Ámsterdam y su transporte público
Tranvía, bicicletas, buses, trenes, metros forman parte de la red de movilización de la capital holandesa. Las facilidades de transportación convierten a esta ciudad en una de las más completas de Europa.
Viajar es una de las experiencias que todas las personas disfrutan. Enterarse qué hay en tierras lejanas permite ampliar nuestras percepciones, conocer gente de otras partes enriquece nuestra existencia y también nos hace notar que en otras ciudades las cosas sí funcionan y es cuando nos preguntamos ¿por qué no en la nuestra?
Es el caso del transporte público. Ámsterdam, con sus numerosos puentes y canales, es de la ciudades europeas que ha tomado el control de la transportación pero en serio. Con sus casi 800 mil habitantes la colocan como un lugar donde es posible transitar sin problemas, sin congestionamiento vehicular. Está tan bien diseñada que la gente prefiere la bicicleta porque, aparte del alto costo que representa comprar un vehículo y encontrar un espacio para aparcar, andar en bici es más saludable y económico. Esto ha convertido a Ámsterdam en el centro mundial de la cultura de la bicicleta.
Qué agradable ver a ejecutivos con saco y corbata, mujeres oficinistas con vestido, falda o pantalón, estudiantes, niños, mamás llevando a sus pequeños hijos o familias enteras, montando una bicicleta por carriles diseñados especialmente para ese transporte.
Ámsterdam no es la ciudad de grandes rascacielos. Las fachadas de sus casas, que guardan la original arquitectura de los siglos XVI y XVII y que en la mayoría no pasan de cinco pisos, la convierten en una urbe única. Caminar por sus callejones y calles empedrados es toda una aventura, casi todos los caminos conducen a un canal –por algo le dicen coloquialmente la Venecia del norte–. Da la impresión que uno llega al mismo sitio o que se está caminando en círculos.
El Holandés flotante
Si para algunos el idioma inglés es complicado, el holandés es muy ajeno al español. Pero con un mapa de la ciudad y una guía turística que dan la alcaldía de esa ciudad a través de su campaña turística ‘I amsterdam’, es posible trasladarse de un lugar a otro en los diferentes medios de transporte, inclusive a solas.
Ahora bien, sí es necesario hablar algo de inglés o, si tiene suerte, es posible que se encuentre con turistas españoles, visitantes comunes de la capital holandesa, para que lo ayuden a ubicarse y preguntar.
El transporte público de Ámsterdam consiste en conexiones de tren a todo Holanda y otros destinos europeos (Suiza, Alemania, Francia) y Moscú. También hay cuatro líneas de metro (otra estará lista el próximo año), 16 líneas de tranvías (Trams) que están conectadas con las bicicletas, varias líneas de bus regional, más de 50 líneas de bus urbano, algunas lanchas colectivas y ferris (también para ciclistas) y una que es espectacular: el Holandés flotante, un autobús eléctrico anfibio para viajar por los canales de la ciudad y salir a tierra, así como si nada.
Si tiene planeado viajar a esta mágica ciudad puede hacerlo en vuelo directo por KLM con cuatro salidas semanales (en diciembre se abrirá una más). Para quienes vivimos en Guayaquil el vuelo es directo a Ámsterdam; al regreso, el avión hace escala de una hora en Quito.
La ventaja de esta aerolínea holandesa, aparte de las múltiples conexiones a cualquier parte del mundo desde el aeropuerto de Schiphol en la capital holandesa, es que el vuelo desde Guayaquil dura doce u once horas, y las salidas (18:30) permiten dormir durante gran parte del viaje.
Lo siguiente es una sugerencia que le permitirá ahorrar dinero en transporte y entradas a museos y otros. Recuerde que el euro está mejor cotizado que el dólar y en el cambio se recibe menos moneda estadounidense (75,10 euros son $ 100).
Si el hotel que escogió está en el centro y decide coger el tren desde el aeropuerto (en el piso subterráneo) este lo llevará hasta la Estación Central (Centraal Station). A la salida busque los quioscos con letreros que indican ‘I amsterdam’ y pregunte por las tarjetas City Card (Your key to Amsterdam o Su llave a Ámsterdam) y la tarjeta chip GVB para el transporte público). Vienen en un “kit de supervivencia”: guía de todos los museos, mapas, tickets de descuento y demás atracciones. Cuesta 60 euros con tarjeta de transporte para 72 horas. Si prefiere puede comprar solo la tarjeta de transporte en los quioscos (GVB Tickets & Info). GVB es la empresa municipal de transporte.
