Arequipa acoge al HAY Festival
Escritores, cineastas, músicos, pensadores de diversas partes del mundo se reunieron en la ciudad peruana. Difusión de la cultura y el compromiso social fueron el objetivo.
En realidad, Arequipa nos acoge al Hay Festival y a mí, porque la visito por primera vez. La ciudad andina, enclavada junto a un desierto y en medio de tres volcanes, nos quema de día y nos enfría de noche, como anfitriona de esta admirable iniciativa que llega desde lejos. Para los hispanohablantes la pronunciación del nombre supone un problema: si lo decimos en español conjugamos el verbo haber y olvidamos la razón verdadera del nombre, una alusión al pueblo galés librero que lo fundó, el Hay-on-Wye, según muchos “la capital mundial de los libros de viejo”.
Por tanto es Hay Festival (jei féstival, con esdrújula), desde este año en Arequipa, Perú, luego de convocar en Segovia, España y en Cartagena, Colombia, como una cita relajada, fresca e informal entre escritores, cineastas y músicos, para hablar de sus tareas. Dicen que el expresidente Clinton la calificó del “Woodstock de la mente”. Estuvo patrocinada por el diario The Guardian y la Fundación Mapfre, y a juzgar por lo de Arequipa –que se realizó bajo el lema de “Imagina el mundo”–, en Perú ha intervenido una respetable lista de auspiciadores públicos y privados.
Es necesario recalcar que este festival, inspirado en los libros, no es una feria. Solo se exhibían y vendían los precisos ejemplares de los invitados, que iban saliendo al ritmo de sus intervenciones y de parte de una sola librería que figuraba entre los socios de apoyo. De algunos libros solo hubo ocho ejemplares –una formidable biografía de Octavio Paz, del lúcido estudioso mexicano, miembro juvenil de la revista Vuelta, Christopher Domínguez Michael–, la última novela de Juan Gabriel Vásquez no llegó nunca aunque el escritor protagonizara un apasionante diálogo que nos puso a todos a desear salir corriendo a adquirirla.
Otros personajes
Lo fundamental se concentró en aquello que siempre ha sido el meollo de una reunión entre amantes de los productos culturales: conversar sobre ellos, escuchar a otros transmitir sus experiencias en torno de crear, publicar, lidiar con los círculos de expansión de la cultura. El marco visual del evento lo puso el fotógrafo franco-argentino Daniel Mordzinsky, dedicado desde hace más de diez años a recoger las imágenes de los escritores en los Hay Festival, con un brío creativo que le pone alma a un Alonso Cueto que mira el paso de una carreta; a una Wendy Guerra, desnuda; a un Gabo abrazado desde atrás por Mercedes y cuyas manos se entrelazan sobre el pecho del escritor. Puro entendimiento de los seres humanos en un instante feliz, único.
¿Quién podría dejar de escuchar a un Fernando Savater espontáneo, reidor, que salpica sus respuestas con alusiones que van de Heráclito a Voltaire, que define lo heroico de un personaje o defiende la democracia, pese a sus imperfecciones? Su presencia colmó las salas durante dos ocasiones, tuvo que avanzar flanqueado por asistentes protectores, como una auténtica estrella de multitudes. El estilo de Martin Amis, el autor británico, en cambio, ofreció un contraste enorme: formal, mesurado, ensartó reflexiones sobre el abordaje a temas tan álgidos como el del Holocausto, de su última novela.
La actual narrativa peruana quedó bien representada con el grupo de seis escritores que formaban parte de los once que están integrados al libro Selección peruana 2000-2015, en el cual, haciéndole un guiño al fútbol, el profesor Ricardo Sumalavia intenta una muestra de las formas de contar historias que evaden la definición y la situación en un territorio fijo. Lo peruano es “algo” integrado a la voz propia, “algo” que cuenta con César Vallejo, con Blanca Varela; o se mueve en bordes difusos y no tiene un centro, o no existe si deja afuera a doce millones de peruanos que no hablan español, fueron algunas de las respuestas de una de las mesas más dinámicas.
El interés por la escritura de no ficción fue visible. Figuras como Leila Guerriero, John Lee Anderson, David Riffs hablaron para explicar que escriben exclusivamente con los elementos de la realidad, pese a que Christopher Domínguez sostuviera que escribir tanto un ensayo como una novela resulta siempre enigmático. El abordaje del periodismo y de la crítica con herramientas literarias se ha vuelto un quehacer apreciado y de preferencia lectora.
Gabriela Wiener, Daniel Alarcón, Jeremías Gamboa, Juan Manuel Robles, Claudia Ulloa Donoso, Renato Cisneros son algunos de los nombres de una intensa generación de peruanos que está publicando títulos con los que, al parecer, habrá que contar en un futuro inmediato en el ámbito internacional. Ya Gabriela es una voz que, radicada en Barcelona, cruza muy fácilmente las fronteras con sus crónicas desprejuciadas, ingeniosas, punzantes de criticidad.
Un festival, como toda reunión colectiva, no está exento de alguna impertinencia. Por allí Alberto Fuget se refirió irónicamente a las “madame” de la literatura, y Patricia Llosa junto a su hija Morgana, abandonó la sala. O el fotógrafo famoso no calzó en su horario de entrevistas. Gajes de asistir a esta interesante Arequipa que tendrá desde ahora Hay Festival anualmente. (I)