‘House of Cards’: La dramática ficción política
La caja que dejó de ser boba. Un producto de calidad que engancha a miles de fanáticos.
¿Qué tiene de interesante House of Cards (Castillo de naipes) que ha conquistado miles de fanáticos? ¿Qué ven en la serie personajes como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, o el ministro Anticorrupción de China, Wang Quishan?
Que sea una serie de corte político, que hable de los entretelones de la Casa Blanca, no parecen ser las únicas respuestas. Las pistas más bien están por los siguientes elementos: desnuda las acciones legislativas usualmente veladas al público, hace referencia a hechos verídicos de la política estadounidense y los casos de corrupción (intercambio de favores, compra de votos, chantajes, silencios forzados) se cuentan por miles en todas partes del mundo. Adicionalmente, todos, sea en el medio laboral, empresarial o nacional, detectamos a algún personaje siniestro que para llegar a la cima no duda en pisotear cuanto estorbe en su camino.
House of Cards es la adaptación de una serie transmitida por la BBC de Londres en 1990 y que de la mano de Beau Willimon –experto en temas políticos– actualizó la historia hasta llevarla al 2013 y plantear el posible escenario de un presidente demócrata, débil y manipulable que es amenazado por la sagacidad del líder de su propio partido.
Bajo la dirección de David Fincher, Kevin Spacey da vida a Frank Underwood, Francis, como lo llama su esposa, Claire (Robin Wright). Al perder la posibilidad de ser secretario de Estado, desata toda su inteligencia para vengarse de quienes lo hicieron a un lado y llegar incluso más lejos de lo que él mismo pensó.
La ruta que emprende no es fácil. Es un camino pavimentado de hipocresía y víctimas por el que transita de manera fría y maquiavélica. En su territorio existe una sola regla: cazar o ser cazado. Asume que la democracia está sobrevalorada y que llegar a un cargo de elección popular –sin conquistar un solo voto– es cuestión de estrategia y audacia.
Un antihéroe que no actúa solo. Su dupla es su esposa. Con la única que es capaz de develarse y confiar. Cuenta, además, con su fiel asistente, Doug Stamper (Michael Kelly), quien es el encargado de lavar la ropa sucia del accionar político del congresista.
Francis es un ser sin escrúpulos. Sabe cómo tensar las cuerdas finas de la política para conseguir sus objetivos. Lo que no compra, lo consigue. Su debilidad no es el dinero sino su adicción al poder. Como en los bienes raíces, sabe que en política lo que cuenta es la ubicación. Y él quiere estar en el lugar que le permita controlar todo, incluso a la prensa.
Es en este tema en el que existe un interesante punto de inflexión. ¿La prensa al servicio de los políticos o la encargada de develar los oscuros secretos del poder? ¿Reporteros que buscan primicias informativas a cualquier precio o periodistas víctimas de manipulación?
Contada con un ritmo narrativo vertiginoso, la intriga sorprende tanto como apela a la complicidad del espectador. Si bien en la segunda temporada pierde algo de credibilidad por las acciones deliberadas de un vicepresidente, la muerte de una de las coprotagonistas y las innecesarias escenas de un trío amoroso, la historia no pierde el brillo gracias a unos diálogos inteligentes, cortos y precisos.
Anunciada la tercera temporada para el 2015, mucha realidad o espeluznante ficción política, House of Cards ingresó al paraíso de las series en donde están Los Sopranos o Breaking Bad.
El reto ahora lo tienen los guionistas. ¿Se peleará Frank con su esposa? ¿Se rebelará su asistente? Como se sabe, los mejores enemigos son los ex mejores amigos. Posiblemente Frank pierda alguna de sus batallas y sea interesante verlo no solo en el triunfo, sino también en la derrota. Pero estas interrogantes no las resolveremos sino en el 2015.
Una serie global
Sin cortes comerciales ni entregas semanales, la serie se emite para todo el mundo desde el portal www.netflix.com
Complicidad
El mejor truco es la complicidad que establece el protagonista con el público. Mirando a la cámara se confiesa ante el espectador. Le cuenta sus sentimientos. Le seduce. Le invita a ponerse de su parte.
Desventaja
Es un producto solo para quienes tienen conexión a internet y pagan un servicio de suscripción mensual.
Premios
Es la primera serie emitida en internet que estuvo nominada a ocho premios Emmy en el 2013. Ganó tres estatuillas a mejor fotografía, al mejor elenco y a la mejor dirección.