Cómplice del barro
Una afición que se revela. Iti Vera exhibirá sus piezas en el Museo Presley Norton desde este 29 de abril.
Se quita las sandalias antes de sentarse en el torno. “No puedo trabajar con zapatos”, aclara. Se recoge el cabello con un pañuelo y se amarra el delantal en la espalda.
Esta mañana, Iti Vera no es una ejecutiva de televisión; es una mujer que se ensucia las manos en el barro que se escurre entre los dedos hasta que consigue darle forma. “Siempre me preguntan si yo planifico lo que quiero hacer antes de sentarme a trabajar. Pero no, el barro sabe en lo que quiere convertirse y yo solo lo ayudo a descubrirlo”, dice.
Lejos del corre-corre de los sets de televisión, su labor junto al barro no tiene un horario fijo y le permite presentarse descalza.
Ese trabajo, que comenzó como una afición personal hace cinco años, será expuesto esta semana a los visitantes del Museo Presley Norton en la exposición que se ha denominado Tierra, el sentido de crear, y que recogerá algunas de las piezas elaboradas por ella.
Videos tutoriales de YouTube fueron sus maestros iniciales. Gracias a esas explicaciones audiovisuales, Iti elaboró sus primeras vasijas. “Hice cientos de piezas torcidas, algunas con paredes muy gruesas hasta que finalmente perfeccioné mi técnica”, comenta.
Su manera de trabajar sorprendió al maestro cuencano José Cumbe, con quien compartió un fin de semana, aprendiendo su arte. “Luego supe que las personas que son zurdas deben trabajar con el torno girando en el sentido de las manijas del reloj, y esa es la forma en que yo trabajo, aunque soy derecha”, explica. “Y el maestro se reía porque trabajo como zurda, pero ya no puedo corregirme. Esa fue la manera en que aprendí a tornear”.
Un acto de magia
Con las manos manchadas por la tierra húmeda, Iti confiesa que siempre se ha sentido atraída hacia la imagen de una persona modelando el barro, exhibiendo así que tiene el poder de transformar, poco a poco, con las caricias de su talento, una mezcla de tierra y agua en un objeto hermoso, como si fuera un truco mágico. Por eso, cuando encontró arcilla de venta en un almacén no dudó en comprarla para aventurarse a modelarla.
El trabajar con este material le causó lesiones en las manos (tendinitis) y ahora tiene un dolor constante, pero eso no la alejó del barro. Armó su taller en el segundo piso de su casa, herramienta por herramienta, para hoy convertirse en aquel refugio de hechizos donde almacena con amor sus piezas terminadas, su torno eléctrico, las pinturas, los pinceles y el horno en el que finaliza el proceso (siempre lo enciende para quemar varias piezas, nunca una sola).
En esa habitación, Iti no entra a trabajar, sino para relajarse. “Es mi espacio, nada me molesta, nada me perturba. Prendo un incienso, escucho música y empiezo a moldear. Ese contacto con la tierra me conecta con mi esencia, pues al trabajar con alfarería se mezclan los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego”, expresa.
Al pasar el tiempo, empezó a compartir algunas de sus creaciones en las redes sociales y recibía muchas respuestas. ¿Dónde las puedo comprar?, ¿cuánto cuestan?, ¿dictas cursos? Pero Iti prefería obsequiarlas a sus amigos cercanos. “Siento que son regalos personales y muy especiales”, comenta.
Sin embargo, el interés de otras personas la persuadió para que aceptara la invitación a realizar esta muestra. “Me convencí de que mi trabajo puede ser apreciado y ser visto como algo interesante”.
Y más que eso. Iti cree que esta muestra puede contribuir a que los visitantes reflexionen en la labor de los alfareros nacionales y lleguen a apreciar su obra, como ocurre en otros países. “En México, servir la mesa en una vajilla de Talavera (Puebla) es un honor (...). Es parte de su cultura apreciar el trabajo hecho a mano”. (I)
Información: La muestra se inaugurará el miércoles 29 de abril, a las 19:00. La entrada es gratuita. 229-3423.