25 años del TCA: La celebración de un sueño

Se inauguró en 1988, pero los cimientos del Teatro Centro de Arte escriben su historia desde 1966 con el nacimiento de la Sociedad Femenina de Cultura y de un anhelo que, entonces, muchos consideraron imposible.

El Teatro Centro de Arte de Guayaquil celebrará el próximo 17 de enero a las 20:30 los 25 años de su inauguración. Sin embargo, no es el inicio de su serie de espectáculos lo que determina el comienzo de su gestión cultural.

Cada rincón de su escenario, de sus paredes, corredores, escaleras y butacas tienen también una historia que contar. Un relato protagonizado por un grupo de mujeres voluntarias cuyo trabajo intenso y esfuerzo constante les permitió cristalizar, contra toda dificultad, lo que en un inicio parecía solo un sueño.

Fue en 1966 cuando se fundó la Sociedad Femenina de Cultura conformada entonces por Inge Brückmann de Hollihan, Hardy von Campe y Silvia Monge de Vallarino, entre otras señoras. Su objetivo: desarrollar el potencial cultural y artístico de la ciudad. Su primera presidenta fue Josefina Carmigniani de Macías.

Transcurrieron diez años, en los que con mucho esfuerzo lograron afianzar el nombre de su institución. Es entonces cuando nace la idea de la creación de un teatro.

En 1976, el Arq. Rafael Castro, esposo de una de las voluntarias, donó el anteproyecto del edificio y, para conseguir los fondos para su construcción, decidieron realizar un coctel en el Club de la Unión. Allí, el entonces alcalde de Guayaquil, el ingeniero Eduardo Moncayo, formalizó la donación del terreno en el que actualmente se asienta el teatro. Asimismo, por idea del Arq. José Carrión Puertas, se sugiere la creación de un decreto del triunvirato militar, que entonces gobernaba, gracias al cual las personas interesadas podían hacer donaciones para la construcción del proyecto, hasta alcanzar los 50 millones de sucres, y luego deducir ese valor del impuesto a la renta.

Una vez aprobado, el Banco de Guayaquil fue el primero en realizar una donación. Luego recibieron una llamada del entonces presidente de la Cervecería Nacional, James McGuinness, quien les dijo que ellos estaban dispuestos a darles todo el valor restante que necesitaban, cubriendo prácticamente el 95% del costo total, más de 49 millones de sucres. Así, en menos de una semana, tuvieron el dinero en el Banco Central.

Para la construcción llegaron expertos de la Universidad de Yale de New Haven, Connecticut (EE.UU.), entre ellos el Arq. Félix Drury, quienes sugirieron cambiar el concepto de Teatro por Centro de Arte, incorporando también escuelas.

La Sociedad Femenina de Cultura aceptó el cambio de dirección en el proyecto, conscientes de que el dinero con el que contaban solventaría solo la construcción de la estructura principal. Una crisis financiera y el encarecimiento de los materiales agravó más su panorama.

Soy la más antigua del personal femenino del teatro. Ingresé en el año 1989 y me siento feliz con el tiempo que llevo trabajando aquí. He conocido a muchas personas”.
Betty Mantuano, taquilla

La ayuda llegaría entonces de manos del ingeniero León Febres-Cordero, quien asumió la Presidencia de la República en 1984.

León Febres-Cordero ya conocía del proyecto de la construcción del teatro gracias a una reunión que Inge Brückmann realizó en su casa y en la cual él estuvo presente.

Si bien aquella noche solo tomó apuntes y no hizo ningún comentario, en 1984 llamó a la Sociedad Femenina de Cultura para expresar su apoyo y continuar con la obra.

Es por eso que en la fachada del teatro permanece grabado su nombre y también estuvo presente en su inauguración el 17 de enero de 1988, cuyo espectáculo principal fue el Ballet del famoso coreógrafo estadounidense Paul Taylor.

Experiencia y juventud, la clave

Para Luisa Caputi de Cuesta, actual presidenta de la Sociedad Femenina de Cultura, es un orgullo poder decir que el Teatro Centro de Arte ofrece espectáculos al mismo tiempo que educa a su público. “Por eso es Teatro y Centro de Arte. Ahora dicen Teatro Centro de Arte, pero al principio fue Teatro y Centro de Arte. Todo está dirigido a dar cultura”, enfatiza.

