Pamela Cortés cambia de piel
Con nuevo CD, Pamela Cortés celebrará sus 23 años de carrera con dos conciertos en el Teatro Sánchez Aguilar, el 14 y 15 de agosto. Muñequita es su nuevo sencillo.
Todos los que compartíamos ese espacio teníamos recuerdos con ella. Yo, por ejemplo, nunca le dije que estuve, usando mis mejores vestidos, en dos grabaciones de su programa El Rincón de los Bajitos. (Ni que cuando salió al aire lo grabé en VHS). El fotógrafo no se calló y minutos después la etiquetó en una foto en Instagram en la que Pamela le firmaba un autógrafo sobre su cabeza rapada. “¡Con razón me sonaba tu carita!”, le comentó ella. Y seguramente no somos los únicos con vivencias similares. En 23 años de carrera artística, la voz de Pamela Cortés ha tocado muchas generaciones. ¡Y ella quiere festejarlo!.
Ya lo está alistando todo. Ha escogido la sala principal del Teatro Sánchez Aguilar para celebrar con su público y quiere hacerlo también con música nueva. Muñequita es el nombre de su nuevo disco y de su primer sencillo que ya está sonando en las radios. “¡No por que yo sea una muñequita!”, se apresura a aclarar. “Porque yo, de muñequita, ¡cero!”, repite por si no quedó claro.
“Es un tema que le habla con mucho amor a alguien. No habla de ser hermosa físicamente como una muñequita o una princesita, es ese amor que se tiene por esa persona, que es tu tesorito. Una amiga, una hermana, una hija, una mamá, una novia, ¡esa es la muñequita!”.
Pamela lleva muchos años queriendo hacer esta fiesta. No entra en demasiados detalles, pero su embarazo y algunos problemas de salud hicieron que la postergara.
Hasta su voz cambió técnicamente. “No imaginé que llegaría hasta la voz, me parecía ridículo, pero me di cuenta después, haciendo unas grabaciones. Así que tuve que hacer una pausa para entenderlo, asimilarlo, no frustrarme y no dejar que me detuviera”.
Su último disco, Cristales Rotos, se lanzó digitalmente en México e intentar averiguarle hace cuánto tiempo fue, “¡es peor que preguntarle la edad a una mujer!”, me responde. Fue hace 6 o 7 años, calcula, finalmente. En este tiempo no se ha desvinculado de la actividad artística, pero ahora es el momento de tener un concepto y una producción propia. “Creo que Dios tiene sus tiempos y hay que respetarlos. He aprendido a ser muy paciente”, dice.
El álbum, finalmente se produjo entre Buenos Aires y Guayaquil con la colaboración del productor Sebastián Fucci. Una vez fijada la meta: terminar el álbum este año, Pamela y su equipo corrieron tras ella hasta alcanzarla. “Nos dijimos: ¡este año se hace la producción de lleno! Entramos, hacemos, trabajamos y ¡terminamos! Ya no se lo puede postergar más”.
Esto hizo que las sesiones de grabación también tuvieran un ritmo distinto. “Yo entraba al estudio y decía: vamos a grabar dos o tres tracks completos, de principio a fin y uno de esos va a ser”.
Pamela quería que este disco sonara más natural, más verídico y decidió abandonar los controles técnicos a los que siempre sometía sus grabaciones para corregir cualquier sonido o nota que no fuera completamente de su agrado.
“Es un disco más rockero, que recuerda ese sonido de los setenta, de los ochenta y el rock tiene sus imperfecciones. Así que me cambié el chip vocal a la hora de cantar y lo estoy disfrutando muchísimo”.
Días de emociones
Su cabello, su maquillaje y su ropa lucen en orden, pero sus emociones alborotadas se escapan. “Estoy muy ansiosa, histérica, nerviosa, no duermo, tengo insomnio, como mal, todo lo que quieran, pero estoy muy entusiasmada al mismo tiempo”, dice al hablar de los preparativos de su concierto y de su disco.
Todo ha tenido que combinarlo con sus viajes a Quito para salir en vivo con el programa de Ecuavisa Factor X Kids, del que es juez. Allá también la han perseguido sus emociones. “Todos los niños que están en el programa son maravillosos, se han ido voces espectaculares, niños muy carismáticos, pero tiene que haber un ganador. Creo que nuestro papel es siempre motivarlos y encaminarlos a que sigan desarrollándose, siempre con el apoyo de su familia”.
Como artista entiende los sentimientos que envuelven a los participantes y también lo que es tener alguien en quien apoyarse. “Los tiempos son un desastre, pero nos hemos organizado, es una bendición tener tantas cosas que hacer”, dice más calmada y pensando en su esposo, el director de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, David Harutyunyan. “Él colabora musicalmente, emocionalmente, psicológicamente... ¡Es mi vida! Ha estado a mi lado en todo este proceso con su ojo objetivo y musical”.
Medio minuto de la Paquita
Su celebración será con músicos en vivo (liderados por Jenny Villafuerte), coristas y también tendrá otros cantantes y artistas invitados.
“Hasta ahora está confirmado Jorge Luis del Hierro y también vendrá una pianista armenia, amiguísima mía que tocará en una parte del concierto”, comenta.
El repertorio incluirá sus temas ya conocidos y los de su nuevo disco. También recordará su presentación en el musical Cabaret (puesto en escena en el 2012 en el Teatro Sánchez Aguilar) y claro, su faceta como la Paquita ecuatoriana.
“¡Pero va a ser muy cortito! ¡Solo medio minuto!”, exclama. No es que quiera olvidar esa etapa, Pamela tiene sus razones y sus fans, que ya no somos tan bajitos, la entendemos. “Ha sido muy difícil adaptar la música infantil al concepto de adulta ¡que hace rato creo que soy!”, dice entre risas. “Pero sí lo vamos a hacer”.
Pamela dice que solo al culminar el concierto sabrá con seguridad lo que simboliza para ella esta nueva etapa de su carrera. Por ahora se siente como renovarse, como renacer, como cambiar de piel. (E)
Más información: Se presenta el 14 y 15 de agosto, 20:30. Entradas: $ 30, $ 45, $ 60 y $ 80.