A Juan Castro, en vida
La semana pasada, esta revista publicó una columna, en la que dio cuenta de la trayectoria de Juan Castro y Velázquez como el extraordinario gestor cultural que en Ecuador tiene un nombre propio. Anotó sus relieves más destacados, como su decisiva participación en la conformación de la colección de arte moderno del entonces Museo Antropológico del Banco Central (hoy MAAC), y a partir de esa labor, cómo su caudal de amplia cultura forjada entre Europa y América aterriza el arte contemporáneo en Guayaquil.
Hoy atraviesa un estado crítico de salud, que ha movilizado a sus amigos a organizar dos actividades abiertas al público que desee adherirse. El primero se dará en el auditorio del Centro Ecuatoriano Norteamericano, el miércoles 8 de noviembre, a las 19:30, con un programa especial, en el que el maestro Dante Santiago Anzolini (quien dirige la Orquesta Sinfónica de Guayaquil) interpretará al piano Bach y Salgado –y seguramente algo más– y el Guayaquil Consort Ensamble (dirigido por Luiggi Castillo), un exquisito repertorio de música barroca ($ 10 la entrada).
La subasta de arte se dará el martes 14 de noviembre, desde las 19:30, en el lobby del MAAC. Participan con sus obras los artistas Tábara, Velarde, Alvarado, Betancourt, Restrepo, Patiño, Cauja, Paccha, Paco Cuesta, Mariella García, Hernán Zúñiga, Servio Zapata, Édgar Carrasco, Pamela Hurtado, Viteri, Roberto Noboa, Natasha Demtchenko, Peter Mussfeldt, Fernando Naranjo, Billy Soto, Joaquín Serrano, José Carbo, Larissa Marangoni, Marcos Santos, entre otros artistas que se están sumando. El galerista Mirko Rodic actuará de martillador en esta gran subasta, una extraordinaria oportunidad para adquirir el mejor arte a buen precio.
Los amigos, ahora
Aunque el músico ítalo-argentino Dante Santiago Anzolini reside en Guayaquil desde abril de este año, cuando vino a posesionarse como director artístico de la OSG, la amistad con Juan Castro no es nueva.
“Tuve el placer de conocerlo en mi primera venida al Ecuador, en Quito, con la Youth Orchestra of the Americas. De él, afabilidad y raciocinio, inteligencia y cultura, en rangos de considerable importancia, es lo que percibimos yo y mi hijo. Mis primeros tiempos con la OSG deben a Juan Castro una muy apreciable asistencia, apoyo cordial, oído crítico y una calidad humana que tipifica lo mejor del ser ecuatoriano”.
Jorge Velarde y Paco Cuesta, integrantes de La Artefactoría, recuerdan el impacto cultural que representó la llegada de Juan a Guayaquil, luego de culminar estudios de Historia del Arte y Antropología en Alemania. “Más que reconocerle lo esencial que fue que nos convocara como integrantes de Artefactoría, a Juan le debemos varios de los eventos que fueron germinales del arte contemporáneo local, cuando dirigió la pinacoteca del museo del Banco Central y presentó a artistas como Juan Loyola, Antonio Caro, el Salón Nacional Vicente Rocafuerte para jóvenes creadores de las artes visuales, que nunca antes se había hecho aquí, y a través de él empezamos a entablar contacto con el arte contemporáneo que se hacía en otras partes del mundo”, recuerda Velarde.
Para Paco Cuesta, Juan llegó en el momento adecuado a su ciudad. “Aquí no pasaba nada más que lo mismo de siempre, él desde su conocimiento profesional de la historia del arte identificó el momento en que había que empezar para conectarse con lo que estaba sucediendo en el resto del mundo, aquí se seguía pensando que solo las bellas artes y las habilidades virtuosas eran arte. Juan identificó las diferencias con el arte contemporáneo, y propuso un camino y presentó en el Banco Central a Judith Gutiérrez.”
En cambio, Humberto Robles y su esposa, Mercedes Tort, señalan a Juan como “un patrón de las artes”: “Promover la ‘alta cultura’ ha sido el signo que identifica a Juan Castro y Velázquez. Con valentía y tesón, Juan ha dedicado su preparación, su tiempo y sus medios a la promoción de los valores más trascendentes que caracterizan al ser humano de Occidente. La historia, la música, las artes plásticas y la literatura, no hablar de montar actividades en museos y en escenarios, fijan la personalidad y la contribución de Juan al ámbito ecuatoriano y de allende. Su “catálogo razonado” de la obra de Rendón Seminario es ya una obra clásica, indispensable. De igual modo, su reciente recuperación de inéditos de José Joaquín de Olmedo remite a una constante dedicación a las letras y a las artes. Su historial como miembro, historiador y bibliotecario en el ámbito del Club de la Unión ha hecho mella”.