Menciona además, el apoyo de la empresa privada, aunque no tiene reservas en decir que solventar los gastos del teatro es una lucha diaria donde el alquiler de las salas para otros eventos ayuda a financiar el costoso mantenimiento. “Tengo que destacar un inmenso apoyo, por ejemplo, de la Municipalidad de Guayaquil, de El Rosado y del Banco de Guayaquil; también tenemos algunos mecenas como el señor Javier Simons, pero de todas maneras no es suficiente como para mantener tremendo teatro”, explica.

Estoy aquí desde el inicio del teatro, en 1988. Vine a hacer montajes de escenario, un oficio que aprendí aquí. Yo era muchachito, tenía 20 años”.
Mario Triviño, tramoyista

Su felicidad es evidente al hablar del fuerte vínculo que el TCA ha forjado durante todos estos años con los guayaquileños. Es así, que desde el 2012 su eslogan oficial es ‘El teatro de la ciudad’. “Porque la mayoría de la gente ha estado aquí de niño, de mediana edad, de adulto. Todos, por algún motivo han venido al Teatro”, sostiene.

Considera que uno de los mayores logros es el haber fusionado la experiencia con la juventud a través de su sitio web y su constante interacción con el público a través de las cuentas del teatro en Facebook y Twitter. “¡Estamos conectados! Porque hasta yo he tenido que aprender”, dice entre risas poco antes de que su voz se corte para revelar una decisión importante: su salida como Presidenta de la Sociedad Femenina de Cultura. Luisa permanecerá solamente hasta febrero en sus actuales funciones en el Teatro Centro de Arte, pero seguirá apoyando en gestión cultural.

Una formación integral

Rosario Delgado, quien comenzó a colaborar en 1989 en la Escuela de Ballet y desde 1999 ocupa el cargo de directora de las Escuelas, resalta que el teatro haya enriquecido la formación de muchos jóvenes y niños a través de este espacio.

Yo colaboré desde la construcción del teatro y luego pasé al área de la iluminación. Es un mundo totalmente distinto y una satisfacción indescriptible”.
Jimmy Briones, luminotécnico

“Un país que no solo maneja una buena educación, sino también una buena formación artística es un mejor país”. Este reconocimiento les llegó también de manos internacionales a través del Concurso Internacional de Academias de Danza (CIAD), en el cual, el año pasado, se hicieron acreedores del premio a Mejor Academia. Delgado destaca también el programa Semilleros que desde el 2006 da la oportunidad a niños de escasos recursos a acceder gratuitamente a la enseñanza artística en horarios matutinos, previa audición.

Otro tema importante en los últimos años del TCA fue la reestructuración de su compañía de ballet, cuya actual directora es la panameña Jéssica Abouganem, de 28 años. Ella formó parte del Ballet Nacional de su país natal y se radicó en Ecuador desde febrero del 2011. “Me siento muy feliz en un cargo al que no hubiese aspirado en muchos años. Soy joven todavía, pero creo que gracias a las bases que traigo he podido colaborar de la mejor manera posible”.

La celebración

Enero es el mes elegido por el Teatro Centro de Arte para celebrar su aniversario. El 16, la Escuela de Ballet tendrá su presentación bajo la temática ‘Del Óscar a la danza’ para la cual se han escogido bandas sonoras ganadoras de premios de la Academia. Esta función se efectuará a las 19:30 con un costo de $ 20.

El 17, se ofrecerá un programa especial en el que se presentará teatro, danza y música. En teatro, se pondrá en escena un fragmento de la obra Hurlyburly escrita por David Rabe y dirigida por Steven Ditmyer, quien llega desde Nueva York para la ocasión. Se disfrutará también de una coreografía del maestro Roberto Rodríguez y finalmente intervendrán el coro del teatro dirigido por Álex Rodríguez y la Orquesta de Cámara del TCA.

De acuerdo con Monika Cuesta, directora artística, la idea es dar a conocer sus trabajos. “Poner en escena lo mejor que tiene el teatro, que es el resultado de la labor que se ha venido haciendo estos últimos años”. La entrada al espectáculo del 17 es gratuita, con invitación. (D.L.)