Turismo deportivo en España
El fútbol es parte importante de la cultura española, tanto que ha penetrado como producto turístico. Un guayaquileño que vive en Madrid nos cuenta su historia.
El Barcelona de España es el mejor equipo del mundo. Cuando llegué a Madrid (hace 12 años), el Barça trajo a Ronaldinho de delantero, Frank Rijkaard de técnico y empezaban a brillar Xavi, Iniesta y, dos años después, Messi. Ronaldinho era un mago, hacia muchas maravillas con el balón y los ayudó a ser campeones de Europa en 2006.
Esa pasión futbolera suele mezclarse con la turística para los viajeros que están en España. Lo vivo regularmente cuando vienen familiares y amigos a visitarme a Madrid, ya que, aunque soy hincha del Barcelona de España (en Ecuador me gustaban el Valdez y el Filanbanco), me toca llevarlos a conocer el estadio Santiago Bernabéu, hogar del Real Madrid
El recorrido, que vale unos $ 21, enpieza con unas escaleras eléctricas que llevan a la parte alta del estadio, desde donde impresiona ver el campo y lo bien cuidado que lo tienen. Luego el visitante cruza por varias estancias. La primera es un lugar con decenas de pantallas gigantes multitáctil para conocer las plantillas de jugadores por años, sus mejores goles y campeonatos.
La verdad no he visto nada igual en cuanto a multimedia. El tour continúa exhibiendo las primeras camisetas del equipo, zapatos de Cristiano Ronaldo, Figo, Raúl y otras figuras, para luego observar todas sus copas ganadas y, más adelante, el turista puede tomarse una foto con un fondo verde, para que luego se la den posando junto a su jugador favorito. Una de las cosas que más me gusta es que podemos bajar al campo y sentarnos en el banquillo, también en el palco de autoridades para sentirnos Florentino Pérez (presidente del Real Madrid), ver los vestuarios e ir a la sala de prensa. La visita termina con la tienda para recoger las fotos y comprar los souvenirs del equipo.
Con el Barcelona
Ese paseo ha sido mi costumbre muchas veces. Pero mi novia, Remedios, me dio mi propio tour futbolero (de sorpresa) en mi último cumpleaños. Ella sabe que soy hincha del Barcelona, por eso aprovechó para combinar el turismo con mi pasión deportiva. Fuimos a pasar unos días de vacaciones a Cambrils, un pueblo con unas playas muy bonitas cerca de Barcelona.
Es un balneario muy famoso de la Costa Dorada (provincia de Tarragona), pero no tan concurrido como su vecino, Sitges. Nos hospedamos en un resort de playa que cobraba como 60 euros la noche (unos 67 dólares), el cual es el punto de partida a sitios fantásticos como Tarragona, que tiene un coliseo romano en perfectas condiciones, junto al mar Mediterráneo.
Pero la mejor escapada fue llegar a la cercana Barcelona para, tras haber visitado el famoso parque Güell (obra de Antoni Gaudí), darme cuenta de que Remedios había comprado dos entradas (como $ 90 cada una) para ver el partido contra el Getafe. Allá, todo fue genial. El estadio Camp Nou lucía impresionante, casi lleno en sus 80 mil puestos. Eso es definitivamente un encanto turístico para cualquier fanático al deporte. Sentir todo el estadio gritando los goles, haciendo la ola, con cánticos de apoyo.
Esa experiencia se complementó con otras visitas que había hecho a ese estadio como turista, junto a familiares para ver su museo (ingreso, $ 25,5), el cual, es menos moderno que el del Real Madrid.
En el estadio Nou Camp no hay pantallas táctiles, solo gigantografías, y en muchos lugares no puedes tomar fotos porque tienen su propio fotógrafo para que luego compres las gráficas. Y lo haces, porque así conservas más recuerdos de esta visita tan feliz, que para mí comenzó con un lugar tan bonito como Cambrils y terminó cantando dos goles del fantástico Barcelona. (I)