Crecer para emprender

¿Cuándo piensas en buscar trabajo? ¿Ya conseguiste un empleo? Son preguntas que los adolescentes suelen escuchar al terminar la etapa educativa. Pero algunos deciden crear sus propios trabajos. Aquí algunos consejos para aprender a cultivar emprendedores y futuros directivos.

En enero de este año, la revista Forbes publicó un reportaje especial: 30 con menos de 30: las jóvenes estrellas más brillantes de hoy y los futuros líderes de todo. Se trata de un especial con jóvenes que ya destacan en diversos campos como la ciencia, publicidad, salud, leyes, gastronomía, tecnología, juegos, música, educación, entretenimiento y comercio.

“Aquellos quienes crecieron en la época tecnológica tienen ambiciones más grandes, perfectamente acordes al impaciente y dinámico mundo digital en el que crecieron. Si quieres cambiar el mundo, tener menos de 30 ahora es una ventaja”, afirma Caroline Howard, autora del reportaje.

Al igual que ellos, muchos jóvenes han decidido construir su futuro apostando por ideas propias. ¿Es uno de ellos? ¿Conoce a alguien que se encuentre en esta lucha? Aquí algunas recomendaciones.

Emprendimiento

Galo Cabanilla, rector de la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil (UTEG) comenta sobre la naturaleza de los emprendedores y algunos consejos para quienes han decidido arrancar con su propio negocio:

El emprendimiento es un concepto que parte de la motivación propia de la persona. Existe dentro de alguien. Se toma la decisión de emprender porque se tiene la valentía de hacerlo, pero también confianza en sí mismo, en los conocimientos y habilidades propias.

Una característica de un emprendedor es que no puede someterse a una estructura organizacional. No puede ser esa persona que llega a una empresa y empieza a ascender y pasa cinco años en cada cargo. Y seguramente, si logra rápidamente la gerencia general, tampoco se va a sentir a gusto.

Un emprendedor siempre querrá crear y construir proyectos. Quizás alcanzará un punto donde ya se sienta realizado y contento por lo que ha hecho. Pero siempre querrá construir.

Lo importante en el emprendimiento es liberar el espíritu y la imaginación. Al hacerlo, los riesgos o barreras empiezan a caerse y se comienzan a construir los caminos que se necesiten.

Es fundamental seleccionar la idea que se va a seguir y que el emprendedor confíe plenamente en el objetivo que se ha trazado. Más allá de lo que piense el mundo. Debe tener la confianza en sí mismo y en su idea.

Trabajar con socios puede ser difícil. El primer paso es encontrar los aliados adecuados (no es necesariamente el mejor amigo), y debe existir un elemento básico de confianza. El socio debe tener una valoración similar o igual del concepto del negocio y de su alcance y debe estar dispuesto a entregar lo mismo por ese negocio, si es que quiere participar (salvo el caso de que exista una figura de socio capitalista). Pueden complementarse en sus áreas, pero siempre debe existir el mismo interés por el proyecto.

Consejos para dirigir

En su libro 10 claves para un directivo exitoso, publicado en 2012, el Ph.D. Gabriel Rovayo, exdirector general del IDE Business School, brinda algunas ideas fundamentales que un directivo debe poner en práctica, para lo cual cita textos de los españoles Leonardo Polo y Carlos Llanos (Antropología de la acción directiva) y de Juan Fernando Sellés (El destino de la persona humana. Un enfoque poliano).

Un líder orienta, marca pautas, delinea la cancha; ve la organización integralmente, cuestiona las reglas y tiene la flexibilidad de reinventarse tantas veces como haga falta. Esta es la clave de los verdaderos líderes, la innovación, entendida como una reinvención constante de su estrategia de búsqueda de la meta, sin perder el norte ni despegarse de sus valores y principios.

Las personas primero. Esto implica conocer la realidad personal y al individuo por dentro. Quienes forman parte de una empresa pueden ser dirigentes o subordinados, pero ante todo son seres humanos. Por eso, es importante tomarse el tiempo y dar la importancia que tiene el conocer a cada persona por separado. Es fundamental saber quién está dentro de ese ser al que, muchas veces, se considera solo un número o una pieza en el engranaje de la maquinaria empresarial. De otra manera, lo único seguro es el fracaso.

Sin equipo no hay líder. Uno de los principales objetivos de un directivo debería ser, sin duda, lograr la colaboración. La capacidad de convocar es primordial, es el primer paso para lograr la colaboración, el boleto hacia el éxito del equipo. Líder es aquel ser capaz de convencer a los demás de que la solución que propone es la mejor. Mientras más colaboración hay en una empresa, mientras más se delegan responsabilidades y tareas, las posibilidades de éxito aumentan.

También se mencionan seis virtudes centrales que debe adquirir y fomentar: responsabilidad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza y veracidad.

El directivo tiene que saber lo que quiere. Si no se conoce el fin, de poco o nada sirven los medios para conseguirlo. Tras proponer los fines, hay que saber decidir sobre los medios para que estos permitan su consecución.

Aprender a gobernar. Una orden de mando es, ante todo, un acto racional. Por eso, debe estar bien pensada y dirigirse a los demás de modo que pueda ser bien entendida. Sin comprensión de las órdenes, la capacidad de ejecución es pobre y, en consecuencia, también es pobre el fruto de su cumplimiento. Por eso, como las órdenes se dirigen a seres libres e inteligentes, hay que contar con la capacidad creativa y la libre iniciativa de cada persona. (I)