Marina Abramovic: Su cuerpo habla
La serbia Marina Abramovic lleva 40 años trabajando para que el performance sea considerado una expresión artística digna de los museos más importantes.
En sus inicios la llamaban loca. Pero solo era una incomprendida. Ahora el mundo la entiende lo suficiente para que la revista Time la considerara una de las cien personas más influyentes del planeta.
Nacida hace 68 años en la antigua Yugoslavia, Marina denomina a la performance como “una forma viva del arte basada en el tiempo y es necesario estar allí para experimentarlo”. Dio ese concepto en Buenos Aires, cuando en abril anterior fue invitada a la Primera Bienal de Performance. “Nos das tu tiempo, te damos una experiencia”.
Su experiencia más extrema ocurrió del 14 de marzo al 31 de mayo de 2010, cuando en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York permaneció jornadas de ocho horas diarias sentada en una silla para mirar cara a cara a todo visitante que se sentara al frente, en silencio. La muestra se llamaba The artist is present. “No podía creer cuánto dolor y cuánta soledad tenían esas personas que se sentaban frente a mí. Podía percibir cada molécula”, indicó, según una nota de la revista In, de la aerolínea Lan.
El visitante que más la impactó fue el alemán Ulay (Uwe Laysiepen), su gran amor y compañero de exhibiciones, hasta que hace 22 años se separaron. Lo hicieron con una performance inolvidable: cada uno caminó desde los extremos opuestos de la Muralla China para encontrarse en la mitad, abrazarse, y no verse nunca más. Esa caminata les duró 90 días, ella de este a oeste y Ulay en sentido contrario.
Sentimientos interiores
En Buenos Aires, Marina aplicó su Método Ibramovic, que ha sido empleado por artistas como Lady Gaga, para encerrar en un salón a 300 personas en silencio, sin celulares o relojes, para que realizaran un recorrido que los llevó a contar granos de arroz o lentejas. O contemplar cartulinas de colores. Tal situación los ayudaría a conocerse mejor interiormente.
Su próxima performance será del 7 al 19 de diciembre en el Park Avenue Armory (Nueva York) junto con el pianista ruso Igor Levit. Ellos guiarán a los asistentes a profundizar en el concierto Goldberg Variations, de Johann Sebastian Bach.
“Siempre nos proyectamos en el futuro o nos reflejamos en el pasado, pero somos tan poco conscientes del presente”, indicó Marina como una situación que, a través de su arte, propone al público resolver con grandes experiencias. (M.P.) (I)