Al rescate de historias personales
El director teatral colombiano Jorge Hugo Marín se encuentra en Guayaquil para dirigir un nuevo proyecto del Teatro Sánchez Aguilar.
Su actitud juvenil y su ropa colorida puede confundir, pero tras esa imagen de estudiante universitario se esconde un exitoso director teatral cuyo trabajo ha recorrido países como Alemania, Brasil, México, España, entre otros.
El dramaturgo medellinense Jorge Hugo Marín, de 32 años, ha sido merecedor de la Beca de Creación para directores con trayectoria otorgada por el Instituto Distrital de las Artes (Idartes) de Bogotá, Colombia.
En el 2014 estrenará a nivel internacional su nuevo montaje Matando el tiempo, en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, el cual se desarrollará del 4 al 20 de abril.
Pero antes, se encuentra en Ecuador en plenos ensayos en el Teatro Sánchez Aguilar, en donde dirigirá un nuevo proyecto teatral, que se anunciará próximamente.
Abriéndose paso
Su éxito no es casualidad. Su camino en las artes escénicas comenzó a labrarse desde el colegio cuando acudía frecuentemente a disfrutar de espectáculos teatrales. Al graduarse, decidió convertir ese pasatiempo en su profesión e ingresó a estudiar Arte Dramático en la Universidad de Antioquia. “Lo que me atrajo fue el potencial ficcional de este oficio, la capacidad de contar historias y conseguir que nuestra visión personal del mundo quede plasmada en el escenario”, afirma este nativo de Medellín. “Hay demasiadas historias que contar y el teatro es una excelente manera de poderlo hacer”.
Jorge Hugo cree que forjarse una carrera teatral no es más difícil que abrirse camino en cualquier otra profesión y afirma que solo depende de la determinación con que se trabaje.
“Desde el inicio supe que quería vivir de esta profesión y desde entonces he buscado los mecanismos y la metodología para poder llevarlo a cabo”, sostiene.
Ese anhelo lo llevó a la capital, Bogotá, en donde trabajó durante seis años en el Teatro Nacional como asistente de dirección. En ese tiempo, aprendió mucho no solo sobre el trabajo del actor, sino sobre producción y dirección.
Jorge Hugo no necesita ir muy lejos para encontrar la inspiración para su dramaturgia. La toma de su entorno, de la gente que lo rodea y de las historias familiares cotidianas. “Me interesa la familia porque es el núcleo de la sociedad y allí se originan nuestras virtudes y defectos. Mi experiencia en otros países me hizo ver que esas historias que para nosotros son de las más comunes, son en realidad problemáticas mundiales”, dice. “Cambian los contextos, las características de sus protagonistas, pero los conflictos son los mismos”.
Esta realidad social es el eje de su trabajo. Su primera obra, El autor intelectual (2009), ocurre en la sala de su casa y el público observa los acontecimientos a través de una ventana. Le siguieron Los autores materiales (2010), la cual se desarrolla en una cocina y Como quieres que te quiera (2011), que pone en el escenario una tradicional fiesta de quince años colombiana. Esta trilogía que actualmente se ha transformado en un solo espectáculo titulado Sobre algunos asuntos de familia.
“Normalmente nuestros pueblos están acostumbrados a admirar otras culturas y otras manifestaciones artísticas de países con más tradición, pero nosotros también podemos contar lo que nos sucede a través del teatro”.
Se define como un creador escénico y afirma que disfruta de todas las facetas del escenario como actor, director o como dramaturgo. ¿La clave para ser un buen director? “Escuchar a los actores, no imponer y entender que los que están a mi alrededor son también entes creativos”.
Actualmente, también dirige su propia compañía La Maldita Vanidad, un título que asegura es muy apropiado para una compañía de actores. “Me parecía un título fresco, irónico y creo que es apropiado para el ego del actor tener ese recordatorio permanente”.
Esta agrupación se inició con unos cuantos amigos actores reunidos en la sala de su casa en Colombia, quienes decidieron juntarse para poner en escena El autor intelectual, por un tiempo modesto de tres semanas.
Nunca imaginaron que la obra se presentaría en más de 20 festivales internacionales.
En este espacio también lleva a cabo talleres intensivos de actuación. “La formación de actores profesionales se ha incrementado en estos últimos años en Colombia, el número de universidades que ofertan la carrera de Arte Dramático ha crecido”, comenta. “Creo que el actor se está dando cuenta de que necesita estar en entrenamiento constante”.
Como director, cree que esta capacitación se convierte en una herramienta muy valiosa. “Esto permite al actor poder cambiar en su oficio y que su habilidad se desarrolle y no se exhiba lo mismo cada vez que está en el escenario”, expresa. “Un director agradece cuando el actor tiene las herramientas suficientes para poder abordar una obra con innovación”.
“Nuestros pueblos están acostumbrados a admirar otras culturas y otras manifestaciones artísticas de países con más tradición, pero nosotros también podemos contar lo que nos sucede a través del teatro”, Jorge Hugo Marín