Isla Santay: recargada
¿Qué hacer el fin de semana? ¿Qué le parece conocer la nueva isla Santay? Eso sería aprovechar la proximidad que tiene ese territorio insular con Guayaquil (unos 20 minutos en bote).
Llegar a la isla Santay significa percatarse de que las aves parecen alborotarse por la presencia de los turistas, observar que los pescadores detienen sus faenas para mirar a los visitantes y sentir que la brisa parece más pura y fresca junto al río Guayas.
Siempre ha sido atractivo llegar de turismo a este cercano territorio silvestre. Sin embargo, hasta hace un año trasladarse allá significaba utilizar el calzado “oficial” de este destino de ecoturismo: las botas de caucho. Esto para caminar por este terreno que, por ser un humedal, a menudo se convertía en un campo de fango.
Esto lo destacan los pobladores como Elsa Rodríguez, presidenta de esta comuna de 230 habitantes. “Antes pasábamos con el lodo. Ahora los visitantes nos dicen: ‘Se sacaron la lotería. Todo está bonito’. Y yo les digo que sí”, refiriéndose a la ecoaldea elevada, donde viven desde agosto del año anterior.
Esta obra del Gobierno está compuesta por 56 viviendas conectadas por pasarelas de madera que, además, llevan en tranquila caminata al nuevo muelle de la comunidad, donde reciben a los visitantes y zarpan los pobladores a sus faenas de pesca.
Uno de esos pescadores es Rineo Jaime, quien vive con su esposa en la casa número 2 de la ecoaldea, aunque sus hijos, ya adultos, residen en Durán y Guayaquil. “Aquí somos criados. No lo cambio por nada. Por eso nosotros (los comuneros) somos los que limpiamos y cuidamos todo. Es nuestro paraíso”, señala este hombre que suele ver cómo los turistas se sorprenden por la hermosa naturaleza de este sitio (“no se lo esperan”), que tiene como marco la proximidad al río y un bosque y manglares habitados por aves como tilingos, gallaretas, patos, fragatas y cormoranes.
Ese bosque acoge los senderos de la comunidad que mayormente son transitados en los meses de verano, debido a las lluvias. Aunque el corredor más visitado lleva a la cocodrilera, tal como le llaman a un recinto de unos 400 m² donde crían once cocodrilos (todos hermanos) traídos desde pequeños del Parque Histórico Guayaquil, para aquí exhibir a esta especie que en el pasado dominó las aguas del río Guayas y sus afluentes.
Uno de los planes es aumentar esa cocodrilera a 1.200 m², para brindar mayores facilidades a los turistas y más espacio a estos animales que llegan a medir hasta 6 metros de longitud (hoy miden como 2 metros).
Pero el mayor proyecto para el turismo es mucho más ambicioso, y se prevé esté listo a mediados del año próximo. El plan apunta a construir dos pasarelas peatonales que conecten a Guayaquil y Durán con la isla Santay.
Martha Véliz, gerenta del proyecto Santay, explica: “Serán de dos o tres metros de ancho, para personas y bicicletas (no vehículos motorizados). El puente peatonal de Durán tendrá unos 700 metros de longitud y saldrá de la ciudadela Abel Gilbert (malecón) y llegará a la zona norte de Santay. El segundo puente peatonal saldrá del muelle de Astinave (barrio del Astillero) hasta cerca de la ecoaldea; medirá unos 800 metros”.
Ambos puentes estarán conectados dentro de la isla por una pasarela de unos 4 kilómetros de longitud, para que los ciclistas puedan ingresar por un puente y, si desean, pasear por la isla y salir por la otra pasarela. También se planea construir un centro de interpretación, para explicar al visitante los detalles históricos y naturales de la isla.
Y parte de esos detalles es que Santay está cada vez más decidida a atender a los turistas.
Cómo llegar: Es necesario coordinar la visita previamente con la Empresa Pública de Parques Naturales y Espacios Públicos, 229-4900/08, ext. 109, (08) 710-2272. El bote parte del muelle del Yacht Club Naval, en el malecón Simón Bolívar. Tarifa: $ 12 por persona, incluye el transporte en lancha (ida y vuelta), refrigerio y guía.