Desde la guía puede bajar una aplicación con la que, una vez en su teléfono inteligente, le muestra los atractivos turísticos de Ámsterdam incluyendo las vías por donde debe ir al destino elegido.
La tarjeta GVB tiene distintas variantes dependiendo del tiempo de estadía en Ámsterdam, hay de uno o más días. Le permite utilizar de forma ilimitada cualquier tranvía, bus y metro de GVB en toda la ciudad sin tener que preocuparse de los tiempos de trasbordo. En esta red no están los trenes (la compañía es NS) ni los autobuses que van a otros pueblos y ciudades. El abono es válido dependiendo el tiempo de estadía que se lo calcula en horas (si son 3 los días que se quedará la tarjeta indica 72).
Con ella se pueden hacer trasbordos, bajar y volver a subir tantas veces como quiera durante el número de horas que figura en la tarjeta. Si se va a quedar un poco más, puede comprar también abonos de entre 1 y 7 días (de 24 a 168 horas de validez). Pero ojo, debe marcar al subir y bajar. A la bajada no puede pasar de avivato porque si lo ven que no marca lo multarán.
Las líneas de tranvía, autobús y metro conducen desde las 06:00 hasta media hora después de la medianoche. Entre las 00:30 y las 07:30 puede usar autobuses nocturnos.
La tarjeta anteriormente mencionada también es válida allí. Pero los autobuses tienen una ventaja con respecto al tranvía: circulan las 24 horas.
Los niños menores de 3 años viajan gratis y los que tienen una edad comprendida entre 4 y 11 años pagan una tarifa reducida. A partir de los 12 años pagan lo mismo que los adultos.
Cada día se realizan más de un millón de trayectos en transporte público, algo que es sorprendente si se tiene en cuenta la población de Ámsterdam.
Las bicicletas
En Ámsterdam, más de 700 mil personas van en bicicleta a estudiar, trabajar y de compras por carriles señalados, y cada vez es mayor el número de turistas que adopta esta forma de explorar la ciudad. Manejar un carro no es para nada aconsejable (la mayoría de calles son para ciclistas y peatones) y los taxis son relativamente caros.
Las bicicletas son ideales porque llegan a todos los lugares, son cómodas, seguras y baratas, además de tener prioridad sobre el resto de vehículos, incluso sobre los peatones. Así que no se atreva a caminar por las bicivías. Con 15.000 kilómetros de carril bici e infraestructura perfecta, los amsterdameses respiran un aire más puro.
Se prohíbe a los ciclistas estar uno al lado de otro; es obligatorio llevar cintas reflectantes en las dos ruedas. Al aparcar la bicicleta se deben utilizar dos candados para asegurar que la encontrará a su regreso.
Si alquiló una bicicleta haga lo que hacen los locales, es decir, siempre circular por la ruta habilitada para los ciclistas (el piso es color marrón marcada con una línea color blanco) y no por la peatonal. El Noord Canal, a través del río Ij, es una tranquila ruta ciclista para aquellos que no quieren pedalear por el centro de la ciudad.
Otros medios
Existe una red de ferris y cada uno es gratuito y transporta tanto a ciclistas como a peatones. La terminal de ferris principal (De Ruijterkade) está detrás de la Estación Central. Los ferris tienen un servicio frecuente pero la mayor parte no funciona los domingos).
Las líneas de metro salen de la Estación Central y cubren el barrio financiero de la zona sureste y los barrios periféricos.
Si es por el agua que decidió viajar es muy válido. Se tiene otra perspectiva de la ciudad. Existen algunas rutas por las cuales puede ver el Museo de Ana Frank, el Distrito Rojo (donde se ubican las famosas vitrinas donde las prostitutas ofrecen sus servicios y los coffee shops en los que se fuma marihuana sin que la policía moleste), el Centro de Ciencia Nemo, el barrio judío (con algunas casas que aún permanecen en pie) y mucho más.
Los taxis del canal tienen una capacidad de 40 pasajeros. Se pueden parar en el canal. El más pequeño cuesta 85 euros (unos $ 110) por los 30 primeros minutos y 70 por cada 30 minutos adicionales dentro de los límites de la ciudad.
También se pueden alquilar hidropatines (conocidos con como bicicletas de canal) así como barcos para explorar los canales.
Sea que visite el Museo de Van Gogh, el Museo de Heineken, la Casa del Bols (House of Bols, el famoso trago holandés), el Museo de Ámsterdam o de la ciudad, la fábrica de Diamantes Gassan, el Mercado de Flores, u otros atractivos, puede elegir cualquier de estos medios de transporte. Son seguros, cómodos y puntuales.