Maltrato animal
Considerada la película más polémica de Netflix, Okja trata varios temas que podrían incomodar a varios sectores de la sociedad actual.
Después de que Bong Joon Ho, el director de cine surcoreano que es célebre por sus imágenes emocionantes y personajes mordaces y oscuros, presentó su nuevo filme en Cannes (mayo del 2017) –Okja, acerca de una niña con voluntad de acero y su cerdo, una mascota gigante en peligro– las personas de la audiencia se pusieron de pie para hacer una ovación que duró varios minutos. El filme se pasea por distintos géneros, como la aventura, la crítica social, la acción, el drama. Posee un elenco que ya querría cualquier cinta. Su presentación no fue en salas de cine, sino por Netflix, el servicio de streaming multimedia bajo demanda por internet.
Pero así mismo cuando apareció el logo de Netflix, la gente inmediatamente la abucheó. “Entiendo el enfado de quienes lo hicieron porque es cierto que las películas se ven mejor en una pantalla grande, en la oscuridad y con personas a tu alrededor, pero si no fuera por Netflix, Okja no se habría hecho como la concibió”, dijo Bong, quien también la escribió junto con Jon Rondon.
Caras muy conocidas como Tilda Swinton, Jake Gyllenhaal, Paul Dano, Lily Collins, Giancarlo Esposito y Steven Yeun, entre otros, forman parte de los dirigidos por el prestigioso cineasta con un presupuesto de $ 50 millones.
El filme narra la historia de un cerdo gigante y su amistad con una niña. El animal creado digitalmente es una especie de híbrido, rara mezcla de hipopótamo, manatí, elefante y cerdo. Mija es una niña huérfana que vive con su abuelo y su mejor amigo, Okja, un chancho de seis toneladas genéticamente modificado, en una frondosa montaña de Corea del Sur. La corporación que creó al animal, y a cientos más de su especie, quiere recuperar a la criatura porque planea usarla como un ardid publicitario que la proyecte como una organización ecológica para poder vender carne que es producida industrialmente.
La historia muestra el secuestro del cerdo, la búsqueda desesperada por parte de Mija para recuperarlo, a una tropa incompetente del Frente de Liberación Animal, una insegura villana corporativa y una incursión a la espeluznante dinámica del ganado y agricultura industrializados.
¿Trabas o boicot?
Bong explicó que los estudios a los que les ofreció la historia parecían estar más o menos dispuestos a filmar el proyecto… hasta que llegaban a la última parte. “Para los estudios, la pregunta recurrente era: ‘¿Vas a conservar la escena del matadero?’”, relató Bong. “Veían a una niña y animales hermosos. Querían algo parecido a Disney. Pero Netflix me dio el 100 por ciento de libertad para hacer lo que quisiera”, dijo. La productora de Brad Pitt, Plan B, también forma parte de la producción.
Bong dijo que lamenta que Okja esté recibiendo espacios de proyección tan limitados, pero afirma que actualmente los lanzamientos en cines son solo una parte de la vida útil que tiene una película. También estaba el asunto del control creativo. “Estos nuevos operadores son una oportunidad nueva y fresca”, destacó Bong.
Aunque está la escena del matadero y no faltan los momentos de drama, gran parte de la película es delirante y ligera, y fue filmada con el humor mordaz de Bong.
La línea narrativa también se une a una tendencia de conciencia social que se observa en las obras previas de Bong. En The Host (2006), un río muy contaminado engendra un monstruo; en Snowpiercer (Rompenieves, 2013), basado en una novela gráfica, trata sobre los últimos sobrevivientes humanos de un experimento de cambio climático que salió catastróficamente mal, quienes viven en una pobreza digna de Dickens en un tren socialmente estratificado y en movimiento perpetuo. Sin embargo, Bong dijo que su intención con Okja no era crear polémica sobre los derechos de los animales: “El principal propósito de esta película es ser hermosa”. Sin embargo, reconoció que estaba “muy preocupado y nervioso todo el tiempo”; le preocupa que el aire que respira esté sucio, dijo, y que el agua que bebe esté contaminada.
Okja es, en efecto, hermosa; ha sido ampliamente comparada con el trabajo visualmente exquisito de Hayao Miyazaki, el gran creador japonés. Pero ciertas partes son difíciles de ver, así lo diseñó Bong.
Como parte de su investigación para la película, Bong visitó un matadero en Colorado, y el olor de sangre, muerte, excrementos y miedo animal en el estacionamiento –a cientos de metros de la planta–, casi lo puso de rodillas. Observó a las vacas que esperaban su turno para entrar a la planta y luego vio cómo las mataban adentro, y cada pedacito de sus cuerpos, incluyendo las heces, se usaba para algo; “todo, menos sus chillidos”, dijo el cineasta.
“Hay momentos en los que quería infligir cierto dolor psicológico”, dijo sobre la película, “porque en realidad, eso es por lo que pasan los animales”. (A.C.J.)
Fuente: NYTimes e internet