Los hijos de Twitter
Twitter comenzó como un colectivo de ideas. Jack Dorsey, Noah Glass, Evan Williams y Biz Stone juntaron fuerzas y desarrollaron el producto. Desde entonces el grupo ha caminado diferentes rutas y desarrollado distintos proyectos.
Square: Hijo de Jack Dorsey. Se trata de un aparato que permite recibir pagos con tarjetas de débito o crédito en un teléfono inteligente o tableta. Un lector magnético se conecta a un teléfono inteligente o tableta (iOS o Android) a través del puerto de audio, donde se conectan los auriculares.
Cuando una tarjeta de débito o crédito se pasa por el lector, este convierte los datos en una señal de audio que el micrófono del dispositivo recoge y envía a la aplicación de Square instalada en el teléfono. Por el momento solo está disponible en Estados Unidos, Canadá y Japón. Square ha sido calificado como una tecnología disruptiva: una que crea un nuevo mercado y un nuevo valor.
Cada vez más negocios y proveedores lo utilizan. Starbucks es el más reciente y se espera que este año se expanda a otros mercados en Europa y quizá a América Latina.
Medium: Fundada por Evan Williams, también detrás de Odeo, Blogger y Twitter. Consiste en una plataforma social para blogs. Posee algunas características diferentes a otros servicios en el mercado como Tumblr o Blogger.
Las entradas se agrupan por tema y no por autor, la gente puede recomendar y compartir ciertos escritos a partir de los temas en los que estos se archivan y la extensión de los textos parece estar a la mitad entre mensajes de Twitter y entradas de blogs tradicionales. Al agruparlos por temas hace más fácil descubrir el contenido ya que los usuarios siguen temas y no autores. Medium está apostando por un público diferente: los creadores de contenido y removiendo estorbos visuales para centrarse en las historias.
Jelly: Fundada por Biz Stone, es una app que permite hacer preguntas a contactos en redes sociales a través de imágenes. La operación es simple. Uno toma una foto de cualquier cosa y lanza una pregunta sobre ella. Imaginen tomar una foto de un árbol en su parque local y preguntar ¿qué tipo de árbol es? El cuestionamiento lo verán sus contactos en redes sociales que tengan la app (amigos y seguidores y los contactos de esas personas), ampliando así la muestra de sabiduría colectiva.
La app basa su operación en la idea de que confiamos más en lo que nuestros contactos piensan que en la información que encontramos en la web y asume que las fotos se están convirtiendo en la manera más sencilla de archivar datos.
A pesar de todo el entusiasmo que la app generó, unas semanas después parece claro que aún necesita tiempo para desarrollarse. Muchas de las preguntas que ahí aparecen no son 100% relevantes y hasta el momento no hay manera de filtrarlas, por lo que el usuario tiene que navegar por un sinnúmero de preguntas irrelevantes antes de encontrar una que no lo sea.