Pescando el talento
El éxito de una producción depende, en gran parte, de una buena selección de su elenco. Pero, ¿quiénes son los reponsables de elegirlos? ¿quiénes son realmente los directores de casting?
¿Se imagina El Padrino sin Marlon Brando interpretando a Don Vito Corleone? Pues fueron el director Francis Ford Coppola y el novelista ítalo-americano Mario Puzo quienes, gracias a su insistencia, consiguieron que este papel recayera sobre el actor que entonces tenía 47 años.
La Paramount Pictures se negaba a aceptar a Brando como protagonista del filme debido a su controversial estilo de vida y a los constantes escándalos públicos que rodeaban su carrera.
Sin embargo, Puzo no podía imaginar a nadie más en este rol. En una carta que dirigió a Brando, el autor escribió: “Creo que eres el único actor que puede interpretar este papel con esa fuerza e ironía que esta parte requiere”.
Luego de que Coppola insistiera en contratar a Brando, Paramount aceptó darle la oportunidad pero con tres condiciones: 1) No recibiría un salario establecido, sino que recibiría parte de las ganancias finales de la película, 2) Se comprometía a que cualquier exceso ocasionado por él sería descontado y, por último, Brando debía hacer una audición frente a las cámaras.
Para cumplir con esta última condición, Coppola visitó a Marlon Brando una mañana en su domicilio. El actor salió de su dormitorio vistiendo un quimono, con su largo cabello rubio recogido en una cola de caballo y mientras Coppola miraba a través del lente de la cámara, Brando comenzó su transformación.
Coppola describe la escena: “Tú lo veías recogiendo su cabello en un moño, oscureciéndolo con betún para zapatos y luego introduciendo toallas de papel en su boca para rellenarla. Él decidió que El Padrino había recibido un disparo en la garganta tiempo atrás y comenzó a hablar gracioso. Luego tomó una chaqueta y la enrolló en su cuello como hacen los tipos de la mafia, y dijo: Es la cara de un bulldog: de apariencia mezquina, pero cálida en el fondo”.
Cuando Coppola vio a Brando convertirse en otra persona para el papel, dijo: “¡Es increíble”!, y los demás ejecutivos estuvieron de acuerdo. Fue la audición y la transformación de Brando lo que convenció a Paramount Pictures de darle el papel por el que obtuvo un premio Oscar como Mejor Actor en 1972. El resto es historia.
Contratando talento
Precisamente este es el trabajo que realizan actualmente los directores de casting. The Casting Society of America (CSA), fundada en Los Ángeles en 1982, describe el trabajo de sus miembros:
“Son una sociedad profesional que fija coherentemente el nivel de profesionalismo en la selección del elenco de una producción, un nivel en el que confía la industria del entretenimiento”.
Además, aclaran: “Los directores de casting no son agentes de casting. Los directores de casting son empleados de un estudio o de una productora y su trabajo es encontrar y contratar talento, en cierto sentido, son el departamento de Recursos Humanos de los actores”.
También en su sitio web puede leerse un estatuto muy importante: “Los miembros de la Asociación de Casting de América estamos comprometidos con la política de igualdad en las oportunidades de empleo. Estamos dispuestos a contratar actores calificados sin importar su raza, género, religión, origen o estado civil, orientación sexual o discapacidad cuando sea posible, para los roles secundarios y principales”.
Con estos puntos concuerda la Asociación de Directores de Casting de Canadá (CDC).
Esta es la única sociedad profesional que representa a los directores de casting en Canadá, quienes trabajan en todos los medios donde se necesiten actores capacitados: cine, televisión, comerciales, teatro, entre otros.
Esta sociedad se fundó en 1981 como respuesta a la necesidad de crear una identidad colectiva y un sentido de comunidad para todos los directores de casting que trabajan independientemente en ese país. Ellos consideran que la interacción entre sus miembros y el intercambio de ideas son una de las herramientas principales para realizar un buen casting.
Asimismo, enfatizan que ninguno de sus directores de casting recibe dinero o algún tipo de pago de parte de los actores o sus agentes. Ellos son contratados por los productores para elegir el elenco de su show y son ellos quienes les pagan sus honorarios. “Los agentes son los vendedores, los directores de casting son los compradores”.
Estrellas, ¿sí o no?
El elegir los actores de una obra teatral o de un musical en vivo demanda de los directores de casting el mismo cuidado y profesionalismo en su selección.
Así lo expresaron cinco directores de casting de Broadway en una entrevista con el periódico The New York Times. Ellos son Jim Carnahan, Tara Rubin, Nancy Piccione, Daniel Swee y Berney Telsey.
Comentan que muchas veces los dueños de los teatros demandan conocer el nombre del actor principal que estará en la producción “porque entonces es una apuesta segura y rentable”, explica Tesley.
“Todo el interés por las estrellas corresponde realmente al interés del director de elevar las ganancias, porque es más fácil ganar dinero con una estrella”, manifiesta.
“Si estás haciendo Hamlet, vas a querer saber quién será Hamlet y si lo haces comercialmente, se necesita que sea una estrella”, sos-tiene Carnahan. “Pero las estrellas son solo una porción de nuestro trabajo. Creo que gran parte de un excelente casting es mirar hacia los otros papeles de la obra y hacer un buen trabajo eligiéndolos”, subraya Swee.
Como ejemplo, Tesley destaca la obra The book of Mormon en Broadway. “Muestra que puedes tener un buen musical, un buen elenco, un buen material y que será un éxito”, detalla. “Mucho de nuestro trabajo es de refinamiento. Debemos llevar a los directores y a los productores a ver el talento escondido en los actores, que nosotros sabemos que poseen”, añade.
También resaltan la importancia de una buena comunicación entre todos los miembros del equipo para conseguir el éxito de una producción. “Algunas veces debes construir un consenso entre las opciones del casting. Puedes tener un director, un productor o un guionista que no se comunican adecuadamente”, señala Swee.
Sin embargo, al momento de realizar pruebas a los aspirantes para un papel de una obra, aseguran que el elegido se muestra por sí solo. “Cuando alguien entra y te sorprende, te lleva a un lugar emocional que el papel necesita, pero que nunca antes lo habías imaginado. Hace que te quieras quedar con ellos en el cuarto”, explica Tesley.
“Una de las principales trampas en que los actores caen es querer ser lo que nosotros queremos que sean”, relata Carnahan. “Es como en una cita a ciegas, es mejor que seas tú mismo”. (D.L.A.)
Fuentes: www.nytimes.com, www.vanityfair.com, www.castingsociety.com, www.castingsociety.ca.