Pingüino extraviado: ¿Qué está pasando?
“Este es un avistamiento importante, tal vez señal de cambio climático, o de que se acerca un evento relacionado a El Niño o simplemente un hecho al azar. No podemos llegar a ninguna conclusión basados en un único reporte”.
¿Puede un oso polar comer pingüinos? Potencialmente sí, un oso polar es capaz de devorar lo que se le cruce, sobre todo si se trata de una pequeña ave no voladora. Pero el caso es que los osos polares son criaturas del hemisferio norte, mientras que los pingüinos son exclusivos del hemisferio sur.
Esto hasta hace pocos días, porque el sábado 19 de abril del 2014 se reportó un pingüino a 19 millas al norte de la línea ecuatorial. El guía del Parque Nacional Galápagos, Patricio Maldonado, llevaba a su grupo de kayakeros a lo largo de la costa interior de la isla Genovesa. Eran las seis y media de la mañana, el mar lucía calmo y transparente. Una neblina tenue rodeaba a los pasajeros que remaban disfrutando de la tranquilidad y paz de las primeras horas del día.
Genovesa es un volcán de dos calderas. La mayor ha colapsado a tal punto que la implacable acción del océano logró erosionar una porción de sus paredes formando la bahía Darwin, de aguas profundas y acantilados de lava. Es decir, fondear en esta caleta es estar en el corazón mismo de un volcán.
Genovesa se encuentra al noreste del archipiélago, por tanto recibe más que ninguna otra isla la influencia del flujo de Panamá, aguas cálidas del noreste. Las temperaturas son mayores que en el resto de Galápagos y las condiciones más propicias para la existencia de corales. Es decir, Genovesa no es precisamente un sitio óptimo para un pingüino; primero está en el hemisferio norte (aunque todavía a miles de millas de distancia de los osos polares) y segundo es de las islas más tropicales del archipiélago.
Los pingüinos de Galápagos suman una población que se estima entre 1.200 y 1.400 individuos, y habitan las zonas de afloramientos de corrientes frías y ricas en nutrientes y peces. La mayoría vive en las costas de Fernandina e Isabela, con pequeñas colonias en Bartolomé, Sombrero Chino y Floreana. Todas son islas en el hemisferio sur, con excepción de una mínima porción de la costa de Isabela en el hemisferio norte.
Pero fue en Genovesa que entre la bruma fresca de un amanecer, Patricio (Pato) se toparía con la sorpresa de un juvenil, aparentemente en buen estado de salud, que lo observaba desde las rocas.
Ya se reportó hace muchos años un pingüino de Galápagos que había llegado hasta las costas de Panamá. ¿Podrá el pingüino sobrevivir en este ambiente distinto al de su hábitat regular? A lo mejor ya para hoy el juvenil ha retornado a su hogar, ha encontrado a los de su especie. O tal vez en mi próxima entrada a la bahía lo pueda observar.
Cuando Patricio volvió al barco le costó convencer a los demás de su inusual encuentro matutino. Pero al retornar en la tarde a las escalinatas del Príncipe Felipe, lugar donde lo había observado originalmente, allí estaba, en idéntica posición, la misma roca, y según Pato, luciendo igual de desconcertado.
Este es un avistamiento importante, tal vez señal de cambio climático, o de que se acerca un evento relacionado a El Niño o simplemente un hecho al azar. No podemos llegar a ninguna conclusión basados en un único reporte. Sin embargo, no cabe duda de que para nuestro amigo Pato fue una sorpresa increíble, que generosamente ha compartido con nosotros.