Recibo, envío y: ¿Me hago cargo?
“Después de todo, en este plano nacimos hace mucho, pero en el de la tecnología estamos dando pasitos”.
Hacerse cargo es asumir la responsabilidad de algo. Lo hacemos con nuestras tareas escolares cuando somos chicos. A medida que vamos creciendo el paquete se hace más grande y nos hacemos cargo de nuestra habitación, de nuestra ropa, de nuestra casa, de nuestros hijos, de nuestro carro, de nuestro dinero. Cuando somos conscientes, nos percatamos que asumir nuestros actos es algo muy serio. Seguramente pensamos que eso es cosa de adultos, pues mientras otro se encargue de nosotros, vemos muy lejano ese compromiso con uno mismo.
Hoy la tecnología nos hace ver que esa responsabilidad es inherente a la edad, pues todo el que hace uso de un aparato tecnológico debe también hacerse cargo de lo que hace con él. Muchas veces son más las ganas de hacernos ver como enterados de todo y empezamos a reenviar mensajes recibidos, sin verificar su origen y veracidad.
Es curioso que nos haga sentido un audio anónimo. Sin cuestionar la fuente, nos enfocamos en el mensaje. Lo creemos, toca nuestra fibra y lo compartimos. Y así conformamos una gran red que viraliza mensajes de procedencia desconocida. Vivimos esto en los días posteriores al terremoto de Ecuador. Una ola de audios iban y venían, con distintas voces e historias. El bombardeo llegó a ser tal que muchos nos confundimos y no sabíamos qué creer. Como reacción, unos se alejaron del ruido provocado por la angustia nacional. Otros, buscaron a alguien que les dijera la verdad. Los que actuaron con seriedad hacían las veces de salvavidas, marcando la diferencia entre lo que era y no era real.
Vivir enviando mensajes inciertos es como vivir mintiendo. ¡Qué sentido tiene eso si luego hay que dedicar energía y tiempo para desmentir lo dicho! Los rumores virtuales son más efectivos que los de cualquier experto en chismes, pues llegan más rápido a más oídos, trascienden fronteras y se siguen contando incluso cuando uno duerme. ¿No deben ser entonces tomados con mayor responsabilidad?
No creo que exista otra forma de controlar situaciones así más que a través de uno mismo. No puede haber más ley que la que cada uno se imponga. No se trata de que nos den una orden, esto debe ser personal, como lo son también las laptops, los dispositivos móviles y los perfiles de usuarios. Si la individualidad es la tendencia, que este asunto sea resuelto también individualmente, pues al fin y al cabo se trata de la conciencia de cada uno.
Aunque las reglas del mundo virtual dicen que hay que tener la mayoría de edad para estar en él, muchas veces los más viejotes somos los que cometemos más imprudencias en esos espacios. Y queda en mí una duda: ¿será que nuestra edad virtual es menor que nuestra edad real? Después de todo, en este plano nacimos hace mucho, pero en el de la tecnología estamos dando pasitos. Y en el mundo del Whatsapp somos unos bebés. Nos tocará entonces, dadas las circunstancias, crecer aceleradamente, madurar y hacernos cargo. (O)
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