Miami ‘europeo’
¿Imaginó alguna vez que la soleada Miami podía ser un atractivo arquitectónico? Pues sí, no todo es compras y playas.
La Ciudad del Sol ha sido desde hace muchos años uno de los destinos preferidos por los latinoamericanos para las compras y, en la cercana Orlando, para la diversión en familia con los parques de Disney y Universal. Pero el condado de Miami-Dade, que acoge a esta famosa urbe, posee otros bellos sitios para disfrutar.
La ciudad de Coral Gables, llamada también The City Beautiful, es una joya arquitectónica de largas avenidas arboladas con banianos, una variedad de ficus.
El empresario George Merrick planeó un sueño alrededor de 1922 y lo hizo realidad en los 12 kilómetros que recibió como herencia de su padre. Allí planificó las vías circundadas por árboles donde irían situadas las viviendas tipo español acorde con los nombres de las calles que él designó, como Alhambra, Aragón, Alcázar, Granada, Segovia y Valencia.
Aunque Merrick fue el planificador, las grandes obras necesitaron del talento de artistas, arquitectos y paisajistas para el diseño de los jardines. La ciudad hermosa era para Merrick un territorio que debía estar separado de las áreas comercial, industrial, residencial y recreativa.
Estilo mediterráneo
En tres años, Merrick gastó más de $ 20 millones para construir cientos de casas de estilo mediterráneo, levantadas gracias a una gran cantera de piedra caliza que había en la zona.
Donde en algún momento hubo árboles de cítricos y pinos, delineó tres bulevares en donde se destacan la arbolada, plazas, entradas, pequeños puentes y campos de golf.
Aunque los guías de turismo siempre han afirmado que Merrick sentía pasión por la cultura española, en una entrevista en 1925 al diario The New York Times, respondió que esa arquitectura era la que mejor armonizaba con la vegetación y el clima cálido de Florida.
Esa arquitectura marca el carácter de Coral Gables, donde también es posible observar hermosas casas con influencias de la cultura oriental o con toques holandeses, italianos y franceses.
La gran piscina
Coral Gables, hermosa urbe que tiene lazos con los ecuatorianos porque está hermanada a Quito, acoge otro gran atractivo: la Piscina Veneciana, que originalmente fue una cantera de donde se extraían piedras de coral para usos arquitectónicos. En la piscina, inaugurada en 1924 con cavernas, saltos de agua, puentes y edificaciones de estilo mediterráneo, se sumergieron alguna vez las estrellas de natación y de cine Esther Williams y Johnny Weissmuller, el famoso Tarzán.
La piscina, que requiere unos 820.000 galones de agua de manantial, es vaciada y rellenada cada noche durante la temporada de verano, cuando los residentes y turistas buscan refrescarse. Si no es residente de Coral Gables, por el pago de $ 15 cualquier persona puede ingresar a nadar en medio de un jardín repleto con una flora en la que se destacan las bougainvilleas y palmeras de coco.
El centro urbano de Coral Gables ofrece una gran área comercial con infinidad de tiendas a lo largo de la calle Miracle Mile (La milla del milagro).
La anécdota dice que George Merrick caminó con su esposa a lo largo de dichos negocios cuando se inauguraron y no adquirió nada hasta el final de la calle, por lo que él bromeaba que había sido un verdadero milagro que ella no sucumbiera a las compras.
Otra gran atracción de la zona es el histórico y famoso hotel Biltmore, que alcanza una altura de 25 pisos, donde es posible degustar una delicada variedad de coñacs. El hotel fue inaugurado en 1926 con 275 habitaciones de lujo y aires de castillo español, y coronado por una torre de 18 metros que imita al hermoso campanario conocido como Giralda, en la catedral de Sevilla.
La mala fortuna le jugó una pasada que lo llevó a pasar por una bancarrota, pero el hotel fue remozado en 1987 para recuperar su esplendor como joya histórica de sofisticación.
Rumbo a la villa Vizcaya
La cercana zona de Coconut Grove, también conocida como The Grove y asentada al sur de Miami, es un lugar lleno de calles bordeadas de árboles que custodian casas antiguas de piedras de coral, elegantes viviendas e históricas iglesias. Sus visitantes también se deleitan en sus restaurantes, galerías de arte y gran cantidad de comercios. Pero su mayor atractivo reposa en el norte, junto a la bahía de Biscayne. Nos referimos a villa Vizcaya, una propiedad que recuerda el renacimiento italiano y hace parte de la rica historia arquitectónica de Estados Unidos.
La centenaria villa Vizcaya fue construida en 1916 en el centro de un área con la extensa vegetación que rodea a la bahía, donde se destaca su hermosa estructura palaciega que mira hacia el océano. Fue la residencia de invierno del millonario James Deering (1859-1925), quien para construir sus 70 habitaciones contrató mil obreros. En algunos de sus espacios se han filmado películas como Ace Ventura: Detective de Mascotas, Dos policías rebeldes II y Iron Man 3.
Inspirada en los deseos de James Deering, tres hombres se encargaron de diseñarla: F. Hoffman Burrall fue el arquitecto, Diego Suárez diseñó los jardines, y Paul Chalfin fue el director artístico de todo el proyecto. Este último y Deering viajaron por Europa para estudiar las villas italianas que servirían de modelo para esta mansión.
Además de escoger los elegantes muebles y antigüedades para decorar las habitaciones, importaron marcos de chimenea tallados y cielo rasos pintados al fresco desde la Toscana (Italia) y Francia para adornar las paredes.
Los jardines formales, que tienen una combinación de diseño francés e italiano, cual una gran sala al aire libre, muestran unos 40 mil metros de patrones geométricos de plantas subtropicales, entre arbustos, palmeras y orquídeas, que se combinan con varias estatuas, columnas, fuentes, pérgolas y urnas decorativas.
Tras la muerte de Deering, alrededor de 1952, la propiedad fue adquirida por el condado de Miami-Dade y, un año después, la villa fue abierta al público como un museo de arte que impacta a los visitantes desde que admiran su imponente fachada. (I)