Estero Salado: Agua de campeones
El canotaje ha crecido inmensamente en popularidad y logros en nuestro país, teniendo como punto clave el trabajo que la selección nacional realiza en el estero Salado de Guayaquil.
Fue precisamente el domingo 13 de marzo del 2005. La Revista publicaba el artículo ‘Desafíos sobre el agua’ para presentar a una veintena de jóvenes seleccionados ecuatorianos que practicaba canotaje en el estero Salado bajo la dirección de Sebastián de Césare, entonces de 22 años de edad y exseleccionado de esa disciplina en Argentina.
Sobre las condiciones del estero Salado para la práctica de este deporte, De Césare afirmaba que eran las adecuadas. “Los deportistas necesitan el agua para remar, no para tomarla”, explicaba este entrenador que en su país natal practicaba en el río Tigre, “que está mucho más contaminado que el estero Salado y sus aguas se vuelven heladas durante el frío invierno bonaerense. Y si de esas turbias aguas han salido campeones argentinos, del estero Salado también pueden salir campeones ecuatorianos”.
Hoy, La Revista reedita el tema para celebrar que las palabras de Sebastián de Césare, quien comenzó a dirigir la selección ecuatoriana en julio del 2003, se cumplieron al pie de la letra. “Han sido años en que se masificó el deporte y creció muchísimo el nivel de los chicos al haber más competencia interna. Y seguimos apostando por el estero”, expresa Sebastián, quien celebra que, efectivamente, desde esas aguas ya han salido campeones.
Las primeras victorias internacionales de Ecuador en canotaje fueron en los Juegos Odesur del 2006 con Ossian Frickson y Miguel Chávez, que obtuvieron medallas de plata en la modalidad C2 (canoa para dos personas), mientras que en el 2010, Andrés Lazo ganó una medalla de plata en C1. “Aunque el mejor año en Odesur fue este 2014, cuando logramos una medalla de oro, otra de plata y tres de bronce”.
En Juegos Bolivarianos, los triunfos han ido aumentando, con una medalla de oro en el 2005, tres en el 2009 y siete en el 2013. En Copas del Mundo hemos cosechado diez preseas, entre ellas dos de oro de César de Césare (Rusia 2012 y Hungría 2013) y una de Anggie Avegno (Italia 2014).
Condiciones ideales
Uno de los partícipes en estos logros ha sido César de Césare, hermano de Sebastián, quien llegó al país en febrero del 2009. “En Guayaquil he encontrado condiciones ideales para entrenar, con un estero sin olas ni viento, lo que nos da una pista siempre plana”, indica este deportista nacionalizado ecuatoriano, quien suele recalcar que los guayaquileños somos afortunados de tener ese brazo de mar. “Y todos debemos cuidarlo”, aunque a veces observa a gente que arroja fundas de basura al agua.
Guayaquil, única ciudad ecuatoriana donde se practica este deporte, también se destaca por tener jóvenes que con empeño están haciendo brillar el nombre del país en canotaje, recalca César. “Son chicos y chicas que entrenan y estudian, que sienten pasión por este deporte y por el Ecuador”, agrega.
Una jovencita que navega en esa dirección es Anggie Avegno, de 18 años, quien en seis años de practicar canoa ha sido cuatro veces campeona nacional, del 2010 al 2014, además de lograr varios triunfos internacionales, como medalla de oro en el Mundial Junior Francia 2012.
“Lo principal es hacer quedar bien el nombre de nuestro país. Eso es una gran satisfacción que nos impulsa a entrenar de lunes a sábado”, indica Avegno, quien ahora se prepara para los Juegos Panamericanos en Toronto, el próximo año.
Seleccionados del país
El equipo nacional de canotaje entrena diariamente en el estero Salado, de 07:00 a 10:30 y de 15:00 a 18:00, partiendo desde el Club Náutico del Salado, ubicado en la avenida Barcelona, entre los puentes del Velero y de la calle 17.
Yautung Cueva (28 años) está involucrado en este deporte desde hace trece años. “La evolución del canotaje en Ecuador avanzó mucho en los últimos cinco años. Antes, en competencias internacionales nos veían como un país más. Ahora, los demás piensan que deben ganarnos, porque a menudo estamos en el podio entre los ganadores”, dice.
Esto se debe, explica, a que los años de entrenamiento están dando resultados y porque estos jóvenes coinciden en un gusto particular por esta actividad. “Es mi pasión. Me gusta estar en el agua y se siente una camaradería especial con todo el equipo”, agrega Cueva, aparte de que las becas del Ministerio del Deporte les permiten dedicarse por entero a esta actividad de alto rendimiento.
Tal satisfacción resulta evidente al verlos navegar como una potente cuadrilla por las aguas en los alrededores del puente 5 de Junio. Esas aguas también han cambiado en este tiempo. Antes eran consideradas un peligro cada vez que los deportistas se viraban con sus embarcaciones, situación que ocurre muy a menudo cuando se inician en esta disciplina que, además de fuerza, requiere de equilibrio.
Pero ahora eso ha cambiado, ya que el agua del estero Salado se ve menos sucia, “e incluso vemos peces”, comenta Paúl Román, quien lleva entrenando seis de sus 21 años de edad. “Antes te daba miedo tocar el agua. Ahora está mucho mejor; le vamos cogiendo cariño al estero”.
Stefanie Perdomo, de 24 años, lo explica con sus palabras. “En el canotaje sientes una gran libertad en medio de la naturaleza. Yo practicaba antes natación, por ello debía darle vueltas a la piscina. Pero en el canotaje te desplazas y encuentras diversos paisajes”, dice esta deportista que, al igual que sus compañeros, realiza un entrenamiento que involucra remar, correr y levantar pesas. “Todos queremos superarnos y ser mejores”.
“Ser mejores” involucra muchas cosas. El campeón nacional júnior, Darwin Chonillo, de 16 años, comenta que el deporte ayuda a los adolescentes a desarrollarse como seres humanos, a sentirse productivos en búsqueda de un propósito importante. “Yo me veo en el deporte”, indica con convicción, cualidad que se necesita para lograr triunfos como los que él ha conseguido en la categoría K1 (kayak para una persona).
El entrenador Sebastián de Césare confía plenamente en el talento de estos jóvenes, y ahora desea masificar más esta actividad. Por ello, la semana anterior estuvo en Santa Elena, donde prevé iniciar con esta actividad en esteros de las comunas de San Pablo y Palmar. Lo mismo ocurriría en las aguas del Yahuarcocha, en Ibarra, donde posiblemente se cumpliría en abril el Torneo Sudamericano de Canotaje, cuya sede se adjudicó a Ecuador. “Seguiremos masificando el canotaje”, agrega Sebastián. “Es un deporte que tiene un futuro aún más brillante en el país”.