Sebastián Cordero: Su gran despegue
Con la misma expectativa con la que un astronauta viaja por primera vez al espacio, Sebastián Cordero se aventura a explorar la ciencia ficción en el filme Europa Report.
Dos emociones encontradas invadieron la mente del cineasta ecuatoriano Sebastián Cordero cuando le propusieron dirigir el filme Europa Report.
Por un lado, sentía un gran entusiasmo por aventurarse en un género nuevo en su carrera, la ciencia ficción, y por otro, lo atemorizaba fracasar.
“No es fácil meterse a explorar nuevos caminos”, admite. “Sin embargo, creo que mi trayectoria se ha nutrido más de los retos y desafíos que de seguir una misma fórmula, así que decidí aceptar dirigir este filme”.
El reto del director consistía en llevar a la pantalla grande el viaje de la primera misión tripulada a Europa, uno de los satélites del planeta Júpiter.
El objetivo de esta misión sería encontrar rastros de vida bajo la superficie de este lugar.
Y aunque Sebastián no tuvo que abandonar la atmósfera terrestre, esta película sí lo invitaba a explorar nuevos territorios cinematográficos.
Así que para garantizar el éxito de esta misión, decidió reunir a un excelente equipo que trabajara junto con él en el filme.
El mexicano Eugenio Caballero, coganador del premio Óscar en el 2006 por su trabajo en la dirección artística en el filme El laberinto del fauno fue el primero en sumarse a la tripulación.
“Yo estaba terminando el rodaje de Lo imposible, había pasado dos años trabajando en esa película y justamente estaba en Tailandia cuando me llamó Sebastián”, recuerda. “Y me pareció algo muy inusual: Sebastián con una película de naves espaciales. Pero dije ¡bueno!, vamos a ver qué es lo que le ha llamado la atención!”, expresa.
El siguiente en abordar la nave fue el ecuatoriano Enrique Chediak, como director de fotografía. Él tiene en su currículum famosos filmes como 127 horas.
Caballero y Chediak ya habían colaborado anteriormente con Sebastián en las cintas Crónicas (2004) y Rabia (2009). No obstante, para los tres, es su debut en la ciencia ficción.
“Esta tercera colaboración es el resultado de una amistad de muchos años y de un diálogo creativo que se ha fortalecido con el tiempo”, explica Caballero. “Tienen que alinearse muchos factores para que podamos trabajar juntos, pero creo que siempre hemos tenido la voluntad de hacerlo y también se ha dado la coyuntura que necesitamos”.
El resto de la tripulación quedaría conformada por actores de distintas nacionalidades: la estadounidense Embeth Davidtz, la rumana Anamaria Marinca, el sueco Michael Nyqvist, Daniel Wu, de ascendencia china, la polaca Karolina Wydra, el sudafricano Sharlto Copley, y otros.
Esta combinación de diferentes culturas y variados puntos de vista fue otro factor que enriqueció la película. Una fusión de personalidades que resultaría muy interesante en la pantalla.
Imaginando Júpiter
Una vez que el equipo tuvo en sus manos el guion original de Philip Gelatt comenzaron a diseñar de inmediato sus escenarios, los cuales, con el tiempo, irían adoptando una forma definitiva.
Al mismo tiempo tenían otros retos que asumir: el reducido espacio en que se desarrolla la trama y la grabación simultánea de las escenas a través de cámaras ubicadas en distintos sitios del set.
“Lo más importante era establecer desde el principio qué queríamos contar, fijar los conceptos básicos de la película”, explica Caballero. “Así que tomamos algunas notas, investigamos y comenzamos a hacer los primeros dibujos a lápiz, totalmente a blanco y negro”, explica. “Con el tiempo, estos dibujos se volvieron más complejos y empezamos a decidir qué elementos funcionaban y cuáles no. Finalmente dejamos a un lado los diseños en 2D para empezar a trabajar en un modelo 3D en el que pudimos determinar los ángulos de las cámaras”, detalla.
La iluminación también fue otro elemento que cuidaron mucho, puesto que las luces de la nave juegan un papel muy importante en la trama de la cinta. “Mientras más se deteriora la nave, más oscura debe ser la iluminación”, comenta Chediak. “Así, lo que hicimos fue que cuando ya tuvimos listo todo el set, comenzamos a jugar con varias combinaciones de luces y cuando llegábamos a un escenario que nos gustaba, lo grabábamos. Y hacíamos lo mismo para la siguiente escena, volvíamos a encender nuevamente todas las luces y comenzábamos a jugar hasta encontrar otra nueva combinación”.
Además de su trabajo creativo, ellos contaron con la asesoría de varios científicos que los ayudaron a representar de una manera muy realista el guion.
Para el filme se construyó un set de dos pisos localizado sobre una base hidráulica que permitía imitar los movimientos y temblores de una verdadera nave espacial.
A diferencia de sus películas anteriores, durante este rodaje Sebastián tuvo que dar indicaciones a los actores desde fuera del set, a través de un micrófono.
“Yo solo los veía en unos monitores y ellos escuchaban mi voz por un altoparlante”, revela. “Yo era como el centro de mando en la Tierra, hablándoles a ellos en el espacio”, comenta.
“Eso sí generó cierta distancia entre el elenco y yo, porque hubo ocasiones en que quería darle una indicación específicamente a uno de los actores y no podía hacerlo, porque entrar y salir del set me tomaba entre cinco y siete minutos y ese era un tiempo muy valioso”.
Sin embargo, esa visión simultánea de una misma escena desde varios ángulos en los monitores se convertiría en un elemento constante en el filme.
“Este enfoque era algo que estaba planteado esporádicamente en el guion, sin embargo, al tener los monitores en frente, nos dimos cuenta de la gran riqueza que teníamos en imágenes”, indica Caballero.
“Descubrimos lo interesante que era ver una misma acción desde ocho distintos puntos de vista y decidimos utilizarlo”.
Sebastián además aportó con algunos giros creativos a la historia, aunque respetó los elementos esenciales del guion, que estuvieron presentes desde el inicio. “En lo que sí profundizamos fue en la dinámica entre los personajes”, explica. “Tuvimos mucho trabajo con los actores en la creación de sus personajes, para darles más humanidad y hacerlos tridimensionales”.
De igual manera, su director quiso enfatizar en la motivación detrás de cada una de las decisiones de la tripulación. “Para mí era primordial que el público identificara el sacrificio de los miembros de la misión frente a una meta más grande, un descubrimiento importante para la humanidad”, sostiene.
Ciencia ficción en Ecuador
Sebastián cree que el cine ecuatoriano debe comenzar a apostar por nuevos géneros. La ciencia ficción no es una meta imposible. “Creo que hay gente muy capaz trabajando en el tema de efectos visuales en el país y creo que solo debemos abrir la puerta a la creatividad y arriesgarnos por hacer historias que hasta el momento han sido lejanas a nosotros”. “Creo que sí hacen falta muchas temáticas y estilos de películas y es importante no temer explorar otros géneros, como el terror, la ciencia ficción o la comedia romántica”.