Rugido de Aya

08 de Abril de 2012
Moisés Pinchevsky moises@pinchevsky.net

Visitamos las siete cascadas del cerro de Aya, pasando Naranjal (Guayas), a solo hora y media desde Guayaquil. ¡Y regresamos para contarlo!

Los habitantes de la comuna 23 de Noviembre se jactan de que la excursión que brindan en el bosque protector del cerro de Aya (también conocido como de Hayas) es “toda una aventura”. Y no es cuento.

Germán Mendoza, el guía nativo que nos acompaña, comenta que un día antes de nuestra llegada recibieron a una pareja de turistas de la tercera edad. “Se fueron bravos. Ellos pensaban que venían a un balneario de relax, que llegarían para pronto ver las cascadas. Pero cuando supieron que el paseo requería ingresar en el bosque y avanzar mucho para ver las caídas de agua, prefirieron regresarse”.

Por eso hay que saber a qué se viene, para así gozárselo de manera plena. La ruta por las siete cascadas comienza en una garita en la comuna 23 de Noviembre, a la cual se llega avanzando unos tres kilómetros por una vía lastrada, cuyo ingreso aparece, a mano izquierda, en el km 5 de la vía Naranjal-Machala.

Allí hay un rústico parqueadero para dejar el vehículo, para que el único medio de locomoción sean las piernas acompañadas del entusiasmo, el espíritu de aventura y el equilibrio. El equilibrio comienza a requerirse para atravesar saltando entre rocas diversos tramos del riachuelo que nos acompaña durante todo el camino, así que la primera recomendación es llevar botas de caucho, si no quieren resignarse a mojarse los zapatos.

Ya en el bosque nos recibe un poderoso estruendo que parece nacer de una nave espacial que flota sobre nosotros. Pero no se asoman los extraterrestres. Son las cigarras que saludan al visitante con su canto orquestal, que es tan fuerte que provoca que deba gritarle a Germán para preguntarle si efectivamente son esos insectos. “Sí. Son una maravilla”, me contesta mientras mira sonriendo hacia todos lados, como si pudiera verlas entre los árboles.

Tras media hora de caminata llegamos a la primera cascada y su maravilloso susurro por el choque de las aguas, que se junta al canto de las cigarras. En su lecho se forma una piscina natural aprovechada por los visitantes que solo se atreven a llegar hasta allí. Eso porque avanzar requiere un verdadero despliegue de habilidad y fortaleza para coronar las cascadas, una a una, como si se tratara de avanzar por los diversos niveles de un juego de video.

La segunda caída de agua requiere subir por la colina a través de cuerdas y escaleras que cuelgan en la roca. No se necesita ser un superdotado para lograrlo, ya que, especialmente los fines de semana, sin problema las sortean jóvenes que llegan entre amigos a celebrar días de campo y chapuzones en este escenario agreste.

Llegar a cada cascada permite un momento de respiro y satisfacción por haber logrado una pequeña meta. Y ponerse de pie significa enfrentarse nuevamente a alguna cuerda que pende de la montaña para seguir ascendiendo con la camiseta empapada de sudor. ¡Es una experiencia agotadora, pero al mismo tiempo energizante!

“El equipo de un canal de televisión llegó hasta aquí”, señala Germán en la tercera cascada. “Ya no aguantaron más”. Es allí donde está el ascenso más empinado, que nos eleva unos 20 metros. Y poco más adelante están otras pendientes que, poco a poco, nos llevan a las demás caídas de agua.

La más visitada es la sexta, donde se encuentra la piscina natural más grande y el estruendo más fuerte, por ser una precipitación de unos 30 metros de altura. Allí está el bullicio de un grupo de jóvenes que sobre una roca armaron su picnic.

Y a pocos metros está la cuerda que nos lleva pronto a la última cascada. La séptima. Luce solitaria con su blanca vertical de unos 15 metros de caída.

Allí suena el bullicio por el choque de las aguas. Cantan las cigarras. La respiración de los agotados excursionistas truena acelerada tras una hora y media de caminata. Todo aquello forma el rugido del cerro de Aya.

Informes (09) 555-1573, (08) 138-9968. El ingreso cuesta $ 0,50 (será $ 1 desde mayo) y la guianza $ 15 hasta 10 personas. Preferible ingresar con carro todoterreno a la comuna.

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