entender, pero con fondo científico. Y fue tal el éxito que su Galápagos, Historia Natural, se convirtió en el libro de estudios para los cursos de guías del Parque Nacional; prácticamente mi “biblia” cuando estudiaba para licenciarme de naturalista.
Michael se ha dedicado a lo suyo: profesor de ciencias, geología, medio ambiente en el colegio Saint Michael de la ciudad de Victoria. También es miembro de la Asamblea General de la Fundación Charles Darwin, conferencista para varias empresas de turismo y le encanta kayakear. Cuando le pregunto si nota algún cambio en los lugares de visita luego de 33 años, me responde que no, que se siente muy orgulloso del trabajo del Parque Nacional Galápagos y del Gobierno del Ecuador que han logrado mantener los sitios prácticamente intactos, y algunos de ellos, incluso mejorados con la erradicación de varias especies introducidas. También cree que los guías naturalistas han jugado un papel importante al difundir su pasión por las islas, haciendo que se respeten las reglas y motivando la donación de fondos para conservación.
Para Michael, Galápagos sigue siendo un lugar maravilloso donde se aprende a valorar la naturaleza. Fue aquí donde entendiera por primera vez sobre la interconectividad de las cosas: flores, criaturas marinas, estrellas en el cielo, todo está enlazado, y en las Encantadas se lo ve y se lo siente.
Si bien han existido ciclos de problemas graves y pequeñas tragedias ecológicas, el Parque se conserva como hace treinta años. La población en Puerto Ayora ha explotado, hay cientos de autos y construcciones, y sin embargo, sentado en la playa de Bartolomé, Michael no puede pensar en nada que no sea igual de maravilloso en las zonas del Parque que como hace treinta años.